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lunes, 23 de enero de 2023

Los lobos, los tigres y los hombres

 Quince días han pasado desde que leí El Lobo Estepario, sin dunda un buen libro para darnos una idea de como existen muchas personas que en medio de la muchedumbre sigue siendo solitarios, buscando respuestas que nunca encuentran, al mismo tiempo que viven aventuras de todo tipo, conociendo lugares, habitando en residencias ajenas por corto tiempo para luego proseguir su camino, sin dejar mas huella que su personalidad solitaria, su desorden en el vivir, donde no es raro que se beba mucho sin llegar a la embriaguez, que se involucren con mujeres y hombres por solo unos minutos o quizás algunas horas sin entrar en relaciones profundas, sus sentimientos esta aletargados, reprimidos por un extraño don adquirido por tantos años de buscar y rebuscar aquello que ni siquiera saben que es, como si un impulso extraño los llevara por sendas que la mayoría no frecuenta o jamás recorre. 

En mi caso ni siquiera puedo pensar que soy como esos seres parecidos a los lobos, no soy sociable en lo absoluto, mas bien paso la vida como una fiera acorralada dentro de su propia jungla, evadiendo el contacto con los humanos en tanto sea posible, previendo cualquier relación que pueda sacarme de esa soledad que me tranquiliza, que me da la oportunidad de meditar, de acomodar los pensamientos de manera distinta a como dictan las normas sociales, las exigencias financieras, política o de otra índole, tal vez porque amo demasiado la libertad o por temor a los múltiples conflictos que se suscitan al entrar en contacto los seres humanos; con esto quiero decir que estoy lejos de ser humano, tengo demasiado apego a la naturaleza, al modo de vivir sin ataduras, seguir mis propios senderos, rebelarme a cualquier forma de atadura y por si fuera poco, no acostumbro ni beber, fumar o cualquier otro tipo de adicción, lo que me coloca fuera de las esferas donde se acepta a quien es similar o igual.

El resultado ha sido que sin comprender del todo bien como ha sucedido, he llegado a una etapa de mi vida en la que ya no puedo cambiar, ha sido demasiado el tiempo y los espacios que he marcado con mi comportamiento, no he sido presa de nadie porque seguramente no les ha interesado tener a su lado a quien no sabe comportarse dentro de un grupo o mantener una relación con persona alguna, reflejando tan solo estado salvaje que no se adapta a las normas establecidas. 

Quisiera que comprendieran que eso es imposible, el algun momento de mi desarrollo mi comportamiento fue alterado de tal modo que vi como un peligro el establecer relaciones con la gente, me sentí mejor cuando experimente la soledad, entra mas me alejaba de los grupos humanos mayor era mi felicidad, no puedo explicarlo, imagino que fue la sensación de libertad lo que mas me agrado, porque es verdad que cuando no se apega uno al estrecho contacto con otros seres, se experimenta mucha tranquilidad, no pueden afectar las intrigas, ambiciones, adicciones, violencia, competencias, falsedades, etc., simplemente se vive, se recorren los caminos y los espacios como si no existieran fronteras, buscando el alimento y alojamiento en forma natural, como todo animal solitario, aprovechando la oportunidad que da el habitar entre la muchedumbre, sacando provecho de sus de sus propios errores, de sus temores, que siempre están presentes aun cuando hacen lo imposible por sentirse seguros, simplemente porque no aceptan lo que son y pretenden alcanzar lo que nunca serán . 

Cualquier animal, incluyéndome, acepta sin repararos lo que es, no busca cambiar su naturaleza, se sitúa en el lugar que le corresponde dentro de la jungla donde habita, esta perfectamente adaptado para sobrevivir con los elementos y situaciones que le rodean, sus expectativa no rompen su estabilidad emocional ni entran en conflicto con su naturaleza, deja que las cosas transcurran sin mayor intervención, porque no desea controlar, ni ordenar a su manera lo que es natural, pero el hombre no se conforma con lo que es, ni con lo que tiene, ni con lo que le rodea, desea siempre conquistar, cambiar, controlar, ordenar según su criterio y termina por formar verdaderos laberintos donde se tortura noche y día tratando de encontrar la salida, dar solución a los problemas que el mismo se ha creado, pero eso le provoca tensiones que intenta aliviar con alcohol, drogas, sexo o cualquier cosa que le haga olvidar momentáneamente su amarga realidad. Nada que envidiar, nada que me haga pensar que tienen un mejor calidad de vida que la mía, por el contrario, reafirman mi voluntad de seguir siendo un animal solitario, un ser que se aleja del absurdo comportamiento del hombre.

Hermann Hesse ha descrito maravillosamente parte de mi comportamiento, pero estoy mas cerca de ser como un tigre que como los lobos, estos últimos crean lazos fuertes en la jauría, son afectuosos, obedecen la jerarquía, se organizan como grupo para diferentes actividades, pero yo no, soy autónomo, ermitaño, mis lazos afectivos están tan gastados como mi propia existencia, pero no lamento mas que el hecho de haber tenido que dejar en otros el sentimiento de que estoy perdido, tal vez desquiciado o que he desaprovechado de vivir felizmente dentro del ceno de una familia, de una sociedad, por supuesto, no estoy de acuerdo y creo que quien así me califica no ha probado jamás lo que es vivir como yo he vivido .

No he tenido que ser violento, atacar a otros para quitarles lo que les pertenece, he sentido el hambre y la miseria, pero no al grado de convertirme en un miserable que se aprovecha de los mas débiles chantajeando, sobornando, cometiendo toda clase de injusticias para satisfacer mis requerimientos, cosa muy común entre quienes se dicen humanos.  

De esa forma he de terminar mis día en la soledad y la libertad, espero tener una muerte digna de un animal salvaje, sentir que he sido autentico, fiel a mis convicciones. 

         JuanAntonio Saucedo Pimentel

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