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jueves, 6 de febrero de 2020

Mujeres

Mujeres de la historia, mujeres modernas, del comal, la olla, de plancha, lavadero, mujer de oficina, de tendedero, mujer de puerto, de tierra adentro, del pueblo, mujer de la montaña, del valle, mujer del lago, mujer de la noche, del soleado día, del amanecer frio, de la cocina, del patio de juegos, de los estrechos senderos, de la inmensa llanura, mujer caliente, mujer fría, silenciosa, revoltosa, mujer amante, mujer artista, mujer de la revista y de la fiesta, del hombre abandonado, mujer abandonada alguna vez, mujer hechicera de belleza desbordante, mujer de la voz dulce, de la mirada brillante, del aroma a flores, de la sonrisa cautivante, mujer de ayer que se vistió de novia y dejo de ser niña cualquier día, hoy me propongo recordarte desde el principio, cuando te descubrí como algo diferente, como un ser con magia atrayente que tenia un don especial para hacer que las cosas brillaran, para que un frio día se convirtiera en soleado  y una noche serena en un torrente de emociones, te recuerdo en mis años de adolescente mientras camino por el pasillo del internado y te encuentro caminando despacio en sentido contrario sonriendo con picardía, como si adivinaras mi nerviosismo al descubrirte de forma diferente, mas bien al notar que existías porque antes no eras mas que otro mas de los objetos que existen en el mundo.  
Fue un despertar repentino, una sacudida que dejaba atrás el niño y me convirtió en hombre sin apenas darme tiempo a reparar en el cambio, porque tu simple presencia se hizo patente y tú influjo ya no separaría de mi corazón, de  mi mente.

El camino se hizo mas difícil, misterioso, al intentar entender que eras, de donde provenía tu inmenso atractivo, si eras pequeña, frágil, débil en apariencia, porque fui descubriendo que había una gran fuerza dentro de ese recipiente con poderes extraños, con destellos deslumbrantes cuando miraban de frente, con modales cautivantes aun cuando no se lo propusiera, era natural en la mujer se hechicera y no será su culpa atraer a los hombres, que desde el principio de los tiempos la reconocieron como la fuente de la vida y eso ha causado grandes tragedias, queriendo acaparar sus encantos, deseando ser dueños de los placeres que solo las mujeres pueden ofrecer.

Recuerdo que cuando viajaba con rumbo a la preparatoria y después cuando empece a trabajar, veía a las mujeres pasar por las calles, en los almacenes, en las estaciones de autobuses o saliendo de algún establecimiento y me preguntaba a mii mismo quien de ellas seria la que me acompañaría en algún momento importante de mi vida, quien me mostrara los secretos del amor sin restricciones, quien compartiría mis emociones, mis penas, alegrías y a quien amaría hasta la muerte.  Probablemente estaba ahí en las multitudinarias concentraciones de seres que se mueven de un lado a otro en el mundo y sin saber, lo mismo que yo, que algún día nos encontraríamos, que ya estábamos unidos por lazos invisibles que poco a poco se irían acortando hasta unirse en un solo punto, en el espacio exacto para que se diera el momento mágico para descubrir el amor .

Siguiendo mi rutina para ir al trabajo todos los días bajaba apresuradamente la calle para tomar el autobús, nada especial ocurría y de pronto algo sucedió, una mañana encontré en el camino a una joven que nunca había visto, tenia su rostro cubierto por el pelo largo porque estaba mirando algo en sus pies, al desearle los buenos días levanto su cara y sus ojos me miraron directamente mientras sonreía para responder el saludo, el mundo se transformo en ese instante, se hizo brillante, limpio, emocionante y mi corazón latió con mas fuerza que nunca , mientras me alejaba comprendí que ella era la indicada, no podía equivocarme, mi universo en ese instante giraba en torno a sus ojos, sus labios, su sonrisa, su voz y todo lo que era ella, nada mas importaba ni nada era mas hermoso, lo opaco se hizo brillante, el sendero oscuro se ilumino, la motivación llego a raudales, de los cielos venían las bendiciones, de la tierra las emociones que anunciaban una nueva etapa de mi vida, así de exagerado fue el convencimiento de que ella era la reina, la señora, la novia, la esposa, la madre de mis hijos, la que compartiría mis buenos y malos momentos, a la que entregaría mis amores, pasiones, detalles, caminaríamos codo a codo, viendo de distinto modo aquello que antes no tuvo relevancia. 

