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viernes, 5 de julio de 2024

Bien por los rebeldes

 Eustaquio era bajito de estatura, en sus veinte años media uno cincuenta y dos de estatura y pesaba cincuenta y un kilos, pero era de mente despierta, inquisitiva, escéptica, siempre dispuesto a encontrar la evidencia clara e irrefutable que le proporcionará la certeza de estar en el correcto discernimiento, por supuesto eso le ganó serios problemas con sus maestros, incluso con sus padres y muchos que compartieron alguna época de su corta vida, que fue cortada por un fanático religioso que no soportó la dura crítica y cuestionamientos que Eustaquio le planteó en torno a sus creencias, pero sus ideas no murieron, había dejado suficientes argumentos para discutir durante muchos años, sobre todo en un pueblo pequeño donde él nació, vivió y murió,

Se discutieron en la escuela , en la casa comunal, en la cantina y en ,os hogares las ideas de ese pequeño hombre que tenía ideas tan difíciles de comprender, distintas a lo enseñado, a las costumbres, al criterio formado y seguido por generaciones sin que se hubieran preguntado las cosas que él afirmó y comprobó cómo equivocaciones, sin embargo  se le tenía como un rebelde, un traidor , un mal ciudadano, por alterar el orden, por sembrar las semillas de la duda y marcar un rumbo distinto para los jóvenes que fueron los que identificaron las nuevas ideas como la vía para reconocer verdades que habían estado ocultas por conveniencia o por ignorancia. Fue la puerta que se abrió para salir de as sombras y encontrar la luz del conocimiento basado en la comprobación, en el criterio devenido del lógico razonamiento, dejando siempre abierta la posibilidad de los ajustes o modificaciones por la pruebas o argumentos que se impusieran en el transcurso del tiempo.

En ese pequeño pueblo se formaron grandes pensadores, filósofos que en el anonimato dejaron documentos, notas donde sus análisis sobre distintos temas se fueron archivando en un baúl que solo podían abrir y estudiar su contenido los considerados mejor dotados para realizarlo, lo cual se fue convirtiendo en un secuestro de la sabiduría que en su momento fue popular, para ir corrompiéndose al grado de ser el principal objeto de poder entre la clase dominante.

Durante muchos años se mantuvo los secretos documentos bien custodiados, leídos y analizados por quienes ingresaban al grupo dirigente, a los líderes ricos y poderosos que mantenían el control social, perdiéndose la oportunidad de que todo el que se interesara por conocer los originarios argumentos de lo que eran los paradigmas aceptados en la vida comunitaria y otros muchos que eran de importancia para comprender la razón de ser y de la consciencia en el hombre, su relación con la naturaleza, su sitio dentro del calidoscopio cósmico, la belleza de su espíritu, la relación entre la vida y la muerte en el proceso de transformación continua en el universo, el tiempo como una dimensión en lo que ocurre se repetirá con modificaciones evolutivas etc.

El nombre de Eustaquio se borró de los registros, se cambiaron los textos por otros que se ajustaban a los interese mezquinos de quienes tenían el poder , hasta que alguien inició una nueva revolución de la consciencia, una canalización de la inconformidad , de las inquietudes que no aceptaban como cierto aquello que no proporcionaba equidad y justicia, que ignoraba los reclamos, mantenía en la penumbra a quienes eran los principales protagonistas en el funcionamiento social y enriquecía a explotadores que no tenían ningún interés en compartir sus enormes riquezas ni realizar obras que beneficiarán a la mayoría .

La revolución estalló violentamente, fueron años de sangrienta lucha, destrucción, muerte, pero al final se logró rescatar aquello que hoy se tiene por la mejor herencia, la sabiduría, la libertad de pensamiento crítico, el derecho a buscar la verdad, la justicia, la armonía, la felicidad. 

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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