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jueves, 18 de julio de 2024

El extremo

 Francisco se enamoró de su prima perdidamente, “ ella es un ángel, un sueño, un poema” decía mientras sus amigos intentaban convencerle que era una locura, estaba contra las normas y costumbre familiar, imposible que le permitieran noviazgo con esa niña de quince años, ojos grandes almendrados color miel, de cabello dorados piel blanca y tersa , cuerpo de Venus a pesar de apenas ser tan joven, además tenía ese toque sensual que ni los mejores poetas han podido definir con total claridad, estar cerca de ella era peligroso, el deseo inquietaba a los más serenos de tal manera que nunca le permitían andar sola, aunque eso no fue suficiente para evitar que sufriera distintos acosos, uno de ellos por parte de un tío que bajo el pretexto de llevarle a conocer unas tierras que pensaba regalarle, la intentó violar en el campo, ella logró escapar y corriendo atravesando millas llegó abastá su casa con el vestido rasgado, llena de lodo de pies a cabeza, a punto de desmayarse, algo que le dejó marcada de por vida .

Muchos eran los que cayeron a sus encantos, conforme pasaba el tiempo su belleza se acentuó, Francisco seguía sus pasos, siempre imaginando que la convencerla de ser su esposa, ella era como una roca en esos momentos en que algún pretendiente le declaraba su amor, era como si al instante recordara el ataque que había sufrido .

Imposible conquistar a esa mujer , estaba dis puesta a morir antes que permitir que un hombre le tocara, su temor era tan grande que pocas veces salía de casa, cuando lo hacía era con su madre, con su hermano , una tía para ir a la iglesia, al mercado a la modista que le hacía sus vestidos, siempre abajo de la rodilla de largos.

Francisco se embriagó desesperado, tres días y dos noches al pie de su balcón , después se fue a un parque cercano y ahí murió recostado en una banca. Fue muy triste y eso endureció aún más el corazón de su amada , ahora con la pena de saber que era causa de que un hombre por ella se suicidara de forma tan cruel, no solo para su familia, sino para ella que vio lo que su belleza podía causar, su reclusión se hizo más severa pero siempre hay momentos en que la vida abre puertas y da sorpresas .

Una de sus primas planeó con otra amiga sacar de aquel retiro a la Princesa, como le decían en tono burlón, dándose la ocasión un pa tarde que les pidió que le acompañaran con la modista. Compraron en el camino una botella de vino rosado y mientras estuvieron con la modista bebieron dos copas cada una, suficiente para que la Princesa se sintiera mareada, le dijeron que con un poco de tequila se sentiría mejor, la embriagaron al punto de que no supo a qué hora le convencieron de ir a una reunión con amigos, cantaron bailaron hasta la media noche y la dejaron a media calle sola sin dinero , para darle una lección  según sus pensamientos, posiblemente recordando la muerte de Francisco.

Sentada en la orilla de la banqueta lloraba desconsolada cuando un hombre pasó y le preguntó cuál era la causa de su llanto, ella en pocas palabras le contó lo sucedido y él se ofreció para acompañarla a su casa, tomaron un taxi y la entregó a su madre que angustiada se encontraba al no saber que le había sucedido, jamás  andaba  en la calle a esas horas, le invitaron a pasar y tomar café mientras les explicaba dónde y cómo la había encontrado, lo que ella le había platicado , sacando a conclusión que fue víctima de un engaño y de una venganza  porque le tenían envidia . 

Ese joven de nombre Enrique  fue el parte aguas, la coraza se desvaneció ante la caballerosidad, el aplomo mostrado por quien tuvo la posibilidad de aprovecharse de las circunstancias y le condujo sana y salva con la familia, cosa que le pareció un gesto de verdadera hombría , eso era saberse comportar , merecía la oportunidad de verle nuevamente y agradecerle lo que había hecho, lo cual sucedió dos semanas después, en concertada cita por la tarde porque el dijo salir de su trabajo a las cinco p.m.

Pronto se rompió el hielo, simpático, buen conversador, culto e ingenioso cautivo a Nora , disipó sus miedos , le dejó pensando que había hombres diferentes, al no demostrar ningún interés especial por ella, fue la mejor prueba de que no se impresionaba fácilmente, era firme, se notaba su seguridad en la forma de comportarse, en suma era lo que ella quería en un amigo, sobre todo es inteligente se dijo para sí misma antes de dormir esa noche sintiéndose feliz como nunca.

Para Enrique no fue fácil conciliar el sueño, la belleza de Nora era un hechizo viviente, pero bien sabía que eso era demasiado peligroso, ese tipo de mujeres atraen la atención de muchos , los deseos y envidias, además de ser caprichosos seres, acostumbradas a las atenciones, ser objeto de adulación , tal vez sintiéndose diferentes al notar que su presencia siempre causa inquietud en cualquier parte. No voy dejar que me atrape en su encanto, es muy agradable su familia, hace mucho que no convivía con alguien de esta forma, pero a ella la mantendré distante para ahorrarme dolores de cabeza.

Bien dicen que nos ponemos las trampas sin darnos cuenta, eso estaba sucediendo, cada uno se inventaba justificaciones para continuar con la relación que se iría estrechando conforme pasaron los meses. Llegada la temporada de lluvias el, como ya era una costumbre la acompañó a la iglesia, ella sabía que lo hacía por complacerle, bien le había explicado su firme creencia en Dios pero no en alguna institución religiosa, ni en libros escritos por hombre en los que encontraba contradicciones y convenientes textos de acuerdo a las épocas y distintos sitios donde tuvieron lugar sus primeros textos.

 A la salida del templo la lluvia era fuerte, se metieron a un café cercano y estuvieron platicando precisamente sobre la existencia de un ser divino .

Ella con su fe inducida, el con su escepticismo, dejando en claro que era imposible para un ser humano comprender cómo podía existir alguien capas de convertir los elementos conocidos en tantas obras , en seres vivos, capaces de la propia reproducción, con sus capacidades diferentes, la mente prodigiosa que era duende de creación, de acciones complejas, de emocionarse, sentir dolor y placer, odio y amor.

 Se hizo un larga pausa al llegar a este punto, ninguno quería seguir por ese rumbo y cambiaron a otro tema sintiendo que no querían abandonar el sentimiento que ya se apoderaba de su espíritu , era incontrolable la sensación que oprimía el corazón de ambos como si fuera uno solo, en sus miradas estaba la chispa que incendiaba todo su ser y sin apenas notarlo se enamoraron .

Caminaban en silencio por las calles mojadas, estrechándose bajo el paraguas cubriéndose de la suave llovizna y el calor de sus cuerpos era una flama imposible de apagar, se besaron con ternura primero y luego apasionadamente, la  lluvia arreció, se empaparon con la intención de mitigar el fuego que les consumía y fue la primera noche en que sin decir nada supieron que nada los podría separar.

Llegaron al punto donde se rompen los misterios, se olvidan los consejos, las advertencias, se permite liberar las pasiones, sin restricción, sin condiciones se entrega el corazón, el límite indicado por las razones y circunstancias pierde su importancia ante la ola de emociones y sentimientos que rompe toda resistencia y eleva la consciencia a otra dimensión donde solo los amantes llegan.

Esa noche los dos alcanzaron un poema , lo vivieron, lo escribieron con besos y caricias recorriendo en la conjugación de los verbos cada sensación guardada desde el principio de los tiempos.

Ahí en la intimidad, donde solo ellos sabían cual era el lugar en el exceso compartido, descubriendo que lo supremo no es un final sino un principio eterno, se entregaron por completo y de amor perecieron sin notarlo.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 


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