Entrada destacada

El Gran Libro

El Libro Cuando nació la idea de escribir fue como la tormenta que de pronto aparece en el horizonte anunciando con relámpagos y truenos...

lunes, 7 de abril de 2014

El Generalísimo



EL GENERALÍSIMO
Corriendo con el sable en alto, dando ordenes y deteniéndose apuradamente los calzones de bolitas, el Comandante Santamaría trataba inútilmente de salvar la última posición que teníamos en aquel territorio que por tantos años disputamos con nuestros vecinos del norte.
En el momento crucial de aquella encarnizada batalla nuestro encalzonado Comandante cayó dentro de un gran charco formado por lo orines de la caballada. Mientras se incorporaba, diciendo cuanta maldición le inspiro el suceso, intentando quitar el lodo de sus ojos, soltó los calzones que tan graciosamente le cubrían. 
El enemigo había ganado terreno, nos tenían rodeados y sin permitirnos defensa alguna, así que la escena causo hilaridad, y nos contagiaron la risa hasta el punto de terminar en lágrimas ambos bandos.
La derrota no fue algo inesperado, sabíamos muy bien que en el momento que el enemigo decidiera seriamos vencidos, pero habían dejado como ultimo punto de prioridad estratégica nuestra posición, porque tenían informes bien documentados de la incapacidad de nuestro líder.

De antemano habían realizado preparativos, para que, una vez derrotados, El Coronel Santamaría fuera ascendido a General y, poniendo en alto el “valor” demostrado al resistir hasta el último momento su avance, lo colocarían en la silla presidencial, lo cual sucedió sin contratiempos.

El incidente de su caída en el charco de orines, y el hecho de que le hubiera cogido la batalla en calzones fueron omitidos por la prensa, enfatizando su “coraje, valentía, y genio militar” para convertirse en el ultimo valuarte de la defensa nacional.
Para quienes estuvimos presentes resulto obvio que teníamos que guardar silencio sobre el particular.
No fue su culpa que el ataque sorpresivo que realizaron nuestros enemigos le haya cogido intentando poner un botón a sus calzones, como tampoco lo fue de nacer tan torpe e inepto en cuestiones de guerra, pero lo de las firmas en los tratados injustos que hizo con nuestros vecinos, su desmedida ambición y la forma como resolvió ambas cosas, de eso si fue totalmente responsable y jamás lo podremos olvidar.

Ahora que ha llegado el momento de acompañarlo a su última morada, mientras caminamos rumbo al cementerio, escucho las oraciones en su nombre y recuerdo como la Iglesia fue la primera institución en brindarle su total apoyo.
Se hicieron lo tramites necesarios para que la población entera recordara que , a partir de ese momento, teníamos una Santa María, madre de Dios, y un Santa María, padre de la patria, lo que nos otorgaría doble Gracia Divina. 
Pocos comprendimos el significado de tales argumentos, pero las peroratas que lanzaron desde los púlpitos los predicadores nos impresionaron de tal forma, que terminamos convencidos de que El Comandante era un ser excepcional.

Nuestro Mandatario, que en ese ataúd que va delante, yace pálido y frío, no ha dejado ningún hecho memorable en su carrera política, pero sin duda, en cualquier banco del mundo y en los círculos financieros se escuchara su nombre durante mucho tiempo. Porque si bien es cierto que no fue ningún benemérito en la defensa de los derechos humanos, también es una verdad que supo aprovechar las condiciones, por difíciles que parecieran, para sacar al país de la pobreza y proyectarlo a niveles económicos insospechados, además de que a él lo convirtió en uno de los hombres mas acaudalados del mundo.
II
Al terminar la guerra, las armas resultaron inútiles, pero la industria bélica había crecido desmesuradamente en tantos años de hostilidades interrumpidas.
Miles de personas serian afectadas en caso de cerrar las fábricas ya que dependían directa o indirectamente de la actividad bélica, era urgente encontrar un mercado.
Como país vencido, nos toco bailar con la mas fea, nos vimos obligados , mediante uno de los tantos tratados que firmo el Comandante sin mirar su contenido, a comprar durante diez años material bélico de desecho, el cual , sumado a nuestra producción, era demasiado incluso para abastecer a todos los otros pueblos que en esa época estaban en conflictos.
No se había acomodado en la silla presidencial nuestro reluciente mandatario, cuando empezaron a llegar las primeras remesas de pertrechos.
Ni tardo ni perezoso, el “Generalísimo “, como teníamos que llamarlo, inicio una intensa campaña por todos los medios de comunicación, para convencer a la población de los grandes beneficios que se obtenían al decorar los hogares con las gloriosas armas que habían servido para resolver los problemas entre dos pueblos que, a partir de esa fecha, se podían considerar hermanos.
Las armas que habían utilizado los valientes guerreros de ambas naciones y que, con su propia sangre, habían escrito la epopeya inigualable de dos países que habían alcanzado la paz, en un mundo en el que, el caos y la violencia prevalecían.
Al mismo tiempo las compañías publicitarias, para quedar bien con el Generalísimo, presentaron comerciales que tenían como objetivo convencer a los ciudadanos, incluso con mensajes subliminales, de que debían adquirir armas para toda ocasión.
Decían cosas tan absurdas como:
“El portar una pistola es, para el genero masculino, símbolo de su hombría, y recuerden, las mujeres los prefieren armados......muy bien armados ¡”
Para las damas las campañas se intensificaron, ya que es bien sabida la capacidad de consumo que las distingue. Se les vendieron granadas de mano, carrilleras, cascos, botas, mochilas y cuanta cosa se les ocurrió a los modistas poner en boga. Algunos comerciales estaban encaminados a convencernos del poder sexual que tenían las balas de cañón recargadas con esencias afrodisíacas. Se vendían como pan caliente, se convirtieron en el producto que mayores ventas de exportación registraba y en todo el mundo se reconocían como un símbolo de la generación nueva, la que había roto los tabúes del sexo.
Se realizo la magna obra del museo de la Guerra, edificio que contenía una amplia exposición de muchos de los elementos destructivos que se habían utilizado desde tiempos prehispánicos, hasta la época moderna. Ahí mismo se podían adquirir replicas de los artefactos y accesorios confeccionados para utilizarse como aretes, adornos para el pelo, en los autos, juguetes, y cien cosas mas.

