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miércoles, 22 de marzo de 2023

El camino a la felicidad

 Cuando era niño escuchaba hablar a los adultos sobre lo difícil que resulta encontrar o alcanzar la felicidad, y de adulto siguen los mismos comentarios, tal vez porque lo mas sencillo algunas veces no lo percibimos, simplemente lo pasamos por alto porque resulta demasiado evidente, porque siempre lo tenemos presente, ya que la felicidad la podemos observar en los niños mientras juegan, cuando conocen a otros niños, rápidamente entablan una relación amistosa, comparten lo que tienen, se divierten de lo lindo sin mayor preocupación, confiados en que sus necesidades básicas son cubiertas por los adultos. 

Cuando perdemos esa confianza, cuando nos hacemos responsables de cuanto realizamos y comprendemos las múltiples reglas que nos marca la familia, la sociedad para ser un miembro bien aceptado nos alejamos de esa actitud de confianza y entramos en una en un estado de poca libertad, la cual se ira haciendo cada vez mas difícil conforme vayamos avanzando en las relaciones de trabajo, de negocios, sociales o políticas, es decir, nos complicamos la existencia de una forma absurda, ya que somos nosotros mismos los que hemos ido elaborando esa clase de normas, de actitudes que nos conducen a una restricción casi absoluta para alcanzar la felicidad, siendo parte fundamental de ella la libertad así como el sentirse seguro.

Nuestras sociedades se caracterizan por estar diseñadas para mantener el control, se supone que para una mejor convivencia, pero al mismo tiempo nos pone en posición de cumplir con todos y cada uno de los requisitos que mantienen ese orden, lo vemos desde nuestra familia, nos condicionan mediante una educación que marca de manera indeleble como nos comportaremos en el futuro.  

La escuela , o mejor dicho, el sistema educativo nos va condicionando a obedecer, repetir, competir, participar, cooperar, cumplir, ser disciplinados y realizar el mayor esfuerzo para obtener los premios que se otorgan a quienes cumplen con los requisitos de los programas de estudio. 

Cuando entramos a los campos  laboral, productivo, de negocios, profesional, artístico, empresarial, etc., ya estamos entrenados, acondicionados para seguir con los distintos lineamientos que se correspondan con nuestra actividad, por supuesto, con la total convicción de que tendremos que competir, esforzarnos al máximo para ser de los triunfadores, a nadie le gusta ser calificado de perdedor, al menos eso es lo que se pretenden, pero sabemos que hay muchos que se rebelan ante esas condiciones y que prefieren vivir de manera distinta, aún cuando eso les va a causar serias limitaciones, los pondrán en situaciones que limitan sustancialmente el poder ser exitoso, por lo menos en lo que respecta al aspecto económico que es uno de los que mayormente se toma en cuenta para determinar si una persona es colocada dentro de las altas esferas sociales. 

Seguramente en nuestro camino nos encontramos  con personas que les tiene sin cuidado el el cumplir con las normas, algunas ni siquiera conocen muchas de las reglas que se deben cumplir dentro de sus comunidades, se mantienen al margen de cualquier tipo de acondicionamiento viviendo de una forma que nos parece fuera de lo normal, pero esas personas, cuando las estudiamos a fondo, vemos su comportamiento, comprendemos sus razones, llegamos a sorprendernos de lo mucho que se acercan a la manera como nos comportamos cuando niños. 

Su manera sencilla de vivir se traduce en menos normas, en mas libertad, no están sujetos a la serie de compromisos que son característicos en las personas triunfadoras, sus pertenencias son mínimas y por lo tanto también lo son sus preocupaciones, que básicamente se limitan al como adquirir lo necesario para la diaria subsistencia.   

Donde mas podemos apreciar esta forma de vida es en comunidades rurales, entre mas alejadas de las grandes ciudades y con menos medios de comunicación, porque ahí se rigen por las costumbres que se han trasmitido de generación en generación y muchas de esas costumbres están regidas por la naturaleza, que marca los tiempos de siembra, de cosecha, la hora de iniciar labores, la hora de comer, descansar, etc. 

Al no tener muchas pertenencias tampoco tienen que preocuparse por su cuidado, se conforman con lo elemental, aquello que se utiliza diariamente, que se considera indispensable para sus vidas, como lo puede ser la vivienda y la parcela donde siembran aquello corresponde a sus alimentos básicos, probablemente también tengan gallinas y algún otro animal que forma parte de sus bienes, pero en la mayor parte de sus relaciones, siguen las normas que su comunidad acepta para la buena relación, por supuesto esto implica el participar, cooperar, en lo que conviene a la comunidad, pero sin imponer una carga pesada o imposiciones que limiten el libre comportamiento de los habitantes, que basándose en sus enseñanzas ancestrales, mantienen el respeto por los mayores, el cuidado de los niños, el apoyo mutuo, la cooperación en las festividades de la comunidad, esto ultimo se considera muy importante y se motivo de alegría, así como un honor en ser reconocido como un buen participante. 

Para quienes hemos tenido la oportunidad de vivir durante un largo periodo de tiempo en alguna de estas comunidades, nos resulta gratificante el presenciar la felicidad que se manifiesta en cada uno de los integrantes a realizar sus labores, ser parte de una tarea comunitaria o de la organización de un festejo, pero en realidad todos están integrados en cada movimiento, en sus proyectos, en festejos o en momentos de duelo, que también se comparten al conocerse bien cada uno de los vecinos. 

A lo que quiero llegar es que la felicidad es producto de la vida sin muchas complicaciones, que entre mas sencilla la podamos llevar, mayor será la posibilidad de sentirnos libres y en buen estado de animo, con un apego a lo natural, sin entrar en esos compromisos y en esas actitudes de esclavitud por causa de las pertenencias que nos van encadenando a su cuidado permanente. 

Parece sencillo, pero en la actualidad es complicado el no entrar en ese rol de competencia, de condicionamiento que nos impulsa de manera inconsciente a la adquisición de aquello que nos limita, que nos impone obligación, compromiso, responsabilidad, con el condicionante de tener que cumplir de forma correcta o correr el riesgo de ser mal calificado. 

Claro que podemos planear de forma distinta nuestra existencia, dándonos la oportunidad de gozar, de participar, de compartir de manera alegre y natural con quienes nos rodean, para eso debemos estar conscientes de que nuestra educación que ha impuesto los designios de competencia y triunfo basado en aspecto poco humanos, debe ser cambiada, transformada en una actitud en la que se imponga el bienestar al deseo de obtener de tener sin limites. 

Como siempre, cada uno de nosotros debe encontrar la forma, cada uno tiene sus propias ideas, seguramente se irán imponiendo las que demuestren alcanzar de mejor forma la felicidad,  por lo pronto no esta demás meditar al respecto, comentarlo y dejar que las ideas empiecen a fluir .


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