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martes, 2 de julio de 2024

La peor lucha

 Cuando inicie la educación escolar me pareció cosa sencilla , memorizar y repetir lo que los maestros enseñaban afirmando que eso facilitaría el vivir bien, ser aceptado en la sociedad, concernirme en un hombre productivo, bien preparando, educado, con las herramientas para triunfar en la vida. Hoy puedo afirmar que algo no resultó bien, no soy de los triunfadores que ganan prestigio, honores, riqueza y se sienten orgullosos de lo que han logrado. 

Me sigo viendo como un perdedor que se equivocó de ruta, en algún sitio y por motivos desconocidos me quedé en pausa y no he salido de ese estado viendo como la vida transcurre, se escapan mis capacidades físicas y mentales sin que pueda hacer nada al respecto, ni siquiera hago el intento para romper el espasmo mental, la indolente forma de observar lo que sucede, sintiendo que es un espectáculo interesante, divertido, algunas ocasiones emocionante, en otras bastante trágico, pero siempre repetido aún cuando con ciertas variaciones por los cambios de escenario y personajes. La vida de otros, los sucesos, sus emociones o sentimientos son muy importantes para intentar comprender cual es mi situación en comparación sin mayores calificativos, críticas o aspiraciones de cambio, sino como una mera curiosidad, simplemente por escudriñar mi propio ser en relación con mis semejantes, si es que se puede decir definir de esa manera por la simple apariencia, aunque en el fondo las diferencias entre cada uno pudieran dar un amplio espectro de seres con marcadas diferencias, algunas tan grandes que resulta difícil creer que son de la misma especie, tal es el caso de los que se sienten dueños del mundo y los que se están sumidos en los confines de su miseria sin entender cómo llegaron ahí.

 El caso es que yo estoy en una clasificación que comprende a los que luchan consigo mismos, teniendo como peor enemigo la capacidad de pensar e intentar encontrar significado a las ideas que de pronto se presentan como chispas en la mente par iniciar un proceso en el que se establecen los pros y los contra para una acción o para refutar la ejecución, siendo, en mi caso, lo más seguro. Que incongruencia! Lo más seguro es que no es seguro hacer, ejecutar una acción simplemente por tener la posibilidad de hacerlo, ya que , según lo entiendo, hemos estado actuando con más errores que aciertos, de ahí que tengamos tantos conflictos que no se resuelven y van de lo personal a lo general, de un simple disgusto familiar a una guerra sin que se tenga un minuto de verdadera tranquilidad en el mundo, de ahí que lo veo como un espectáculo que siempre propone lo mismo.

La lucha constante la transfiero a mis pensamientos, por un lado argumentando que poco debe importarme lo que a otros sucede, los eventos fuera de mi control, pero al mismo tiempo no deseo ser indiferente ante lo que acontece y observó, me inquieta el darme cuenta de nuestra empecinada forma de repetir los mismos errores y luego me digo, así ha llegado a este punto la humanidad, con sus tropiezos y caídas, con sus historias repetidas se ha podido levantar un futuro que tiene esperanzas de ser mejor, como un alivio programado desde el fondo de la ignorancia, como una luz entre las sombras.

Quien soy para cuestionar lo que soy o debo ser? Para que complicarme el existir planteando preguntas y buscando respuestas que nadie ha podido contestar, mejor disfrutar de los placeres que ofrece el vivir entre la ignorancia y la ilusión, en la interpretación que del mundo hace cada hombre y mujer a su manera, dejar que la realidad se diluya envuelta en fantasías y quimeras para gozar sin impedimento alguno.  No puedo hacerlo, estoy condenado a seguir cuestionando si eso tiene algún sentido, si ese es el principal motivo del vivir cuando existe un universo desconocido en lo que somos, en lo que está sucediendo en un mundo complejo y lleno de misterios donde se dan toda clase de elementos, de manifestaciones que me impulsan a pensar qué hay algo más grande que simplemente seguir las huellas de quienes actúan por consignas, por patrones grabados en repetición continua, por paradigmas inducidos sin atender a la comprobación.

Seguiré luchando hasta el fin entre lo que soy y lo que deseo encontrar en mi ser, entre mi ignorancia y el ánimo de saber si es qué hay algo más en la capacidad de pensar del hombre, no como parte de la ciencia, sino como la esencia de su origen divino.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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