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El Gran Libro

El Libro Cuando nació la idea de escribir fue como la tormenta que de pronto aparece en el horizonte anunciando con relámpagos y truenos...

lunes, 15 de julio de 2024

Vamos por otro capitulo

 Que si me pudiera ver como fui cuando tenía veinte años no me reconocería, incluso negaría que ese fui yo, que bien que no existe una grabación que muestre mis locuras y ridiculez de esos tiempos en que pensaba , si es que a eso se le puede llamar pensar, que no legaría a los cuarenta años y que tenía que aprovechar cada instante para hacer lo que me gustaba, jugar, ir a fiestas, reuniones con amigos, la diversión antes que la obligación, afortunadamente mi empleo lo disfrutaba como si fuera otro disparatado concurso, un juego donde se intentaba hacer aquello que no entendía de la mejor manera, que diablos entendía entre mimes y miles de documentos que revisaba según las instrucciones, los enviaba a diferentes secciones que después me regresaban con sus modificación, observaciones, para reenviar a otro departamento donde algún individuo igual de ignorante que yo ponía su firma o el sello de recibido y lo enviaba al archivo sin enterarse de cuantos miles o mil los se ganaban o perdían por inversores o clientes. Un retraso mental absoluto sufrí durante años haciendo las mismas tareas rutinarias , repeticiones que me divertían por el cambio de nombres, de números con los que jugaba mis propias apuesta mentales, afirmando que ese día aparecería el número x .

Mis jefes me tenían por eficiente y con una excelente actitud, buen prospecto que subía rápidamente los peldaños en el escalafón, sin mancha en mi expediente, siempre atento a cumplir las ordenes incluso las que no eran propias de mi puesto, demostrando iniciativa, agilidad mental para resolver problemas que más de una vez fueron causa de que se me felicitara, sin que yo realmente me enterase cual había sido la razón, simplemente había hecho lo que correspondía para llegar a la conclusión de la encomienda, eso era pura diversión, mucho mejor si en las acciones habían intervenido amigos, bonitas y simpáticas compañeras con las que se concertaban citas para ir a la siguiente fiesta organizada con cualquier pretexto. El futuro no existía y el pasado se había ido a los confines del olvido, viva el placer ! No restricciones, de la noche al amanecer y después ir desvelado a seguir el juego del empleado servicial, eficiente, cordial que nunca se negaba a realizar una tarea , siempre con la sonrisa en su rostro , animando a los compañeros y compañeras sobre todo, a seguir esforzándose para ganar el derecho a situarse en los mejores lugares de la fiesta de fin de año, donde se repartían premios, se realizaban rifas, con música en vivo de buenas orquestas y presentación de artistas de renombre.

De pronto algo sucedió que reventó la burbuja, me devolvió a la realidad dándome un jalón de orejas que ya no olvidaré el resto de mis días, nació mi hijo!  Era padre al cien por ciento, responsable de una nueva vida, de quien compartiría conmigo muchos momentos importantes, a quien dedicaría mis esfuerzos, mis sueños, el fruto de un gran amor cobro vida con todas sus maravillas que me sorprenderían día a día llenando los espacios y los tiempos de otro significado. Eso debió ser un radical cambio, me detuvo en seco, la vida era diferente a partir de ese momento, pero no sabía cómo enfrentarla, nadie me había advertido lo que representaba mi nueva posición en un mundo donde yo había estado divirtiéndome como si fuera el gran campo de juegos. Creo que por un instante quedé petrificado, como podría yo con esa gran responsabilidad sin tener siquiera la mínima enseñanza, el ejemplo, la guía, los consejos de quien fue mi padre, porque fugazmente le conocí hasta lo siete años , después fui, junto con mis hermanos, objeto indeterminado, sujetos de cambios continuos entre guarderías, internados, parientes distintos, pobres vecindarios donde los vecinos nos cuidaban mientras mi madre trabajaba, luchando por sacarnos adelántate. Ella era un ejemplo para las mujeres que se queda como madres solteras, pero no la imagen del padre que necesitábamos para comprender donde radica ese honor, esa maravillosa experiencia donde se pued apoyar a un ser para realizar sus pequeños y grandes sueños, enseñarle lo que es necesario para sobrevivir en un mundo competencias, mostrarle cómo disfrutar de las cosas más insignificantes, hacer que se conviertan en importantes con dedicación, disciplina, trabajo, sin perder la ocasión de compartir los triunfos, los momentos agradables con quienes se ama.

Me perdí en poco tiempo en mis intentos por alcanzar rápidamente mejores ingresos, mejor posición, las exigencias no son bien recibidas por quienes se encumbran en el poder , renuncie para buscar un empleo que me permitiera seguir estudiando, era urgente encontrar alternativas que me llevaran a obtener los medios que dieran una mejor calidad de vida a mi familia. Descalabros, desilusiones, mi rebeldía, se fueron acumulando al ver que de nada servía mi esfuerzo, la demostración de mis acertadas observaciones o intervenciones para mejorar la eficiencia en distintos campos, siempre existía un  “pero” un superior celoso o el que aprovechaba mis aciertos como suyos. Me fui a trabajar al extranjero después de haber intentado varías formas de progresar en mi país, creyendo inocentemente que en otros lugares las cosas son distintas.  Fue experimentar nuevas y refinadas formas de objetar los intentos por sobresalir, bien por los maestros y compañeros que me animaron y mal por quienes desdeñaron mi cooperación por temor a que fuera una fuente de rebeldía, mis ideas fueron demasiado alarmantes para los que se dicen guardianes de la seguridad y el orden , voy de regreso a mi tierra con la certeza de no regresar jamás a un sitio donde el miedo es una enfermedad y los cambios les causan pánico, sobre todo cuando son propuestos por un extraño, un individuo al que consideran inferior, porque es bien conocido el racismo y la discriminación que caracteriza a muchos en el vecino país que se dice amigo.

Ya para entonces mis lazos familiares se habían fracturado, fueron años de desilusión y frustraciones, deprimentes situaciones que marcaron la separación . Mi hijo se quedó con su madre y me hice la promesa de nunca abandonarle, estaría pendiente de su vida, intentaría seguir siendo su guía, por lo menos mostrarle aquello que me parecía importante para vivir adecuadamente.

Pasaron los años, probablemente algo bueno resultó entre los miles de sucesos, las experiencias, sus propios esfuerzos, la forma como interpreto y formo su criterio, logrando lo que no logré, alcanzar sus objetivos, una carrera universitaria, formar una buena familia y disfrutar de la vida sanamente.

Por supuesto que no me puedo calificar de buen padre, ni de buen guía, pero algunas veces pienso que también los malos ejemplos sirven para no cometer los mismos errores. Hice muchas cosas de manera diferente, difícil de comprender donde intervino mi voluntad, el destino o la suerte, pero me congratulo de tener la satisfacción de ver que él es aquello que yo hubiera deseado ser, un padre  responsable, amoroso con su familia, triunfador firme creyente de la existencia de Dios.

No me puedo quejar, la vida después de todo, con sus altas y sus bajas, con sus amargos y dulces, ha resultado muy interesante,

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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