En cada relación que he tenido con hombres y mujeres a lo largo de mi existencia, he encontrado la diversidad de pensamientos y opiniones, de características que forman el intrincado mapa de vínculos que se interpretan en cada persona de forma diferente y consecuentemente sus respuestas, su forma de actuar.
Afortunadamente tenemos la capacidad de encontrar formas de entendimiento, de conjuntar lo diverso en la síntesis que mejor parece para evitar mayores conflictos y seguir adelante, esto siempre y cuando exista ente las partes involucradas la intención de hacerlo, de otra forma lo que parece sencillo se convierte en algo irresoluble, en conflicto que se puede extender por muchos años, de ello tenemos muestras suficientes donde la guerra es una constante que se ha vivido sin que eso lleve a ningún acuerdo efectivo.
La razón se pierde ante el fanatismo, las pasiones se encienden sin control, pero sobre todo, no se cree en Dios, ni se aceptan los valores humanos como principales actores en las acciones. La negación a cualquier propuesta del considerado enemigo se toma como debilidad, cobardía, traición, los líderes cargan en su espíritu el amargo sabor de la afrenta, el fuego de la venganza, el peso de una coraza que no permite entrar o salir los rayos de la esperanza, del amor y el perdón, se niega la reconciliación y se levanta el torbellino del odio.
A nivel individual no es muy distinto, lo que hace un pueblo o nación, se puede notar en millones de juzgados que en el mundo atienden los casos de individuos enfrascados en pleitos por cualquier motivo deseando que la justicia les favorezca y para ello se utilizan argucias de todo tipo y la hostilidad no se anula con un veredicto, posiblemente sea solo la renovación del pleito.
Se han dado casos verdaderamente trágicos que nos provocan horror, llevan a creer que solo un demente puede efectuar cuando es algo particular, pero en lo colectivo es aún más terrible notar que podemos dejar de lado lo humano y convertirnos en verdaderos monstruos sin limitación a la crueldad para después, arrepentidos preguntarnos, como es posible llegar a tales grados de maldad?
Tenemos la capacidad y la libertad para ser ángeles o demonios, eso está comprobado, lo mismo hacemos cosas maravillosas que destruimos y asesinamos a millones, nuestras obras buenas y malas se registran en la historia dando calificaciones según el lado de donde se juzgue, los perdedores o ganadores tiene versiones distintas, cuando en el fondo el resultado es el mismo, el motivo para seguir luchando.
Tengo que vencer, debo garantizar la seguridad, la libertad, de mis seres amados, de mi nación, que muera el enemigo, que se extinga para siempre su presencia no quede rastro de su paso por la tierra!
Cuanta locura, cuanta inconsciencia al enfrentarse a lo que es sagrado, provenir de un cósmico proceso evolutivo diseñado por el creador del universo y del cual no debiéramos apartar nuestra atención para ejecutar con cautela y respeto cualquiera de nuestras acciones y actitudes, que aquellos considerados enemigos tienen el mismo origen, el mismo fin que tienen todas las parte del conjunto sin comprender la motivación de su existencia.
La tolerancia, el respeto, el auto control debiera ser la principal enseñanza para nuestra vida , si lo hubiese aprendido y comprendido a tiempo me hubiese ahorrado muchos problemas , tendría amigos y amigas , viviera más feliz y tranquilo, pero he aprendido a fuerza de amargas experiencias, de años vividos en el error de creer que ganar era lo indicado, sin entender que las diferencias de opinión y formas de actuar dan la diversidad magnifica que se aprecia en las obras sobre la tierra, que el ser perdedor es solo un concepto que no debiera existir , por ser un calificativo que guarda falta de entendimiento del verdadero sentido de toda competencia, que es la de buscar mejorar, buscar las mejores opciones, capacitarse para próximas acciones, porque es en la competencia donde fortalecemos nuestras capacidades, encontramos formas, estrategias, conocimientos que podemos utilizar más tarde.
Nunca es tarde para aprender lo importante, lo de ayer dejémoslo en su espacio tiempo con aquello que de consecuencias tuvo, hoy puedo y espero que la mayoría podamos, hacer un cambio radical en la forma cómo reaccionamos ante un conflicto, un insulto, una afrenta, porque entendemos que sus causas principales son las que en cada ocasión hemos ha comprobado, falta de tolerancia, respeto, intransigencia, que podemos cultivar y llegar al auto control deseado para garantizar una mejor existencia.
Empezaré con la repetición continua de esos conceptos que los sabios de todos los lugares y tiempos han intentado enseñar, grabare en mi espíritu la verdadera esencia de lo que es la vida con todos sus componentes, importantes y esenciales para el proceso que garantiza su renovación constante.
JuanAntonio Saucedo Pimentel
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