Por supuesto que la busque y la encontré nuevamente, no necesitaba mucho para conquistarla, estábamos hechos el uno para el otro y eso me quedo claro desde el principio, de modo que la vida se convirtió en fiesta, en apasionados encuentros, en románticos momentos que se fueron extendiendo mientras se union cada vez mas nuestros corazones, mientras el tiempo y el espacio nos pertenecía sin importar nada ni nadie, simplemente vivimos gozando ese amor limpio y sincero que se tiene cuando se es joven, cuando se encuentra en el primer beso el referente constante que jamas nos ha de abandonar marcando el comportamiento frente al amor.
Me refiero al amor por una mujer, al nacimiento del ser antes que tener, a lo que se ha de desprender en  otros destellos tal vez de igual o mayor importancia al ir proyectando ese amor a lo que nos rodea, alguna vez se ha de notar en nuestra vida, lo sentiremos en nuestras relaciones, en lo profundo del alma, en los momentos importantes, en las ocasiones en que las emociones, los sentimientos se desbordan y somos capaces de mostrar lo que tenemos dentro.

Las mujeres han sido imprescindibles aun cuando siguen siendo cautivadoras e incomprensibles, misteriosas forjadoras de sentimientos de todo tipo, las hay guerreras, sumisas, pacientes, rebeldes, en cualquier espacio importantes, mujeres de antro, de oficina, de aventura de una noche, mujeres de siempre que se funden en la historia de los hombres, nos hacen sus sirvientes, nos convierten en esclavos, en lideres valientes, o en fervientes vasallos que obtenemos como premio su amor o algo parecido, sin que en ello se pretenda marcar un designio elaborado, un contrato a perpetuidad con pagos de lealtad o de sumisión, simplemente es la chispa de una ocasión en que se puede disfrutar de lo que puede suceder entre un hombre y una mujer o el mágico proceso que el universo tiene para demostrar que la vida no es solo existir, sino tomar consciencia de lo sagrado, del latir de Dios en cada detalle, de sentir profundamente su intencionado espíritu hablando de de amor, de paz, del placer inmenso que se ha regalado al hombre al darle de compañera un ser capas de dar vida, regando la semilla de su divino viñedo, donde todas las demostraciones son bien recibidas, donde cada uno tiene un lugar señalado para gozar de la cósmica fiesta que se tiene solo en este azulado planeta al que denominamos tierra, Tlali para los Aztecas, la que sabe acariciar, la que saber reír y llorar, ser flama que no quema, fuego que transforma, lluvia que riega los campos, mujer de nubes y montañas, de lagunas, llanura extendida entre colinas, trinar de aves, música que llega desde siempre, sus labios son dulces y su piel es suave como la brisa en veranos, como los pétalos de las flores por su aroma agradable, respetable dama siempre luchando por la vida aun cuando la muerte se avecina y cuando todo parece perdido ella se levanta y lucha con un valor que solo las mujeres tienen, eso no se me olvida, las he visto cuan valientes son ante las adversidades, como defienden a sus hijos, como se enfrentan para defender a quien aman y se convierten en tigresas cuando se trata de reclamar su derechos, mujeres, bien nombradas divinas, bien ganada su fama, sea por ellas señores, que estamos en este mundo y una de ellas fue nuestra madre. 
Cuan afortunados somos de ser su complemento, honor es que nos designen como amante o amigo, compañero, de batalla, de trabajo, de estudio, de cualquier cosa, porque siempre han de marcar un ritmo adecuado en la sinfonía de la vida, honor estar con ellas en las grandes ocasiones, en los momentos cruciales, en las noches y los días en que se marcan las horas de una existencia que sin parecer importante significa ganar o perder la partida, ellas marcan el momento, el movimiento, la cadencia, las pausas, los silencios y el estruendo de una vida que nunca pierde su sinfónico encanto por estar dirigido por un femenino designio. JuanAntonio Saucedo Pimentel









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