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viernes, 27 de septiembre de 2019

Monosilencios

Lo que no escribo es importante, son los silencios, las pausas entre acciones, cuando dejo de soñar y dejo de imaginar aquello que pudiera suceder en algún tiempo espacio que no tengo definido o que se ha quedado suspendido entre las horas en que deje de pensar conscientemente, que en realidad son las mas de mi vida, porque he de confesar que me permito el lujo de no comprometerme con lo que es importante, lo que lleva al éxito, al  reconocimiento por lo menos, prefiero la soledad y el silencio, la atmósfera tranquila de ese vacío que se forma en el interior cuando no hay ninguna premura, alguna planeación, proyecto u idea perturbadora en la que se tenga la propuesta que rompe el equilibrio y perturba el tranquilo estanque de mis locuras. 

     Vaya que hablar de locuras nos conduce a muchas veredas, a caminos que se entre cruzan, a senderos que no llegan a ningún lado o que terminan en laberintos de los que muchas veces no se puede salir, afortunadamente mis locuras no son tan severas, son pequeñas fracturas mentales que dan oportunidad a escapar a la realidad que me abruma, tal vez porque no puedo cambiarla tan solo con desearlo ni haciendo mi máximo esfuerzo, ha crecido tanto el desconcierto, se ha fortalecido tanto la vanidad, las pretensiones, el divagar entre juegos y adicciones, que me resulta difícil comprender donde me he quedado atrás.  Tal vez fue por no comprender los principios básicos para tener antes que ser, o por buscar las diferencias, ser escéptico ante lo que parece verdadero, dudar incluso de los que se dicen sabios y sobre todo de lideres que no pueden distinguir la diferencia entre una probabilidad y algo irrefutable como el entendimiento de que al nacer empezamos a morir o que no se puede ser otra cosa que lo que se es en cada instante y que por lo mismo es constante el cambio y la evolución o involución según sea la percepción de quien lo califica .  En fin , las cosas son como tienen que ser y me he permitido aceptar que debo estar tranquilo en la tormenta, porque ha de pasar como todos los fenómenos y que uno de esos fenómenos es mi propia existencia, que ha de pasar en su tiempo y dentro del espacio correspondiente sin que ello altere mas de lo debido el universo en su totalidad, que al fin y al cabo, millones de seres han pasado por este mundo sin que ello represente un paso significativo en el contexto cósmico, en otras palabra, es insignificante la pretensión de un hombre por mas que parezca brillante y magnifica, por lo que prefiero verme en este planeta como en una fiesta a la que he sido invitado y en la que puedo disfrutar que cosas maravillosas sin que ello represente un esfuerzo mayor, solo hay que vivir, dejar que el mundo muestre sus encantos, permitir que otros hombres y mujeres actúen según sus roles, de tal forma que, como una gran y espectacular obra de teatro pueda yo incorporarme en los momentos adecuados para no interferir mas de lo que me corresponde; pero como he dicho, no se hasta que punto es real o una ilusión lo que vivo, tal vez es parte de las locuras que he mencionado, o simplemente estoy emocionado por las nuevas consideraciones que han salido a relucir el pretender que algún mono pueda llegar a pensar como un hombre, lo cual sería un verdadero retroceso en la evolución . 
Al romper mi monósilencio  me pregunto si para mi padecimiento habrá algún locólogo  que sepa realmente defirenciar entre lo que soy y lo que pretendo ser en las diferentes facetas y actuaciones a lo largo de mi vida, porque es complicado entender como se puede vivir en un mundo tan desquiciado sin caer en los juegos mentales que permiten soportar, evadir o compartir las acciones y circunstancias que imponen sociedades de seres envueltos en el desconocimiento de lo elemental, la ética y la moral se fueron al caño, los parámetros para medir el éxito se acomodan siguiendo la riqueza y el poder como máximos exponentes y se deja al ser humano en miserables condiciones para gozar plenamente de su existencia, por lo cual se recurre a paliativos, drogas, alcohol u otras adicciones con las que se pretende evadir la realidad y me digo a mi mismo que encontré otra forma en  el monósilencio, en la ausencia de pensamientos, en la perdida de una facultad que se considera la mas elemental y distintiva de nuestra especie, lo que no significa que sea la mejor para adaptarse a la vida en armonía con la naturaleza porque hemos roto el equilibrio y la proporción para encaminarnos por el sendero de la auto destrucción sin que se encuentre la formula para contrarrestar los efectos. 

Si el antropólogo, el psicólogo, el sociólogo no han podido comprender del todo como actuamos y como cambiar el comportamiento del hombre para convertirlo en humano digno de pertenecer al planeta magnifico en el que habitamos, no ha problema, tenemos que aceptar que un locólogo nos lleve a los confines de la locura y nos muestre cuan equivocados estamos al creer que estamos en la cúspide de la evolución, que en realidad somos un peligro para la vida de otros seres en el planeta y para nosotros mismos, de tal forma que debemos aceptar nuestra naturaleza auto destructiva y realizar todo lo necesario para cambiarla por un verdadero amor a la vida, aunque debo advertir que probablemente ya es demasiado tarde para lograrlo .   retorno a mi monósilencio en este instante, prometo regresar en otra ocasión para escribir de los pensamientos espontáneos que no siguen la ruta lógica ni la norma marcada por la literatura o ciencias, simplemente se convierte en el manantial de ideas que han de flotar en el espacio tiempo que les corresponda.

JuanAntonio Saucedo Pimentel

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