Las funerarias compraron cañones con balas de salva para sus servicios, las compañías constructoras adquirieron tanques de guerra y explosivos para utilizarlos en la demolición de edificios.El departamento de salubridad adquirió casi todos los lanza llamas, poniendo la muestra de como se podía eliminar un gran porcentaje de basura en el hogar, los vendían incluso a crédito a los paisanos, de tal forma que los flamazas que salían por los vecindarios hacían que nuestra ciudad presentara un cuadro dantesco que se hizo familiar al correr del tiempo.
El impacto alcanzado en la venta de uniformes fue de tal magnitud, que las calles de las distintas entidades de la República llegaron a verse como si pasara un desfile militar interminable, pero los gustos cambian.
A partir del séptimo año empezó a declinar la venta, fue entonces cuando el Generalísimo Santamaría demostró nuevamente su genio, en un discurso en cadena nacional, anuncio que estaba dispuesto a vender armas a la guerrilla para demostrar la seguridad que tenia el gobierno que presidía, en el patriotismo y sentimiento solidario que existía, además de que no era él quien había de coartar la libertad de expresión, etc., etc.
Total, los guerrilleros recibieron los embarques de armas solicitados , los que fueron liquidados con divisas obtenidas en el extranjero, pero en tres años que duraron estas negociaciones, jamás tuvieron el gusto de constatar su funcionamiento, porque las municiones siempre se perdían, no eran del calibre solicitado, o estaban defectuosas.
Las fuentes de inteligencia interna nos decían que contábamos con los guerrilleros mejor preparados del mundo, lo cual no nos sorprendía, habían pasado años en entrenamiento para una lucha que nunca llego. Las pequeñas escaramuzas en que se vieron envueltos, fueron planeadas por nuestro líder, de esa forma mantenía en actividad a hospitales, laboratorios y funerarias de su propiedad, además de mantener la atención publica inmersa en un conflicto que siempre amenazaba con crecer, pero que en los altos mandos se sabia del todo controlado. De cualquier forma, los diarios vendían sus ejemplares con regularidad, porque las notas alarmistas sobre estos sucesos siempre eran leídas con interés.
III
El generalísimo envío sus enmiendas a la constitución, una de ellas extendía los periodos presidenciales a 20 años, con lo cual nunca se le pudo calificar de dictador.
Nuestro líder falleció cuando llevaba 19 años y deciento cuarenta días en el poder, lo cual demuestra lo bueno que era en cuestión de cálculos, aun cuando muchos opinan, que lo que precipito su repentina muerte, fue el hecho de saber que su periodo terminaría pronto.
A mi no me queda duda, supo retirarse a tiempo, porque las fuerzas que opositoras han encontrado quien les proporcione las municiones necesarias para iniciar el movimiento revolucionario, lo cual hace suponer que la tormenta pronto se abatirá sobre el territorio nacional.
Afortunadamente, este es un país donde los milagros ocurren con frecuencia, lo increíble se hace realidad, al mas pelón le hacen trenzas y los héroes crecen como en maceta. Tengo plena confianza en que ha de surgir otro líder, capas de fundir la genialidad con la fantasía, tal como lo hacia nuestro querido mandatario, el General Santa María.


No hay comentarios:

Publicar un comentario