### 🔥 **"El Portador del Falso Fuego"**
El pueblo se llama **Las Joyas Vivientes**, no por oro ni piedras preciosas, sino porque cada persona, cada árbol, cada manantial, es considerado una joya viva del mundo.
Sus calles son senderos de tierra apisonada y piedra bien acomodada , sus techos de teja roja ,todo trabajado con manos de gentes que cantan mientras trabajan.
En el centro, bajo un ceibo milenario, está el **círculo del consejo**, donde nunca se grita, pero siempre se escucha.
Las costumbres no se enseñan en libros.
Se transmiten en el silencio del amanecer, en el pan compartido, en la mirada que corrige sin ofender.
Y así, sus espíritus están templados:
no por armas,
sino por **coherencia**,
no por fortalezas sino por **unidad en los principios**.
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- **El Portador del Falso Fuego**:
Un hombre de voz grave, ojos brillantes, ropa elegante. Llega en una nave pequeña, que aterriza sin polvo, como si el viento la guiara.
Karn baja de su nave un dron de ocho hélices silencioso y con un gesto de magnanimidad.
—¡Pueblo de Las Joyas Vivientes! —anuncia—.
He viajado entre estrellas para traerles la **verdad que los demás ocultan**.
El mundo exterior se pudre.
Están gobernados por traidores, por débiles, por ciegos.
¡Pero ustedes… ustedes pueden ser los elegidos!
¡Conmigo, romperemos las cadenas!
¡Serán libres!
¡Serán fuertes!
¡Serán los dueños del futuro!
El pueblo escucha.
Nadie aplaude.
Nadie grita.
Solo el viento pasa entre las hojas.
El ambiente es tenso como pocas veces y los comentarios pasan rápidamente se esparcen convocando a una reunión de consejo.
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#### 🔍 **El debate bajo el ceibo donde el consejo del pueblo se reúne y esta vez todos participan.
Doña Alma se levanta, tranquila.
> —Karn, mensajero…
> antes de seguir, queremos entender.
> ¿Qué cadenas quieres que rompamos?
> —¡Las cadenas del pasado! —responde Karn—.
> De la tradición, del miedo, de la sumisión.
> ¡Ustedes viven como si el tiempo no pasara!
> —¿Y qué propones en su lugar? —pregunta Don Timoteo
> —Un nuevo orden.
> Yo los guiaré .
> Ustedes seguirán mis consejos, mi liderazgo !
> Así alcanzaremos lo mejor!
Un silencio.
Un joven levanta la mano.
> —¿Y si no queremos obedecer?
> —Entonces —dice Karn, con frialdad—, serán enemigos del progreso.
Maya sonríe, sin malicia.
> —Hablas de libertad…
> pero solo ofreces seguir tus ideas.
> ¿No es eso lo que haces tú?
> ¿No es eso lo que han hecho todos los tiranos ? No creas que somos ignorantes por no tener máquinas haciendo el trabajo, es respeto a la naturaleza .
Karn se inquieta.
> —¡Yo no soy como ellos! Esos dictadores, yo traigo el fuego nuevo , para poner el futuro en sus manos,
> ¡Yo soy diferente!
> —¿En qué? —pregunta Doña Alma.
> Tus palabras son viejas:
> “triunfar ”, “conquistar ”, “igualdad”, “progreso”, “justicia”
> Esas mismas palabras usaron los que quemaron bosques,
> los que dividieron familias, sembraron odio, los que mataron en nombre de la paz.
> ¿Por qué deberíamos creer que tú no harás lo mismo?
> —¡Porque digo la verdad! —grita Karn.
> —La verdad no necesita gritar —responde Don Artemio, La verdad fluye como el agua del manantial:
> clara, sin prisa, sin violencia.
> Tú hablas de abundancia… pero no dices de dónde viene. ¿La traes en tu nave? ¿O la tomarás de nosotros?
Kaen guarda silencio, se nota perturbado.
> —No has dicho cómo será ese nuevo orden —insiste Maya
> ¿Habrá música?
> ¿Se seguirá cuidando el río?
> ¿Los niños seguirán soñando?
> O solo habrá órdenes… y miedo disfrazado de lealtad.
El viento se detiene.
Hasta el duende deja de masticar.
Karn baja la mirada.
Su voz ya no es fuerte.
Es apenas un hilo.
Tienen razón, debo admitirlo, estoy sorprendido ya admirado por su forma de vivir, de defender sus valores.
> —No… no vine a salvarlos. Soy agente de un gran consorcio que se adueña de tierras en todo el mundo.
> Vine a reclutarlos.
> A dividirlos. A controlar para obtener dividendos.
> A resquebrajar su unidad y convertirla en debilidad.
> Porque donde hay uno solo, no se puede entrar.
> Pero donde hay dos bandos…
> entra el fuego.
>
> Yo no soy mensajero.
> Soy cazador de oportunidades ,
> He sembrado odio en cien pueblos.
> He hecho que hermanos se odien por una palabra.
> He vendido “verdades” que solo sirven para que otros ganen.
> Pero aquí…
> aquí no hay fisuras.
> Ustedes no se dejan seducir por el miedo.
> No se enojan cuando se les pregunta.
> No buscan un libertador …
> porque ya son libres.
>
> Nunca…
> nunca he encontrado un pueblo así.
> Tan fuerte.
> Tan claro.
> Tan vivo.
>
> Y por primera vez…
> siento vergüenza.
Se para en el centro de la reunión e inclina la cabeza,
No por sumisión.
Por humildad y dice emocionado:
> —He vivido una mentira.
> Y hoy, por primera vez, he tocado la verdad.
> Gracias.
> No por perdonarme.
> Sino por mostrarme que otra forma de vivir es posible.
> Me voy…
> no con oro,
> no con seguidores,
> sino con una lección:
> **ser honesto… es vivir plenamente.**
Sube a su dron. La nave despega, silenciosa, como si el cielo la alejara con cuidado.
> Y el duende, desde su rama,
> dejó caer la semilla de la fruta que comía.
> —No fue la fuerza lo que lo detuvo —dijo—.
> Fue la claridad.
> Porque **contra la verdad bien vivida,
> ningún fuego falso puede arder.
> Los pueblos no se defienden con muros,
> sino con costumbres que no se negocian.
> Con palabras que no se doblan.
> Con corazones que no temen preguntar:
> *"¿Y eso… para qué sirve?"*
> Así son Las Joyas Vivientes.
> No porque sean perfectas.
> Sino porque **eligen, cada día,
> ser fieles a lo fundamental.**
> Y eso…
> eso es invencible.
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