En el pueblo todos nos deseábamos un buen día cuando nos encontrábamos por la mañana al iniciar labores, no era solo costumbre sino un verdadero deseo de que las cosas marcharan bien, se sentía en la entonación, en la mirada.
En estos tiempos en que la desconfianza se apoderó de la sociedad, la inseguridad se hizo un mal que se fue extendiendo, donde los medios de comunicación sensacionalistas hacen de la nota roja su principal modo de capturar audiencia, el saludo entre los habitantes se ha ido perdiendo o se ha modificado, es común decir “hola, qué tal? Qué onda?” De manera coloquial sin el sentido profundo de saber como estamos, como nos sentimos, el deseo de que nos vaya bien.
Estoy seguro que eso se ha de modificar conforme se vaya recuperando la comunicación, la confianza, se estabilice el flujo de población retornando los asentamientos de muchos años en un mismo sitio, conociéndose entre vecinos, comerciantes y todos los miembros de una comunidad que contribuyentes al bienestar común. Porque eso es uno de los principales factores para la sana convivencia, otro es el participar en las tareas, festividades y actos sociales, cooperar, según la propia condición y medios.
En ese contexto la salud física y mental se mejora, se establecen lazos de amistad, las relaciones personales y sociales se manifiestan cordialmente, existe un ambiente de hermandad que proporciona seguridad, un positivo desarrollo y felicidad.
No es tan complicado cuando se comprenden los beneficios y se encaminan los esfuerzos para lograrlo, se establecen los objetivos, se planea en cada campo las acciones dando prioridad a la educación social desde los medios de comunicación masiva, en los centro escolares, en los actos comunitarios, determinando una formación comprometida en el bienestar común. Ya se ha logrado en algunos países en donde se comprueba día a día los beneficios, dando a su población la garantía de educación, servicios de salud, empleo , habitación digna y todo aquello que se requiere para sentirse tranquilo y feliz . La cooperación es inducida por las conveniencias garantizadas en la comprobación de los resultados a corto y largo plazo, con una buena gobernanza, uno proyecto de paz estabilizador, justo y humano.
Nada del otro mundo, sencillo, eficaz, moderno, aplicando correctamente la ciencia, la tecnología, apoyándose en los principios éticos que mejor ha demostrado su eficacia.
No lo hacemos porque nos hemos enfrascado en una competencia absurda en la que vamos perdiendo nuestra capacidad de razonamiento humano entusiasmados con la ambición enferma, con el deseo de acumular riqueza y poder, en satisfacer nuestros instintos, perdiendo el sentido humano, el razonamiento sano. Cada uno intenta tener mas, sin ser mas, se distorsiona el significado de las cosas para darles un articulo de consumo, el efímero placer se torna el principal motivador, convirtiendo al hombre en un ser cautivo en sus adicciones y perdido en su propia desesperación.
Creo que aún podemos reaccionar, que la nueva generación encontrará nuevamente el camino correcto y se lograrán los cambios para tener ese ambiente de paz y armonía que tanto anhelamos. Ya se tiene reconocido el resultado de las malas decisiones, de los erróneos propósitos, de los nefastos sistemas que nos tienen al borde del abismo. Es hora de retornar a la cordura, de ver en los buenos ejemplos la ruta a seguir, convertir nuestros procedimientos en la competencia por la buena vida, por aquello que garantice que la humanidad demuestre su poder creativo, mejorando el ambiente, dando a la vida un sentido humano digno .
Con este pensamiento inició esta mañana, deseando con todo mi corazón que pases un maravilloso día
JuanAntonio Saucedo Pimentel
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