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domingo, 23 de diciembre de 2018

El fin de año

El reloj con su ritmo preciso va marcado el tiempo que se mide en horas, en minutos, segundos en una estela subjetiva que entendemos cómo cierta por la costumbre, los paradigmas de ancestrales figuras familiares por defecto, así se va en silencio el hoy que mañana es ayer, el año que se va gastando hasta convertirse en otro nuevo por le mágico deseo de los hombres que han hecho del tiempo su amo y su esclavo, aunque para otros seres no significa lo mismo, es claro que para las rocas es distinto que para las flores, porque cada cosa tiene su forma de moverse en el espacio, de tal forma que resulta obvia la relativa importancia de sucesos que para mi pueden ser importantes o intrascendentes.

Mi ser esta conformado en su mayor porcentaje por agua, tal vez por eso, al venir a la playa miro con respeto y admiración al océano, su movimiento, su grandeza, su majestuosa fuerza, su belleza que siempre cautiva.  La ola termina su ciclo al estrellarse en la costa, se resbala por la playa, se desliza nuevamente el agua al mar que la contiene, repite el movimiento cual danzante experto y en ese viven continuo transforma lo que parece duro, diluye las sustancias hasta transformarlas en distintas cosas como un gran mago practicando sus hechizos y luego las arroja a la tierra con arbitrario enfado en una demostración de fuerza, de energía que no se limita, de su poder creativo que guarda en liquido regazo.
 Lo admiro en su tiempo eterno que no le importa el paso de los años porque se han perdido el conteo de los repetidos movimientos, de las altas y bajas mareas, de las olas que oscilan que se trasladan hasta tocar las costas de los continentes que también se han transformado en los siglos, dejando nuevos sitios para guardar el contenido del agua que tiene un ciclo diferente, un tipo de ser nube, de ser lluvia, de ser rio en corriente que baja desde las montañas a los lagos o regresa a la mar que espera siempre.

Mis visitas al mar siempre son interesantes, los atardeceres son distintos, las arenas no guardan por mucho tiempo la huella de los visitantes, advirtiendo que todo se trasforma en el mundo, que nada es importante o que todo lo es en el instante en que se convierte en la posibilidad de ser consciente de su propia existencia, de lo que significa la vida y la muerte, de lo que hay y lo que no existe, por eso es tan interesante observar a la gente, cada uno buscando sus propio camino, labrando un destino con sus actos, buscando respuestas, inventando algo diferente, aportando sus personales hipótesis y sus locuras en esa libertad que se obtiene simplemente por haber nacido, por se capas de comprender o no lo que se posee y lo que no se tiene, digámoslos simple, por formar parte de una especie que se ha convertido en la dominadora del mundo, sin que esto signifique lo máximo, entendido desde el punto en que no tiene la capacidad para controlar su destino marcado con la misma transformación que tienen lo demás elementos que componen la diversidad y complejidad del universo.

En la pretensión de retener el agua entre mis manos me doy cuenta de lo imposible que es detener lo que es inevitable, mi tiempo se esta agotando, mejor dicho, soy yo quien se va consumiendo  en un tiempo que seguirá su curso después de mi muerte lo cual no es mas que la transformación que siempre ha tenido la energía y la materia que hoy son parte de mi ser, de esta envoltura donde se ha situado un sistema integrado que me permite ser lo que soy, con las características que me definen y me distinguen otorgando, como a todos los hombre y mujeres, mi distintivo de autenticidad , de irrepetible.
Ese es otro gran misterio, cual es la razón para que existamos en formas iguales tan distintas, esto es, tenemos los mismos componentes, pero la forma como actúanos es distinta en cada persona, incluso al observar una misma imagen se puede notar que hay distintas interpretaciones, formas de describirla, de incorporarla a otras ideas y formar nuevos pensamientos a partir de ese único objeto presente,

el año se termina y estoy navegando en el océano de mis ideas, extensión infinita que no he dejado de explorar cada vez que hay oportunidad entre los rutinarios pensamientos que ocupan gran parte de los días y algunas veces de las noches porque hay cosas que tengo que realizar como tarea, porque otras se han de atender como ineludibles responsabilidades, pero siempre hay espacio suficiente para navegar por ese océano de pensamientos que se forman con la aportación de múltiples  elementos que llegan de otros espacios y tiempos, de aquellos que estuvieron y dejaron una estela de filosóficas hipótesis, teorías que hoy podemos repasar porque estamos presentes.   

son solo palabras las que se acomodan para expresar esas ideas recién horneadas en el universo interno donde guardo las cosas importantes, las cosas que me han impactado por su belleza, por su contenido con pinceladas de pasión, de tragedia, de dolor, gozo , amor, mezclando la ilusión y diferentes elementos que provienen de percepciones e interpretaciones que me hacen creer que estoy y que formo parte de este cosmos maravilloso donde las sorpresas en torrentes invaden la tierra, dando a mi vida la oportunidad de gozar sin haber comprendido cual es la razón para ser invitado en una fiesta tan espectacular, eso pienso mientras camino por la arena con mis pies desnudos sintiendo el cosquilleo y la frescura, observando el movimiento del océano, las personas que van cruzando en mi camino tal vez para nunca mas volver. o ser parte del siguiente cuadro en una escenografía que se va formando cada día.  

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