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El Libro Cuando nació la idea de escribir fue como la tormenta que de pronto aparece en el horizonte anunciando con relámpagos y truenos...

sábado, 14 de noviembre de 2020

 


  

De la incertidumbre a la seguridad 

 



    cuando pensaba que moriría en cualquier instante, el viejo jardinero sonreía, como si le alegrara el tener aun algo de que sorprenderse, la vida es así, se decía para si mismo, un cofre de inesperados sucesos, cada paso que damos nos conduce a un incierto destino, no podemos predecir ni lo que puede suceder en el próximo minuto, mucho menos lo que la vida nos depara en la sucesión de años que existimos entre el nacimiento y ese fin al que denominamos muerte, sin saber con exactitud que hay en tan singular suceso, en el que al parecer desaparece la energía, la chispa, el calor, que mantiene el cuerpo y la mente activos, es algo que no parece tener sentido desde el punto de vista humano, porque ningún esfuerzo, éxito, reconocimiento, riqueza o poder extiende el plazo definido para un fallecimiento. Es como una sentencia que no se puede cambiar bajo ninguna circunstancia ni con algún recurso, simplemente se deja de existir.


Esto debiera hacernos recapacitar sobre lo poco que importa el obtener riqueza o poder, porque al final han de padecer su perdida y entre mas apegados estén a las cosas de este mundo, mayor será su dolor.  Tal vez lo único que sirve al final es saber que se llega con la conciencia tranquila, sabiendo que se hizo mayor mal y se busco siempre hacer lo mejor, aun cuando no se haya podido evitar el cometer errores, eso es un riesgo cuando se intenta hacer algo, cuando se desconocen las consecuencias, si lo supiéramos seguramente nuestras acciones serían diferentes. 


El jardinero desvió sus pensamientos para reflexionar sobre las posiciones que supuestamente el hombre obtiene en su vida y se dijo: es solo un espejismo, una ilusión que se desvanece ante la evidencia de que solo poseo aquello que puedo utilizar, disfrutar, incluso destruir, porque todo aquello que esta fuera de mi control y de la posibilidad de que yo lo disfrute solo es una referencia que me hace creer que es de mi propiedad, hay quien jamas pisa las tierras que se consideran suyas, quienes no pueden visitar sus fincas o navegar en un yate que atracado durante años se ha desgastado por el continuo cuidado de quienes realmente lo han habitado y que no se consideran sus dueños, he visto señores que decían tener esposa e hijos, pero vivían solos porque los negocios y otras actividades le mantenían alejado constantemente,  algunos murieron en la soledad y otros, aun cuando retornaron, no fueron recibidos con muestras de amor, sino mas bien como una incomoda visita que rompía la establecida rutina. En fin, que creemos ser lo que no somos, poseer lo que no es de nuestra propiedad, dominar lo que esta fuera de nuestras posibilidades, porque ni siquiera somos capaces de controlar nuestras emociones que algunas veces se desbordan y nos conducen a peligrosas situaciones, pero de alguna forma, todo eso es parte de la vida de un hombre, sus creencias, sus acciones, pensamientos, emociones, ilusión o realidad se confunden en las referencias que dan a la existencia su contenido original, el distintivo que nos hace creer que la vida es magnifica con toda esa variedad de elementos que no son propiedad personal, pero que lo consideramos nuestro, incluso al mundo, le decimos que es nuestro mundo, cuando que somos nosotros los que le pertenecemos como parte de su composición que se transforma constantemente sin que podamos detener o pausar las actividades naturales, donde la vida y la muerte son parte esencial, donde el vivir de un hombre es parte de ese proceso de transformación y cada intervención es importante aportando sus positivas o negativas acciones, quien al final determina que fue bueno o malo es el resultado, la consecuencia que, como otros procesos, no esta bajo nuestro control, ni somos quienes han de ser los jueces calificadores o parte del jurado, somos integrantes del elenco que actúa en la gran obra cuya finalidad desconocemos, como todo lo importante del universo, incluyendo nuestra propia existencia. 


Mientras veo crecer las semillas que hace algunos días puse sobre la tierra, me admiro de la rapidez con la cual se desarrollan y adquieren su forma, color, aroma, su adaptación al medio, la fuerza para resistir viento, temperatura y su habilidad para escapar de aquello que les perjudica, como puede ser la sombras o la competencia con otras plantas, parece sencillo, normal, pero es un complejo sistema que se ha desarrollado para garantizar su existir, del mismo modo, el del hombre esta diseñado por miles de años en los que se fue afinando cada detalle para hacernos resistentes a lo que es la naturaleza, de tal forma que hoy vemos su fuerza y su grandeza como algo que podemos dominar, aunque no es del todo cierto, eso nos da oportunidad a ser optimistas, ver la vida como algo que podemos enfrentar y ganar en sus diferentes propuestas, lo inesperado se añade a los nuevos datos, la incertidumbre es solo uno mas de los factores que se tienen que dominar para seguir adelante. 

JuanAntonio Saucedo Pimentel 


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