La niña que entendía a los espíritus de la montaña
Cuando llegaba el tío Pancho por las tardes después de su trabajo, los niños de la cuadra sabíamos que era tiempo de prepararnos para un juego o para escuchar un relato, él siempre tenia las ideas para divertirnos, decía que le encantaba ver la cara feliz de los futuros hombres y mujeres de nuestro país, seguramente lo disfrutaba porque sus pensamientos giraban en torno a los cuentos, las historias que formaba mientras hacia sus tareas, una de esas historias ahora se las he de narrar, es de una niña que vivió hace muchos años, antes de la llegada de los españoles a lo que hoy es America, en esos tiempos había diferentes grupos que tenían bien definido su territorio, hablaban diferentes idiomas , costumbres, dioses e ideas de como se había formado el mundo, los hombres, animales , todas las cosas que existen en el cielo y en la tierra.
En uno de esos pueblos originarios vivió una niña que desde muy pequeña demostró que tenia cualidades muy especiales, hablo bien y claro antes de cumplir el año y parecía entender con claridad lo que otros niños no podían comprender a pesar de se de mas edad que ella, sus padres le ponían mucha atención porque le gustaba jugar con piedras que suponían podía meterse a la boca como hacen muchos pequeños, pero ella lo que hacia era acomodarlas de forma que las mas grandes quedaban siempre a la izquierda las mas pequeñas a la derecha, no importaba de cuantas piedras se tratara, siempre las ordenaba de esa forma, eso les parecía muy curioso, un día se dieron cuenta que ella estaba utilizando una vara que encontró junto al fogón, para dibujar en la tierra objetos y animales, con tal maestría que a todos los dejo asombrados, porque ponía en cada dibujo detalles que solo un buen dibujante podría poner, como era la forma de las patas de una cabra o las raíces de los árboles que crecían al borde de las barranca, pero lo que mas les asombro fue que cuando enfermo su madre y no encontraron al curandero para que la atendiera, la niña tomo varias plantas de las que normalmente tenían en casa para comer, le dijo a su padre que pusiera agua y las cociera para que le dieran de tomar eso a su mamá, el padre desesperado y seguro de que su hija era alguien muy especial, lo hizo , dio el agua a beber a su esposa y esta rápidamente empezó a recuperarse.
Cuando el curandero vino por fin a visitarlos le contaron lo que la niña hizo, pregunto cuales eran las plantas que les había dado para preparar el té, se las mostraron, las examino mientras decía que dos eran las indicadas para los dolores de estomago , pero que la otra no sabía que tuviera propiedades para curar, seguramente esa fue la que, en combinación con las otras pudo sacar el mal que la hacia tanto sufrir a la señora.
El curandero entonces le pregunto a la niña quien le había dicho que plantas eran buenas para aliviar a su madre, ella le sonrió, se sentó frente a el con las piernitas cruzadas y se puso muy seria mientras le decía que no quería decirlo.
Por qué no quieres contar quien te lo dijo ?
porque pueden creer que soy mala
Claro que no vamos a creer eso, no te preocupes, hiciste un bien al salvar a tu madre, no temas y dinos quien te enseña cosas que algunas veces no entendemos.
la niña se puso de pie y tomo de la mano al curandero, lo llevo hasta la puerta de la cabaña y le mostró las montañas, le dijo entonces:
Ahi viven los grandes espíritus que nos cuidan, ellos hablan en en el viento y en la lluvia, en el agua del arroyo que baja desde sus alturas, dicen y enseñan con las formas de las plantas y en los destellos de las luces que en el cielo brillan cada noche, nos han enseñado desde siempre como hacer que las semillas se conviertan en fruto, a preparar alimentos, a vivir en estos parajes donde casi nadie llega, somos protegidos por su sombra, en sus mensajes me dicen que hay un hacedor de todo cuanto existe y que solo tengo que pedir su permiso para hacer cualquier cosa que sea para bien de la gente, pero no he de usar para mal lo que aprenda, porque entonces he de ser castigada y enviada al fondo de la barranca donde jamas podrá salir mi espíritu para volar con ellos como lo hacen las nubes que pasean lentamente sobre nuestros campos.
El curandero y los padres de la niña se quedaron asombrados de la explicación , de la forma como lo había expresado, era como si un chaman de los mas ancianos hubiese hablado.
Nadie dijo nada, se miraron unos a otros intentando comprender que misterioso poder tenia esa niña que escuchaba a los espíritus que solo los grandes Chamanes escucharon en tiempos remotos.
