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miércoles, 12 de junio de 2024

Aceptado

 Mientras se restregaba los ojos intentando despertar del todo en una fría mañana de febrero, Rumualdo pensó que tendría que apresurarse para no llegar tarde al examen para entrar a la universidad, metió sus pies en las pantuflas, se levantó medio mareado y se encaminó al baño que a sólo once  pasos dados tantas veces le parecieron ser los que le iniciaban a un día de mucha tensión y en el cual estaba en juego su futuro, ser aceptado era el objetivo planteado desde que se convenció que la única posibilidad de mejorar su condición económica social era obtener un titulo que le abriría las puertas a mejores empleos, a la aceptación de los ya titulados que formaban una élite con herméticos y sutiles comportamientos que le marginaban sin miramientos, al menos eso es lo que le sentía, tal vez era sólo su baja auto estima o sus temores escondidos en el inconsciente dadá su condición de tantos años viviendo en la miseria extrema. Era difícil de superarlo , pero ahora estaba a punto de lograr su sueño, emocionado se secó el cuerpo, peinó su cabello ensortijado con los dedos y se vistió rápidamente. Apenas probó algo del desayuno preparado por su madre quien le dió la bendición cuando salió al helado ambiente de la calle donde ya el ruido de la gente apresurad, del tráfico atascado como de costumbre en la hora pico. Todo normal cuando tomo el autobús y vio los rostros de gente que a diario subía a la misma hora en los mismos sitios para ir al trabajo, la escuela, sus negocios, las oficinas o al deportivo, en sus chamarras y abrigos en sus ojos atentos al recorrido y cada uno preocupado por sus propios motivos. Largo y lento le pareció el recorrido pero estaba a tiempo cuando bajo en su destino, la parada donde todos los estudiantes y maestros encontraban puestos de tamales, atole, tortas , hamburguesas, y otras cosas para quienes no habían podido tomar alimento en sus casas o albergues, que muchos había que en esa condición estaban en la ciudad.

De pronto se vino la tempestad, el caos, los gritos el correr en estampida intentando encontrar un refugio ante la agresiva ola de un nutrido grupo de individuos que con largos garrotes golpeaban indiscriminadamente mientras gritaban como locos “mueran los intelectuales rojos” fue cosa de minutos que dejaron heridos, cuerpos caídos de mujeres y hombres, las sirenas de patrullas aturdiendo, la incapacidad para defenderse, el tumulto en desordenado escape , la inconsciencia al recibir un fuerte golpe en la cabeza.

Despertó en el hospital mientras lo jalaban fuera de la camilla uniformados que lo subieron a una patrulla y lo condujeron a los separos donde otros muchos estaban sin comprender lo que sucedía, con el coraje en sus ojos, con el temor en sus corazones el pensamiento turbad, las emociones encontradas, la desconfianza, en las autoridades que habían participado en la agresión. Alguien grito “ todo por culpa de esos revoltosos de la facultad de leyes” las mentadas de madre se dispararon en todas direcciones con voces enfurecidas a favor y en contra, empezaron a empujarse en ese amontonado espacio donde apenas de pie cabíamos y nos bañaron con agua fría salida de las mangueras para incendio, nos calmamos después de resistir pocos minutos y me desmayé nuevamente.

Una semana después me sentí recuperado e intenté poner en orden mis ideas, busqué información de lo sucedido y solo encontré unas cuantas notas donde se decía que habían reprimido un levantamiento dirigido por opositores al gobierno, la universidad permanecería cerrada, los estudiantes y maestros apoyando la huelga de los trabajadores sin mayores detalles se daba como principal articulo la posición que el gobierno tenía para establecer el orden y garantizar la seguridad de los ciudadanos apegándose a las leyes y con el decidido apoyo de todas las instituciones. 

Fue entonces cuando empecé con problemas de memoria, no recordaba muchas cosas de mi pasado, no entendía cosas que estudié durante años, incluso aquellas en las se me consideraba bien capacitado se perdieron en solo unos días a causa del golpe, los médicos me dieron pocas esperanzas de recuperación, algo por ,o menos no había perdido, el conocer la causa de mi estado y el poder atender requerimientos básicos para mi subsistencia, podría trabajar en una fábrica o ser empleado en una tienda, algo que no fuese complicado, total, las cosas habían cambiado y lamentarme no me cambiaría o retornaría a mi anterior estado.

Lamentable sin duda, pero la vida siempre nos depara sorpresas, nos tenemos que adaptar a los cambios que se van presentando y continuar con el ánimo en alto. 

Empecé vendiendo artículos de cocina de casa en casa, que cambié poco después por perfumes que ofrecía a empleados de las tiendas o negocios, incluso con crédito cuando tenían buenas referencias por los años trabajando en el mismo sitio, algo que aprendí sobre la marcha.

Las ganancias producidas la invertí en otras mercancías de temporada, en fin de años juguetes, joyería ropa de invierno, en el día de las madres flores, joyería, relojes, artículos para el hogar, para el día de la amistad, joyería, principalmente , las cosas resultaron bien y contraté colaboradoras con excelentes aptitudes para las ventas, lo cual nos hizo que pronto tuviéramos el capital para conformar una compañía de importación e importación a mediana escala.

Los dolores de cabeza que me habían estado molestando se intensificaron, la concentración la fui perdiendo, me sentía intranquilo, dejo de interesarme el negocio que se fue diluyendo mientras buscaba ayuda médica.mi madre murió en la iglesia mientras oraba por mi salud, eso me produjo gran pena y abandoné mi casa, me fui lejos, a otro estado donde nadie me conociera, deseaba estar solo, no dar explicaciones, que no me tuviesen compasión, no preocuparme por el futuro o por lo que fue el pasado, olvidar para sentirme tranquilo , dejar de repasar las posibilidades , las consecuencias, de un suceso donde un desconocido dio el golpe que extinguió mis sueños y marcó mi destino, sin que él se enterara jamás de lo provocado.

Hoy cuando vago por el parque o por las calles del centro de la ciudad pidiendo de caridad algo para comer, cuando con obsesivo esmero pulo mis gastados zapatos y llego por las noches a un albergue para viejos, me veo a lo lejos en mis pensamientos entrado al examen para la universidad , loco de contento llegando a mi casa, anunciando a mi madre que me habían aceptado.

Rumualdo falleció esa noche después de hacer sus oraciones y comer una rebanada de pay de queso que tanto le gustaba, sus compañeros de albergue se repartieron las pocas cosas que guardaba bajo su cama.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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