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lunes, 9 de enero de 2017

Reflexiones en el camino




He de dar gracias a Dios por lo que me ha permitido vivir
Recorriendo muchos lugares, conociendo gente, experimentando sensaciones, sentimientos, ideando cosas, participando en eventos, emocionandome, sufriendo, gozando y amando, pero algunas veces me pregunto que espera Dios de un ser  débil espiritualmente, con temores ante la muerte aún cuando tenga la promesa de la resurrección y de una vida plena de amor y paz en su reino.

Tal vez la respuesta està ante mis ojos y no le he descubierto.
Me reflejo en otros hombres, percibo las atrocidades y locuras, me admiro de sus grandes obras, de su adaptación, sus inventos, descubrimientos,  obras,vicios, adicciones, sus miedos que le hacen cometer  errores.

Los hombres somos ambiciosos, inconformes, nuestros instintos se imponen a nuestros pensamientos, fácilmente nos dejamos arrastrar por el odio, la lujuria, el poder, la violencia, corrompiendo el mundo, destruyendo y aniquilando con una estupidez que asombra, con una locura que espanta.

    He de agradecer al Señor mi vida, porque he reconocido esas cosas, porque he llegado lejos con mis pensamientos, mis experiencias acumuladas en tantos años pero sin entender el significado profundo de su posición conmigo, tal vez por falta de fe, tal vez por incapacidad para ver lo que el ha puesto en mi alma, porque al igual que Cristo he llegado a pedir "me libre de pasar el trago amargo", le he rogado que me ilumine para ver el correcto camino y siempre llego al mismo sitio, al lugar donde moran las bajezas humanas, al sitio donde la hipocresía se esconde tras la máscara de misericordia, donde la injusticia se levanta sobre  cadáveres de inocentes, la riqueza se yergue sobre los humildes y la corrupción siembra dolor y muerte.

No ha sido fácil el sendero, porque sufro no solo por mí, sino por los que amo, soy angel y demonio, capaz de convertirme en un ambiciosos y corrupto participando en los juegos sucios donde gana el violento, el malvado, el que no se detiene ante nadie ni ante nada, 
o el hombre que desea ser bueno, bondadoso, humilde, sintiéndome indefenso, impotente ante marejadas de porquería que me sacuden y hieren.

En ese entorno he vivido, solo el amor ha dejado un rastro brillante que me ha iluminado y alegrado la existencia, su influencia me hizo seguir adelante, me animo a realizar lo que mi capacidad ha permitido, me regaló la risa, el placer y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, que hay un mundo mejor que podemos descubrir en nuestro propio espíritu, que las promesas de Cristo son una verdad que se demuestra en los sentimientos grandiosos que brotan del alma cuando el amor invade la vida.
Ese amor lo he compartido contigo, doy gracias a Dios por la oportunidad y me esmero cada día por ser digno de tanta bienaventuranza , quiero ser un buen hombre , seguir el camino correcto aun cuando eso signifique ser despreciado por los hombres que adoran la riqueza y el poder, aun cuando me repudien quienes ven en el placer y la vanidad una forma de vivir.  

  El camino cada vez es mas estrecho, mi existencia ya casi termina, espero que Dios me perdone por los errores cometidos, por no comprender sus mensajes, por las muchas veces que equivoque mi proceder y seguí mis instintos sin atender a mi consciencia, tal vez pueda llegar a su presencia y con humildad suplique su clemencia como a un buen padre que sabe que su hijo no  es perfecto, que luchó contra el mal que se anida en lo profundo y me ha torturado desde siempre, creo que me he defendido , salí delante de muchas tentaciones, de eso me siento orgulloso, porque lo hice pensando que Dios està conmigo siempre y ofenderle es vergonzoso .

Que al final de mis días consiga aceptar la penitencia es mi mayor deseo, tengo que pagar deudas contraídas en mis tiempos de juventud, cuando me dejaba arrastrar fácilmente por el deseo, cuando no medí las consecuencias de mi proceder, cuando el hechizo de la mujer me sedujo al punto de olvidar lo sagrado, cuando competí para ganar sin entender que la vida es mas que un trofeo o un buen negocio, es la oportunidad para compartir y dar lo mejor de uno mismo.
 Ciertamente de muchas cosas me he arrepentido, no hice siempre mi mejor esfuerzo, no respete a gente o preceptos que lo merecen,  mis instintos y vanidad muchas veces se impusieron a la razón y sentimientos, pero bien caro se pagaron esas cuentas, porque  nuestros actos nos condenan, cavamos nuestra tumba.


Desconozco cuando se termina mi camino, se que no esta muy lejos porque los años han corrido y el invierno ha llegado, tal vez un poco de temor a morir, solo tengo que partir con la conciencia tranquila, con la plena seguridad de que Dios me ha perdonar mi locura y me acogerá en su reino.

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