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martes, 27 de junio de 2017

Jonas

Seguramente han escuchado la historia de Jonas quien fue tragado por un gran pez y estuvo ahí durante tres días y tres noches por querer escapar y no cumplir con una misión encomendada por Dios. 
    El relato bíblico parece estar muy ligado a la fantasía, pero existen elementos que nos hacen recapacitar sobre su interpretación metafórica que demuestra las consecuencias de no hacer lo correcto, de evadir nuestra responsabilidad, de huir de los problemas y dejar de cumplir con lo que nos corresponde dentro de la familia, en nuestra sociedad, en el trabajo o la en cualquier  sitio donde somos parte de un grupo que funciona en base al trabajo en conjunto, al esfuerzo colectivo.

La mayor parte de nuestras actividades, sino es que todas, están ligadas al grupo, somos parte de la humanidad, lo que hacemos o dejamos de hacer afecta esa relación que no podemos evadir, cuando no aceptamos hacer lo que nos corresponde nos exponemos a ser tragados por un pez muy grande, que no solo nos retiene  tres días y tres noches, sino la vida entera, aniquilando la posibilidad de ser útil, de gozar, participar, compartir con la humanidad todo aquello que va generando el continuo esfuerzo,  el anhelo de hacer las cosas bien. 
  
    El pez puede tomar formas muy diversas, desde una adicción a un desmedido y frenético afán de poder, una locura, una alteración mental, el miedo, arrogancia, el resentimiento, la violencia, corrupción,  en fin todo aquello que nos destruye, que nos consume, nos mantiene cautivos.

     Hacer lo que nos corresponde, cumplir con nuestra tarea diaria tiene como recompensa sentir la satisfacción de participar, de estar en contacto con otros que suman sus habilidades y esfuerzo para que las cosas funciones, que la vida continue, que exista un mundo mejor donde se puede gozar de paz y de amor.
  Por lo visto, en estos tiempos, cada vez mas somos tragados por un gran pez, somos presa de la apatía y la falta de coraje para enfrentar nuestra misión, nuestras familias sufren, nuestros amigos, la sociedad en que vivimos porque disminuimos su fuerza, les negamos nuestro apoyo, nos convertimos en un lastre que impide un mejor resultado. 

    Creo que mucho de ello se hace porque no comprendemos la gravedad de nuestro proceder, creemos evadir una tarea y con ello estar en posición de sentirnos libres de responsabilidad, pero el resultado es completamente contrario, somos cautivos de nuestras propias faltas, de nuestra actitud negativa.

    Afortunadamente tenemos la posibilidad de reaccionar, cambiar de rumbo, luchar y hacer lo correcto, entonces salimos a la luz y miramos cuan satisfactorio es participar en cualquier tarea si lo hacemos con gusto y con el conocimiento de la importancia que tiene nuestra cooperación. 
                                          JuanAntonio Saucedo Pimentel


     

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