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jueves, 11 de julio de 2024

Cuando la pila se agota

 Un día me encontré con uno de mis maestros más admirados lo cual me hizo sentir feliz, pero me sorprendió que que me dijese que se sentía que la pila se le había agotado, siempre tan entusiasta, dinámico, ahora afirmaba que estaba cansado de vivir. No podía creerlo, siempre lo había tenido como un ejemplo por su pasión al vivir en la aventura de la vida, en el constante aprendizaje que deja el viajar, leer, compartir con alegría cada momento, cada nueva experiencia, dando en sus pláticas una muestra de elocuente amor a la vida, de emociones y sentimientos que nos mantenían atentos a los detalles que narraba de forma tan detallada, contando sus encuentros con personajes de todo el mundo, las anécdotas divertidas, los momentos intensos qué pasó en distintos lugares , como solucionó problemas, se enamoró de bellas mujeres que dejaron el romántico recuerdo acumulado en su espíritu siempre inquieto, abierto a posibilidades, dispuesto a mostrar lo bueno de lo aprendido, dar ejemplos y pruebas de cómo existir en las crisis, cómo soportar el fracaso, levantarse ante las adversidades y vencerlas con la convicción de que somos invencibles, que todos los que hemos llegado a la edad madura, tenemos por defecto la fuerza y la inteligencia para salir adelante en cualquier problema, siempre que se tenga la voluntad de hacerlo.

Me dijo que los años se le vinieron encima, que los achaques de la vejez no le agradaban en lo absoluto, ni tener que depender de otros para muchas cosas , por si fuera poco, se sentía cada vez más solo, aún cuando familiares y amigos procuraban visitarle y llevarle siempre algo agradable, la sonrisas, los abrazos, las palabras de cariño, el tiempo para platicar y recordar los buenos tiempos. Todo eso ya es una repetida ceremonia en la que se pretende hacer que mi vida sea agradable, se agradece pero yo me retiro como los buenos actores antes que el escenario se apague.

Me sentí un tanto triste de verlo con tan cansado y falto de entusiasmo, pocos meses después me enteré de su fallecimiento y pensé que el llegar a esos años en que la pila se agota, cuando la energía, el ánimo se pierde, cuando ya no existe el motivador que impulse las acciones, el deseo de vivir se cambia por el de descansar, entonces no hay mucho que argumentar para revertir el proceso, lógico, infalible, se termina un ciclo.

Me gustaría enfrentar con esa tranquilidad el fin de mis días, pero tomando en cuenta que me la paso entre la realidad y las fantasías, creo que ha de acontecer sin apenas percatarme de la diferencia, morir lo puedo convertir en el sueño profundo donde he de viajar a los confines del universo, adentrarme en mi cosmos interno, descubrir el origen de mis ideas, la magnitud de los pensamientos desde el principio del tiempo hasta el actual, donde se puede ser inmortal por deseo, o definir la vida como una dimensión en que se espera la siguiente etapa de un viaje que me conduce al encuentro de lo que soy en relación con otras dimensiones, con los seres que traspasaron el formato humano y alcanzar grados superiores.

El develar de los misterios, el recorrido por los anhelos dando tema a representaciones majestuosas donde el tiempo no existe, ni la negación se conoce, el espacio se transforma con los deseos y los escenarios son amplificación de versos de un poema inspirado en lo superfluo.

La vida se me irá sin darme cuenta entre la brisa del mar, la lluvia en la montaña o la corriente de los ríos, mi espíritu sentirá un ligero cambio, un paseo por un campo, una caminata por un sendero bordeado de aromáticos arbustos donde el trino de los pájaros se escucha mientras con lento paso sigo la ruta marcada por alegres mariposas.

Contento me alejó del mundo donde he experimentado cosas maravillosas, emocionantes aventuras, romances apasionados, dramáticos y violentos sucesos, de lo amargo y lo dulce probado, por lo cual agradezco y sobre todo por los momentos compartidos con aquellos que considero amados, a los considerados adversarios, los que les fue imposible soportarme, mis disculpas, simplemente somos distintos y seguiremos cada quien su camino.

Me iré con un buen sabor de boca, sintiendo que tuve la oportunidad de ser y hacer , conocer un poco de lo maravilloso que es el universo, el experimentar en carne propia el placer y el dolor, mucho amor sin sentir jamás odio, aunque si la furia ante la injusticia, un poco de nostalgia por lo que se perdió en el tiempo, en los cambios que marcó el destino, pero fue un buen alimento a mi espíritu, un excelente vino el que he bebido.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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