Una de las cosas que me recomendaron desde niño es el cuidar por donde camino, definir a donde me dirijo, evitar seguir a quienes creen conocer la ruta sin nunca haber estado en ella, sin estudiar el terreno o ver las señales, pero como soy bastante rebelde y obstinado, por no decir otra cosa, me dije a mi mismo, sigue por donde mejor te parezca y que viva la aventura! Consecuencia, lógicamente caí, me atasqué, me golpeé muchas veces contra la misma pared de locuras que fui construyendo , pero decía, esto no se va a repetir, soy los suficientemente avispado como para resolver el problema. Ahora se que era más tonto de lo que podía imaginar, no se ha de ignorar las enseñanzas, las advertencias de los que tienen experiencia, de quienes analizan antes de actuar y no se dejan llevar por sus impulsos, por las apariencias, porque aquello que parece cautivador, hermoso, se puede convertir en un largo y penoso camino en que se desgasta la vida inútilmente.
El legado de los sabios está escrito en libros y ahora capturado en los inmensos archivos de información que nos dan referencia de cualquier cosa que deseamos saber, pero no es en la fuente de información donde se adquiere la experiencia necesaria para caminar por los senderos peligrosos, es la conciencia la que nos propone alternativas y es nuestro razonamiento lógico el que nos ayuda a tomar mejores decisiones, siempre que tengamos la cordura necesaria para reflexionar e ir lentamente aprendiendo de los más experimentados, de nuestros padres, maestros, sabios de todos los tiempos y lugares.
Hoy en mi vejez, soy el mejor maestro de lo que no se debe hacer, el ejemplo perfecto de cómo se cometen errores por no a tender las buenas enseñanzas, creer que se puede seguir cualquier camino y hacer lo que venga en gana, les puedo demostrar que es lo peor que se les puede ocurrir, bueno, tal vez existan cosas más lamentables, como el creer todo lo que los especialistas en mercadotecnia inventan para influir en el consumo de un determinado producto, un destino paradisiaco, que me hace recordar la historia de Pinocho, al principio parece estar en el lugar perfecto para disfrutar de la vida y de pronto la cola y orejas de burro, los rebuznos y la consciencia de que se convertirá en un asno de piezas a cabeza para servir a sus captores, eso sucede ahora con quienes se dejan engañar por los continuos ataques a su cerebro, millones de mensajes durante años se lanzan con el único objetivo de capturar a los inocentes compradores de sueños, a los que empeñarán su vida para alcanzar aquello que promete ser la felicidad.
Les digo con riguroso conocimiento de lo que sucede cuando se deja uno arrastrar por el deseo, se lo lleva a uno el tren, se va a la ruina física, económica, mental, espiritual sin remedio.se convierte en borrico en menos que os lo platico, arrepentido quieres regresar sin saber donde quedo la salida de ese infierno , el pantano se extiende , las trampas están diseñadas para quedar atrapado sin remedio.
Suerte tendrás si alguien te rescata, si ocurre algún evento inesperado que cambie las circunstancias y puedas liberarte de las cadenas, pero siempre te acompañarán los remordimientos, la pena de haber perdido mucho tiempo por una mala decisión.
Mantente alerta, con pensamiento crítico, escéptico, analiza, pide consejo a los más experimentados, a los que han demostrado tomar buenas decisiones, que caminan con seguridad por los caminos que fueron construyendo con trabajo, con plantación adecuada, sin desviarse por lo fácil y superfluo. Muchas veces se encuentran personas que nos aseguran tener la clave para ser felices, para la prosperidad, pero al interrogar sobre sus objetivos, sus formas de vivir, nos percatamos que son estafadores maestros, señores del engaño, carentes del sentido humano y de valores morales, caminando por una estrecha vereda bordeada de desilusiones. Puedes ver sus riquezas adquiridas al caminar sobre las cabezas de sus adeptos, te puedes admirar de la influencia que tiene sobre grandes grupos que creen en sus palabras, la mayoría terminará siguiendo la sombra de quien alimenta su ego con la sumisión de los ingenuos creyentes.
El éxito no lo conozco por ser de esos ingenuos o ignorantes, por ser obstinado y rebelde, sobre todo por no haber atendido a los consejos de mis padres, a las enseñanzas de los buenos maestros. No hagas lo mismo, no cometas esos errores, te mereces la oportunidad de caminar por una senda segura donde exista, la bondad, el conocimiento, la justicia, el amor.
Cuando estas palabras escuche tenía nueve años, fueron de un hombre que nunca supe su verdadero nombre, le ponían apodos los vecinos que le daban un poco de comida y algunas veces dinero por barrer la calle o hacer alguna otra tare de las que nadie desea realizar. Se conformaba con poco, vivía en la calle porque afirmaba era el mejor para sentirse libre, ningún muro que marcara límites, muchas alternativas para disfrutar el paisaje, conocer personas, ver como se realizan los distintos intercambios, relaciones, conflictos, amistades sin complicarse la existencia, siendo un espectador que admiraba la representación diaria de distintas obras. Fue una lástima que perdiera la comunicación con ese señor de las calles, al cambiar de domicilio a un sitio alejado ya nunca lo pude ver y escuchar sus disertaciones, pero algunas cosas se me quedaron grabadas, sobre todo la sinceridad al reconocer que no fue aquellos que se reconoce como un hombre responsable, para mi si lo era, porque asumió su papel con total conocimiento de lo que eso podría representar en su vida, corrió los riesgos a sabiendas del daño que podría causarle, mantuvo su posición para demostrar la equivocación y dar una clara demostración de lo que significa ser diferente, tal vez lo podrá poner como un moderno Diógenes en mi archivo interno.
JuanAntonio Saucedo Pimentel
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