Un Niño pregunta a su abuelo que gana alguien que se dedica a meter virus en la red y causar daño a dispositivos de gente que ni siquiera conoce.
El abuelo continuó su paso lento rumbo al taller de quien podría restaurar su teléfono, tardó unos segundos en contestar y Lugo dijo con su voz serena:
Muy buena pregunta 🤔.
A primera vista parece absurdo: alguien mete un virus y ni siquiera sabe quién eres. Pero sí tienen objetivos muy concretos, aunque oscuros:
1. Dinero por publicidad 💰
• Esos anuncios constantes no son casuales. Cada vez que alguien los ve o hace clic, la persona detrás del virus recibe un pago. Es como tener miles de teléfonos “trabajando” para ellos sin permiso.
2. Robo de datos 🔐
• Algunos virus no solo muestran anuncios, también recopilan tu información (qué páginas visitas, contraseñas, contactos) para venderla o usarla en estafas.
3. Control de dispositivos 🕹️
• Hay virus que convierten tu teléfono en parte de una “red zombi” (botnet), que luego usan para enviar más spam o incluso ataques cibernéticos.
4. Poder y ego 😈
• Tristemente, algunos lo hacen solo para demostrar que pueden, por sentirse más listos o con poder sobre los demás.
En resumen: ganan dinero, información o un falso sentido de poder.
Lo malo es que no piensan en la persona que está del otro lado sufriendo molestias, incluso perder información importante . Para ellos eres solo “otro número en la red”.
El ancianos miró a su a su nieto y siguió diciendo:
—Dentro de cada persona viven dos lobos que pelean sin descanso.
Uno es el lobo del odio, la avaricia, la mentira y la crueldad.
El otro es el lobo de la bondad, la verdad, la compasión y la justicia. Es una antigua historia pero se aplica perfectamente a lo que sucede cada día.
El niño preguntó:
—¿Y cuál de los dos lobos gana?
El anciano sonrió con tristeza:
—El que tú alimentes.
En la historia de la humanidad, muchas personas —y hasta familias enteras— han decidido alimentar siempre al lobo malo. Lo han hecho durante generaciones: acumulando fortunas con guerras, drogas, esclavitud, armas, explotación y trampas. El resultado ha sido la destrucción de naciones, la muerte de millones y un dolor tan profundo que aún marca al mundo.
Lo más inquietante es que ese poder oscuro no desaparece: crece, se hereda y se disfraza de normalidad.
Pero no todo está perdido. Aunque parezcamos débiles frente a ellos, cada uno de nosotros también tiene el poder de alimentar al lobo bueno. Y cuando lo hacemos, sembramos semillas de esperanza que, unidas, pueden frenar la oscuridad.
Hoy la decisión es más urgente que nunca. Porque si dejamos que el lobo malo siga creciendo, el futuro será catastrófico, difícil de imaginar. Pero si elegimos el otro camino, todavía podemos construir un mundo donde la vida valga más que el dinero, donde el conocimiento cure en lugar de destruir.
El destino de todos depende, de qué lobo elijamos alimentar.
Por eso es importante prepararse y obtener los conocimientos ,la ciencia y la tecnología que pueden servir para hacer el bien.
El Niño dijo con firmeza, te aseguro que yo alimentaré al lobo bueno.
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