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jueves, 14 de febrero de 2019

Descubriendo un sendero

Me gusta mucho caminar por las montañas, los bosques de pino, los senderos cubiertos de hojarasca, sentir la brisa fresca en mi rostro, deleitarme con el aroma de esos lugares alejados de la ciudad donde aun se escucha el trinar de los pájaros, el ruido que produce el agua al correr y caer en pequeñas cascadas bajando por esas laderas empinadas donde no muchos llegan. 
En uno de esos paseos fui a parar en un lugar increíble, el escenario como de cuento de hadas, con el arroyo, las grandes rocas, la caída del agua en forma de abanico, los arboles y arbustos rodeando un claro en el bosque de manera que parecía un escenario listo para una representación de la bella durmiente o algo parecido.  Me acomode en una de las rocas que parecía haber sido tallada y moldeada por la naturaleza como asiento y me puse a admirar los detalles del sitio, descubrí una hormiga intentando cruzar el arroyo y pensé que era la osada aventurera que se distinguía de su grupo por intentar algo diferente, como lo han hecho algunos hombre a lo largo de la historia y que al fin son los que han descubierto muchas de las cosas , pero la hormiga no encontraba como lograr su objetivo, entonces cogí un rama seca y la cruce de lado a lado del arrollo esperando que ella lo utilizara como puente, no lo hizo, ignoró el pasadizo y siguió buscando su propia manera de cruzar, algunos hombres hacemos lo mismo, no aceptamos o no comprendemos que hay formas que otros nos facilitan para lograr lo que nos proponemos y perdemos mucho tiempo dando tumbos por la vida.
   En aquella soledad, rodeado de tanta belleza era fácil que la imaginación volara , sobre todo tomando en cuenta que para mi era normal inventar historias de duendes y hadas, de hechiceros , héroes, brujas o guerreros adecuando cualquier escenario a mis deseos, lo cual me ha llevado a pensar que mi universo interno es mucho mas interesante que el mundo externo en el que normalmente convivo con quienes algunas veces han pensado que soy un soñador sin remedio. 

  En esos parajes entendí que la vida tiene muchos matices, formas diferentes de transitar por sus senderos, de apostar en sus juegos o dejar de lado aquello que nos propone seductoramente para reducirnos a seres esclavizados, a seres que pierden la oportunidad de gozar de las maravillas que tiene el mundo. Comprendí que no era siendo rico y poderoso como se encontraba la libertad y la oportunidad para disfrutar de las cosas mas valiosas de la vida , que un ser puede ser dichoso con lo indispensable para subsistir si a cambio obtiene la facilidad para ser lo que desea, de hacer lo que se propone, entendí a quienes no buscan la gloria ni el reconocimiento, sino la paz y le felicidad de su espíritu, a los que no se comprometen en campañas que han de terminar en conflicto con otros, sino que se empeñan en apartarse de las tentaciones que han de lastimarles, que comprenden que en sus deseos puede germinar la semilla de su propia destrucción y sobre todo , reflexionar sobre la diferencia del ser y el tener, del gran error que se comete al seguir las huellas de otros, porque nadie es igual y cada hombre tiene la oportunidad de crear algo distinto, descubrir su propio camino y destino. 

Esas caminatas por las montañas cuando la lluvia me sorprendió y me mostró su poder la naturaleza al derribar árboles, la iluminar el cielo con sus rayos, al oscurecer de pronto el paisaje, regar la tierra en un instante, dar vida a los arroyos hasta convertirlos en ríos, arrastrar grandes rocas al abismo, imponer su voz y su fuerza de tal manera que me enseño a ser humilde, aceptar que hay algo muy poderoso que creo el universo, que los hombres jamas podremos comprender, que hay secretos, tesoros inmensos que nunca conoceremos porque nos hemos puesto vendas en los ojos, porque nos negamos la posibilidad de aprender conviviendo con la naturaleza, no lastimándolas, destruyéndola, deteriorando lo que es esencial para la vida. 
    Me alegré de ir a esos lugares, algunas veces faltando a las clases en la escuela, donde se recibe el entrenamientos para competir y actuar igual que la mayoría, donde se pierde la autenticidad y se limita la creatividad, donde el encierro de horas termina por perdernos en nuestros oscuros pasillos mentales sin dar oportunidad  a explorar el universo sin otro motivo que gozar de sus maravillas y buscamos siempre, como la hormiga de esta historia, un modo de cruzar al otro lado sin darnos cuenta que hay puentes para hacerlo. 

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