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sábado, 29 de junio de 2024

Sin dejar nada

 Bien de mi que no tengo nada que dejar, nadie espera con ansias mi final, no tengo acreedores que se preocupen ni deudores que se alegren al verme partir, estoy casi tan libre como cuando llegue a este mundo con algunas experiencias dulces y amargas, con recuerdos de felices momentos o desilusiones que afectaron mi espíritu, pero nada grave que lamentar, un poco de sal no hace mayor daño y si hubiera demasiado dulce me hubiera empalagado , de modo que no hay queja, ni algo que resaltar en mi existencia, si acaso el haber pasado por el mundo con la consciencia para disfrutar sus maravillas y los talentos increíbles de hombres y mujeres que con sus actos y obras llenaron mi espacio y mi tiempo con admirables ejecuciones, proyectos fantásticos , música que me alegró el corazón, me hizo bailar emocionado, compartiendo la felicidad con mujeres que cual ángeles aparecieron para iluminar el universo, darle un toque mágico a las cosas, a los momentos en que sin mayores complicaciones me envolvieron en sus historia , me dieron sus encantos y entre risas y canto se formaron románticas historias, apasionantes relatos que están guardados en el cofre de mis mejores tesoros.

También llevo conmigo la satisfacciones que de mis hijos he tenido, el ver en su nacimiento el milagro de la vida convirtiéndose en la continuación de un proceso del que he formado parte , donde cada triunfo suyo, cada feliz momento está ligado a mi , como lo están sus sufrimientos, afianzando los lazos que nos unen ,mostrando qué hay algo divino en la constitución familiar, lo cual está conformada desde los antiguas eras envolviendo a quienes fueron y son parte de un entramado que conserva el sello , la luz de un destino que se va escribiendo por los siglos. Abuelos, padres, hermanos, hijos, familiares de distintos sitios, de odiseas no contadas donde caben los héroes y villanos las encantadas historias que se convirtieron en realidades.

Un compendio infinito de palabras formando textos escribí en el silencio, en la soledad, en espacios y tiempos diferentes, con matices y versiones que se adaptaron a las circunstancias , los sentimientos, emociones con sus personajes interviniendo en cada escena, en los cuadros para resaltar acontecimientos que se han perdido sin remedio, lo cual es de agradecerse, porque no aumentan el acervo de locuras intrascendentes. Si alguien las encuentra las deben quemar, no hay mejor manera de evitar que alguien salga afectado por mis pensamientos, argumentos alineados a la costumbre de expresarse con arrogancia, exaltando lo considerado importante para influir en la percepción de quienes nos juzgan, escondiendo los defectos, las manchas que puedan empañar la imagen.

He sido y soy el hombre que ilusionado ha incursionado en las ideas, buscando en mi propio universo respuestas que me acorarán los misterios de la vida, mi relación con el cosmos. Me acerqué a lo prohibido, observé lo motivos, el proceso de transformación constante, la verdad convertida en falsedades, la influencia de la maldad en los mortales , lo sencillo que es perderse en el laberinto de lo superfluo, de las fantasías, los placeres, el propio ego.

Por tanto os digo que no encontré nada que pueda servir de guía a quienes tengan la intención de ser mejores, busquen su propia senda, no se entretengan en los consejos ajenos, en seguir la sombra de quienes también están buscando respuestas entre las sombras de su confuso universo, el que diga que tiene la verdad en sus manos, afirme que es un sabio, está más perdido que cualquiera que acepte su ignorancia e intente encontrar un la luz en su espíritu. Cada hombre y mujer tiene su propio destino y la posibilidad de influir en en el con la consciencia despierta, con el ánimo de ser mejores, de hacer lo correcto.

Dije que nos tengo nada que dejar, pero me llevo el grato sabor de haber compartido con muchos de ustedes este mundo aún cuando no los conocerá a todos, porque de un forma u otra estuvieron en el mismo escenario, en la misma época, lo cual nos convierte en compañeros, camaradas y lo agradezco.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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