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jueves, 4 de julio de 2024

Las afirmaciones

 Facundo era un hombre de treinta y cinco años y dos meses de edad, con buena constitución física, inteligente para resolver problemas cotidianos, inesperados dilemas que no faltan en la vida. Decían de él quienes le conocían de siempre, que tenía un corazón de oro, que siempre que le era posible ayudaba a su prójimo y que era una lástima que no hubiese estudiado para ser sacerdote, médico, o que se le hubiera impulsado para ser dirigente del pueblo.

Le agradaba su trabajo de campesino, con su azadón al hombro, su machete en la cintura, caminaba diariamente a su parcela con paso tranquilo, como si fuera rezando, seguido de su fiel compañero, el perro que alguien le regaló y que ya estaba viejo. 

Esa calma se rompió cuando apareció en el pueblo la primera radio y poco después una televisión que encendida todo el día trasmitía las noticias más disparatadas que pudieran imaginar y anuncios de toda clase de cosas, alguna que no tenían ningún sentido para los agigantes de aquel poblado alejado y de pocos habitantes, que desde ese día pasaron a ser comentaristas de lo que se trasmitía por los eléctricos aparatos .

Afirman qué hay ciudades con millones de personas a punto de morir por un mal extraño que se llama virus de no se que!

Dicen que puede desatarse una gran guerra y que tienen armas que pueden destruir una ciudad entera en unos segundos.

Disque las enfermedades vienen de la mente, que todo se puede curar con un control mental que enseñan a tener con cursos que se hacen a distancia por algo que llaman internet.

Pos yo escuché que venden aparatos para no tener calor, que son clima artificial, de aire acondicionado.

 No estarán locos esos anunciantes que afirman tener el remedio para la vejez, el tratamiento par quitar las arrugas, las canas y hasta le pueden poner nuevo cabello a los calvos.

 Eso no es nada, ya están diciendo que unos van a llegar a la luna y retornarán con muestras, para que no haya duda de su viaje, me imagino.

Así de hora a hora se escuchaban los comentarios más diversos sin atender a los asuntos diarios que normalmente se habían tratado en los lavaderos públicos, en la iglesia o en la casa comunal.  

Una noche los aparatos fueron destruidos mientras el pueblo dormía y al amanecer era un verdadero griterío que lamentaba la pérdida de la información de la capital, pero Facundo les calmó diciendo que dejarán de lamentarse, ahora ya podrían poner de nuevo atención en las cosas que eran importantes para su vida . Dejarán de comentar cosas que no les atañen, pensar en esas afirmaciones que llenan el pensamiento de ideas que no tienen sentido, esos que les hacen creer que se puede tener y hacer cualquier cosa sin darles los medios ni la completa respuesta para lograrlo. Tenemos que seguir cultivando para tener alimentos, cuidar de la limpieza de nuestros hogares, educar a los hijos, construir lo necesario para tener un mejor sitio para vivir, una mejor escuela, atender la compra de materiales, separar las semillas para la próxima siembra, mejorar el camino y los boidos del río para que no se nos venga el agua en las lluvias, y conseguir el mejor precio para vender la cosecha , es es lo que por el momento tiene que atenderse, pero si quieren pueden ir a la ciudad a conseguir otros aparatos que les llenen los oídos de falsedades o de cosas que desconocemos, pa’ el caso es lo mismo,  poco o nada nos afectan . En cambio sí es de relevancia que se pierda el tiempo discutiendo tantas cosas que ni sabemos si son realidad o fantasía.

En el pueblo ya nadie tuvo la intención de adquirir otro aparato, se les clavó en la mente las afirmaciones de Facundo, que de viejo se sentaba en su mecedora y tomaba una tasa de té  mientras contaba a los niños anécdotas e historias que inventaba donde aparecían duendes que deseaban acabar con los hombres utilizando aparatos que repetían mentiras noche y día, que aturdían las mentes,  infundían temor a los habitantes para poder controlarlos, pero siempre había quienes encontraban la forma de vencerlos y así el pueblo podía seguir viviendo feliz. Les acósense Java respetar a sus padres, a sus maestros, a las personas que por su experiencia podían enseñarles algo útil y a no dejarse engañar por los que afirman que lo saben todo, que tienen en sus poder todo lo necesario para ser felices,

Recuerden, cualquiera que de manera imperativa afirma tener la razón y tener todas las respuestas es un farsante, un ser que se ha perdido en su propia ignorancia.

Un hombre sensato no afirma con palabras , sino con acciones y hechos concretos , mientras recorre el sendero de su vida va dejando buenos ejemplos y obras para el bien común.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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