ESCLAVITUD
LOS HOMBRES SON ESCLAVOS DE LA Vida, y es una esclavitud que
llena sus días con miseria y desesperación, e inunda sus noches con lágrimas y
angustia.
Siete mil años han
pasado desde el día de mi primer nacimiento, y desde aquel día he presenciado
los esclavos de la vida, arrastrando sus pesados grilletes. He recorrido el
Este y el Oeste de la Tierra,
y he vagado a la luz y a la sombra, desde la luz hacia la oscuridad, y cada una
fue arrastrada al infierno por almas humilladas, doblegadas bajo el yugo de la
esclavitud.
El poderoso es reprimido y sometido, y el fiel se arrodilla
adorando a los ídolos. He seguido al hombre desde Babilonia hasta El Cairo,
desde Ain Tour hasta Bagdad y he observado las huellas de sus cadenas sobre la
arena, he escuchado los ecos tristes de los cambiantes siglos, repetidos por
las praderas y los eternos valles.
He visitado
templos y altares entrado a palacios, y sentado ante los tronos. Y vi al
aprendiz ser esclavo del artesano, y al artesano ser esclavo del emperador, y
al emperador ser esclavo del soldado, y al soldado ser esclavo del gobernador,
y al gobernador ser esclavo del rey, y al rey ser esclavo del sacerdote, y al
sacerdote ser esclavo de ídolo…
Y el ídolo no es nada más que tierra modelada por Satanás y
erigida sobre una pila de cráneos.
Entré a las
mansiones de los ricos, y visité las chozas de los pobres, encontré al infante
mamando del pecho de su madre la leche de la esclavitud, y a los niños
aprendiendo sumisión con el alfabeto.
Acompañé a los siglos desde las riberas del Ganges hasta
las costas del Eufrates; desde la desembocadura del Nilo hasta las planicies de
Asiría; desde las arenas de Atenas hasta las iglesias de Roma; desde los
suburbios de Constantinopla hasta los palacios de Alejandría… Sin embargo, vi a
la esclavitud moverse sobre todo, en una gloriosa y majestuosa procesión de
ignorancia. Vi a la gente sacrificando jóvenes y doncellas a los pies del
ídolo, llamándolo el Rey, quemando incienso delante de su imagen, y llamándolo
Profeta; arrodillándose y adorándolo, y llamándolo la Ley; peleando y muriendo por
él, y llamándolo la Sombra
de Dios sobre la tierra; destruyendo y demoliendo hogares e instituciones por
su causa, y llamándolo Fraternidad; luchando y robando y trabajando por él y
llamándolo Fortuna y Felicidad; matando por él, y llamándolo Igualdad.
Posee varios
nombres, pero una realidad. Tiene muchas apariencias, pero está hecho de un
soleo elemento. En verdad, es un mal eterno legado por cada generación a su
sucesor.
Encontré la
esclavitud ciega, que ata el presente de las personas al pasado de sus padres,
y los incita a ceder a sus tradiciones y costumbres poniendo espíritus ancianos
dentro de los nuevos cuerpos.
Encontré la esclavitud muda, que liga la vida de un hombre,
a una esposa que aborrece, y coloca el cuerpo de una mujer en el lecho de un
esposo odiado, desvitalizando ambas vidas espiritualmente.
Encontré la esclavitud sorda, que sofoca el alma y el
corazón, dando al hombre sólo el eco vació de una voz, y la lastimosa sombra de
un cuerpo.
Encontré la esclavitud coja que pone el cuello del hombre
bajo el dominio del tirano y somete cuerpos fuertes y mentes débiles a los
hijos de la Codicia
para ser usados como instrumento de su poder.
Encontré la
esclavitud cruel, que desciende con el espíritu del infante desde el amplio
firmamento hasta el hogar de la miseria, donde la Necesidad vive junto a la Ignorancia, y la Humillación reside al
lado de la Desesperación. Y
los niños crecen como miserables, y viven como criminales, y mueren como
despreciado y rechazados seres inexistentes.
Encontré la
esclavitud sutil, que nombra a las cosas de otra manera… llamando inteligencia
a la astucia, y vacío a la sabiduría, y debilidad a la ternura, y cobardía a un
firme rechazo.
Encontré la esclavitud retorcida, que hace que la lengua de
los débiles se mueva con miedo, y hable sin sentimientos y ellos fingen estar
meditando su súplica, pero son como sacos vacíos que hasta un niño puede doblar
y colgar.
Encontré la esclavitud sumisa que induce a una nación a
cumplir con leyes y reglas de otra nación y la sumisión es cada día mayor.
Encontré la esclavitud perpetua, que corona a los hijos de
monarcas como reyes, sin ofrecer consideración al mérito.
Encontré la
esclavitud negra, que marca para siempre con vergüenza y desgracia a los hijos
de los criminales.
Al contemplar la esclavitud, vemos que posee los viciosos
poderes de continuación y contagio.
Cuando me cansé de seguir detrás de los disolutos siglos y
me aburrí de observar procesiones de gente apedreada, caminé solitario por el
Valle de la Sombra
de la Vida,
donde el pasado trata de esconderse detrás de las culpas, y el alma del futuro
se repliega y descansa demasiado tiempo. Allí al borde del Río de Sangre y
Lágrimas que se arrastraba como una víbora ponzoñosa y se retorcía como los
sueños de un criminal, escuché el asustado susurro del fantasma de esclavos, y
contemplé la nada.
Cuando llegó la medianoche y los espíritus emergieron de
sus escondites, vi a un cadavérico y agonizante especto caer de rodillas,
contemplando la luna, me acerqué diciendo:
-¿Cuál es tu nombre?
- Mi nombre es Libertad – contestó esta espantosa sombra de
un cadáver.
-Dónde están tus hijo? – le pregunté.
Y la
Libertad, llorosa y débil, jadeó.
-uno murió crucificado, otro murió loco, y el tercero
todavía no ha nacido.
Se fue cojeando, hablando todavía, pero las lágrimas en mis
ojos y los gritos de mi corazón no me impidieron ver ni oír.
Kalil Gibran
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