El curandero dijo a los padres que no contaran a nadie lo ocurrido, que era mejor guardar silencio para que la gente no viniera a molestar a su hija pidiendo que hiciera algo por cada uno de ellos, no la dejarían descansar, le podían arruinar su existir al exigir que hiciera muchas cosas que cada uno necesitaba, habrá quien desee que le alivie de un dolor o que le diga como sacar bien la cosecha, incluso que les ayude a tener un hijo o lograr que sus cabras den mas leche, cualquier cosa se les ha de ocurrir si saben que ella pude tener comunicación con los espíritus de las grandes montañas.
La niña escucho atenta las recomendaciones, se fue a jugar con sus piedras a un lugar apartado fuera de la cabaña , desde entonces no volvió a sonreír, su mirada era triste y cada vez hablaba menos, algunos días solamente daba gracias por los alimentos y la buena noche a sus padres antes de dormir, eso preocupo a su progenitores, quienes llamaron nuevamente al curandero para que intentara hacerla que volviera a ser la niña alegre y hablantina que parecía sonaja llenando de gozo sus corazones.
Hablaron con la pequeña aquella tarde, le pidieron que explicara porque estaba tan callada y triste, ella se sentó entre las piernas de su madre, acomodo su cabeza en contra el pecho de ella y dijo:
Los espíritus me han dicho que vienen en camino extranjeros que no respetaran a nuestra gente, son de costumbres distintas, guerreros que no tienen compasión y traen raras enfermedades en sus cuerpos, si nos acercamos a ellos moriremos, tendremos que ir a las cuevas de la barranca , ahí tendremos que vivir mucho tiempo, yo voy a ser llevada a otras tierras lejanas por esos seres que no me hayan daño para mostrarme antes sus reyes y princesas, no he de volver, será un de mis descendientes quien venga a visitarles, se quedará en estas tierras y de el botaran semillas que harán cambiar las cosas para bien de los rarámuri, mientras eso pasa , los sufrimientos han de ser constantes, hambre, pobreza , les pondrán al final de los desamparados, pero un día se ha de reconocer cuan valioso es vuestra existencia.
Cuando ha de suceder tal invasión, pregunto el curandero
Solo tres lunas llenas faltan y desde ahora han de emprender el viaje a las cuevas, no dejar huella de los rarámuri para que los extranjeros los sigan, solo así podrán sobrevivir.
Por qué tu has de ir con ellos ?
Los espíritus de las montañas han dicho que el hacedor de los cielos y la tierra tiene planes que aun no pueden ser revelados, por ahora ese es mi destino.
Tal como la niña lo predijo, la noticia de que extranjeros estaban invadiendo los territorios de otras tribus les llegaron al día siguiente y se emprendió el traslado de la gente del pueblo a las cuevas, se derrumbaron cabañas, se destruyeron corrales, se oculto aquello que sirviera de pista para seguirles, desaparecieron rápidamente, mientras la pequeña y su madre se dirigían en sentido contrario, a uno de los senderos que conducía al pueblo grande de la región y jamas supieron donde fueron capturadas por los extranjeros.
Muchos años han pasado, el pueblo Rarámuri aun sigue viviendo en aquellos parajes abruptos, casi desiertos, donde la existencia es precaria, hay escasez de lo mas elemental en la vida moderna, se les ha olvidado durante mucho tiempo, pero se ha iniciado un programa para hacer que se incorporen a la sociedad en general, el turismo a su región se ha intensificado y hay planes para activar la economía en la zona con varios proyectos, pero para ellos eso no significa un avance, están agradecidos con los espíritus de la barranca y de las montañas que les han permitido vivir en esa paz, en ese aislamiento que ha impedido que se contaminen de todo aquello que hoy produce tanto daño en nuestras ciudades, ahí no hay trafico, no contaminación de ruido, de gases, visuales o de cualquier otro tipo, se vive en contacto con la naturaleza, se goza del air limpio, de las vistas grandiosas que ofrece el paisaje, de sus juegos y festividades, de la convivencia de gente que esta unida por su lucha constante para sobrevivir, por sus costumbres, su idioma que no han perdido, por su amor a la tierra donde pudieron escapar a la influencia de extranjeros.
No se sabe si la niña que hablaba con los espíritus sobrevivió y se cumplirá su profecía, pero existe la creencia entre algunos de que pronto ha de llegar el día en que los Rarámuri sean reconocidos como un heroico pueblo que se levanto desde el fondo de la barranca para llegar a la cumbre de las montañas.
JuanAntonio Saucedo Pimentel
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