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lunes, 26 de junio de 2017

El empujon



Escuche la  historia de un hombre que estaba hablando por su celular, tratando un asunto importante de negocios y recibe un empujón de otro hombre que pasa, su teléfono cae y se despedaza contra el piso, el se indigna, se enfurece al ver que quien lo ha causado ni siquiera se detiene a pedir disculpas, así que lo alcanza y le da un fuerte  empellón mientras le grita " te parece muy bien andar empujando "
El hombre cayo y desesperadamente buscaba su baston de invidente mientras pedía toda clase de disculpas.
   Imaginen la impresión que recibió el hombre de negocios, arrepentido ayuda a levantarse al invidente y le dice que lo disculpe

 En el fondo de su alma nace la idea de cambiar de actitud ante lo que muchas veces parecen agresiones.

     Lo mismo nos sucede en la vida, algunas veces somos los que empujan y otras los que reciben los empujones, nos sentimos lastimados o lastimamos sin percatarnos bien de las causas, sin entender la razón, sin comprender como afectan nuestros actos a otros sintiendo que estamos en lo justo cuando reclamamos o cuando creemos tener la razón.

Hay quienes somos cegados por las circunstancias , por el temor, la vanidad, ambición, adicciones u otras causas , pero lo peor es que no hacemos nada para aliviar nuestra ceguera, en la mayoría de las veces no lo aceptamos, creemos que vemos con nitidez  que  somos justos y que que hacemos lo correcto. 

     Decían los antiguos filósofos de Grecia que si los hombres supiéramos el daño que nos causamos cuando actuamos mal, jamas lo haríamos, creo que es cierto, actuamos sin consciencia plena de cual ha de ser la consecuencia, nos dejamos llevar por impulsos que muchas veces nos provocan serios problemas o se los provocamos a otros.

     La experiencia y la voluntad para aprender, para hacer lo correcto nos ayuda, hay quienes se van superando y encuentran los caminos para no ir tropezando constantemente, para no empujar a menos que sea lo mejor, aprender a dar buenos empujones no es cosa fácil, recibir los empellones de otros y controlar los impulsos tampoco es sencillo, es cuestión de disciplina.

     Una de las formas es la terapia, otra la meditación y pienso que la tercera es el análisis y conocimiento de lo que somos y lo que hacemos, tal vez hay mas caminos, cada uno puede encontrar el suyo y de ello estoy seguro porque muchas personas lo logran, viven una vida tranquila sin agredir y sin ser mayormente agredidos, alejados de la corriente de ambiciones y vicios , corrupción, viendo que su familia crece , se fortalece en los buenos principios.

     Permanecer en esa actitud requiere de constante entrenamiento de fe, de repetirse a si mismo la historia del hombre que fue empujado por el ciego, saber que muchas veces estamos en el lugar incorrecto y que eso nos puede causar un problema, salir de esos sitios peligrosos y hacer cuanto sea posible para no afectar a otros negativamente con actitudes, actos que provoquen daño de cualquier tipo.

    Parece sencillo pero no lo es, estamos tan acostumbrados a nuestro proceder distorsionado por múltiples factores, que cuando intentamos un cambio vemos que nos resulta complicado, nos sentimos incomodos ante las criticas, ante los obstáculos que tenemos que enfrentar para llevar una vida sana, sencilla, libre de esos impulsos competitivos que tanto daño nos causan.

Hemos sido educados para competir, para luchar, para ganar, pero no para compartir, no para ayudar, ser solidarios y comprensivos, entendiendo que no todos somos iguales ni tenemos las mismas capacidades, que somos ciegos en algunas cosas y en otras las percibimos claramente, que ignoramos mucho mas de lo que sabemos y que nos necesitamos unos a otros, que nuestra fuerza radica en la cooperación con un buen grado de afecto, en el entendimiento de que si somos hermanos en la misma lucha para que la vida sea mejor, para que nuestro mundo sea un lugar agradable.

   podemos ser ciegos, pero no tontos, podemos por accidente empujar  y lastimar , o intencionalmente, dando impulso a lo que nos conviene colectivamente,   lo que beneficia a la tierra .

A quienes en el pasado afectamos con nuestra actitud y les hicimos algunos daño, no queda mas que pedir disculpas y mostrar que estamos en la mejor disposición para reparar la falta si es posible, por lo menos que se note que tenemos otra forma de comportamiento y que estamos intentando ser mejores.

     Los que se empeñan en continuar en su camino sin reparar a cuantos empujan y dañan, menospreciando, agrediendo simplemente porque tienen el poder para hacerlo, son ciegos que tarde o temprano han de sufrir las consecuencias , han de comprobar que nuestras desiciones marcan el tipo de existencia que tenemos.
Lo que se siembra se cosecha . 

                                                      JuanAntonio Saucedo Pimentel

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