He de dar gracias a Dios por
lo que me ha permitido vivir
Recorriendo muchos lugares,
conociendo gente, experimentando sensaciones, sentimientos, ideando cosas,
participando en eventos, emocionandome, sufriendo, gozando y amando, pero
algunas veces me pregunto que espera Dios de un ser débil espiritualmente, con
temores ante la muerte aún cuando tenga la promesa de la resurrección y de una
vida plena de amor y paz en su reino.
Tal vez la respuesta està ante mis ojos y no le he descubierto.
Me reflejo en otros hombres, percibo las atrocidades y locuras, me admiro de sus grandes obras, de su adaptación, sus inventos, descubrimientos, obras,vicios, adicciones, sus miedos que le hacen cometer errores.
Los hombres somos ambiciosos,
inconformes, nuestros instintos se imponen a nuestros pensamientos, fácilmente nos dejamos arrastrar por el odio, la lujuria, el poder, la violencia, corrompiendo el mundo, destruyendo y aniquilando con una estupidez que asombra,
con una locura que espanta.
He de agradecer al Señor mi vida, porque he
reconocido esas cosas, porque he llegado lejos con mis pensamientos, mis
experiencias acumuladas en tantos años pero sin entender el significado
profundo de su posición conmigo, tal vez por falta de fe, tal vez por
incapacidad para ver lo que el ha puesto en mi alma, porque al igual que Cristo
he llegado a pedir "me libre de pasar el trago amargo", le he
rogado que me ilumine para ver el correcto camino y siempre llego al mismo
sitio, al lugar donde moran las bajezas humanas, al sitio donde la hipocresía se esconde tras la máscara de misericordia, donde la injusticia se levanta
sobre cadáveres de inocentes, la riqueza se yergue sobre los humildes y la
corrupción siembra dolor y muerte.
No ha sido fácil el sendero,
porque sufro no solo por mí, sino por los que amo, soy angel y demonio, capaz de convertirme en un ambiciosos y corrupto participando en los juegos sucios donde gana el violento, el malvado, el que no se
detiene ante nadie ni ante nada,
o el hombre que desea ser bueno, bondadoso, humilde, sintiéndome indefenso, impotente ante
marejadas de porquería que me sacuden y hieren.
En ese entorno he vivido,
solo el amor ha dejado un rastro brillante que me ha iluminado y alegrado la
existencia, su influencia me hizo seguir adelante, me animo a realizar lo que
mi capacidad ha permitido, me regaló la risa, el placer y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, que hay un mundo mejor que podemos descubrir
en nuestro propio espíritu, que las promesas de Cristo son una verdad que se
demuestra en los sentimientos grandiosos que brotan del alma cuando el amor
invade la vida.
Ese amor lo he compartido
contigo, doy gracias a Dios por la oportunidad y me esmero cada día por ser
digno de tanta bienaventuranza , quiero ser un buen hombre , seguir el camino
correcto aun cuando eso signifique ser despreciado por los hombres que adoran
la riqueza y el poder, aun cuando me repudien quienes ven en el placer y la
vanidad una forma de vivir.
El camino cada vez es mas estrecho, mi
existencia ya casi termina, espero que Dios me perdone por los errores
cometidos, por no comprender sus mensajes, por las muchas veces que equivoque
mi proceder y seguí mis instintos sin atender a mi consciencia, tal vez pueda
llegar a su presencia y con humildad suplique su clemencia como a un buen padre
que sabe que su hijo no es perfecto, que luchó contra el mal que se anida en lo profundo y me ha torturado desde
siempre, creo que me he defendido , salí delante de muchas tentaciones, de eso
me siento orgulloso, porque lo hice pensando que Dios està conmigo siempre y
ofenderle es vergonzoso .
Que al final de mis días consiga aceptar la penitencia es mi mayor deseo, tengo que pagar deudas contraídas en mis tiempos de juventud, cuando me dejaba arrastrar fácilmente por el deseo, cuando no medí las consecuencias de mi proceder, cuando el
hechizo de la mujer me sedujo al punto de olvidar lo sagrado, cuando competí
para ganar sin entender que la vida es mas que un trofeo o un buen negocio, es la oportunidad
para compartir y dar lo mejor de uno mismo.
Ciertamente de muchas cosas me he arrepentido,
no hice siempre mi mejor esfuerzo, no respete a gente o preceptos que lo
merecen, mis instintos y vanidad muchas
veces se impusieron a la razón y sentimientos, pero bien caro se pagaron esas
cuentas, porque nuestros actos nos condenan, cavamos nuestra tumba.
Desconozco cuando se termina
mi camino, se que no esta muy lejos porque los años han corrido y el invierno
ha llegado, tal vez un poco de temor a morir, solo tengo que partir con la conciencia
tranquila, con la plena seguridad de que Dios me ha perdonar mi locura y me acogerá en su reino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario