Si me encuentras mirando al cielo, admirando el paisaje, caminando en la playa o bajo la lluvia, no preguntes cual es el motivo. Si me ves jugando con los niños en las horas de trabajo, sin atender a los llamados de los dueños de la empresa, si estoy en el panteón orando y no asisto al templo con los devotos creyentes, no preguntes ni intentes comprender mis razones o pretender que sabes lo que yo mismo ignoro.
Si no he llorado en la muerte de mi madre, deje de asistir al funeral de mi padre , estuve ausente en la boda de mi hija en el festejo por la graduación de mi hijo, me fui lejos sin despedirme y regresé sin saludar ni contar detalles de mi viaje, no preguntes o intentes adivinar lo que en mi causa tales acciones , ni saques conclusiones que estarán equivocadas porque tú no estás en mi lugar, no eres yo .
No preguntes que hice en la distancia , que planes tengo para hoy o que espero del mañana , porque jamás he de contestar lo que mi alma guarda, lo que no importa a otros.
De mis escritos y su causa no indagues, critiques ni les des mayor importancia, son solo notas que no dan respuestas ni soluciones a tus propios cuestionamientos, no son fórmulas para solucionar tus problemas ni los míos, ni los retóricos escritos de un sabio que me dicto en el silencio, me revelo en la soledad.
No cuestiones su contenido, aparta tus conjeturas, deja de lado los intentos para descifrar los mensajes escondidos en los laberintos de ideas, en los pensamientos que en tormentosos momentos o en los sueños y fantasías se formaron.
No preguntes al viento ni busques en las aguas del mar aquello que no tiene respuesta, no te afanes en desear demasiado, es absurdo no gozar lo que tienes, buscar lo que ignoras si conviene.
Cuando dejes de preguntar encontrarás la respuesta correcta.
JuanAntonio Saucedo Pimentel
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