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viernes, 20 de marzo de 2020

Falso orgullo

Falso orgullo

20 de marzo de 2020


orgullo 
bajo el chorro del agua de la regadera, el señor Toribio se sentia dichoso, estaba orgulloso de su hombría, veía su miembro viril con alegría mientras le decía en voz alta “que bien te has portado, eres de buena madera, mi orgullo, el placer de varias mujeres que te han de recordar en sus noches de soledad, cuando las ansias les empujan a sentir deseo de un macho que les de aquello que tu sabes dar muchacho, aun eres fuerte y sano, mira que sorpresa me has dado, voy a tener otro hijo a mis setenta años y apenas hace tres que me diste otro con esa mujer que mucho mas joven que yo ,me ama porque aun le cumplo en los deberes que todo hombre debe cumplir sin duda, mira que la vida es dura para quien no tiene un placer de vez en cuando, la felicidad es poca y hay que proporcionarla cuando se puede, tu siempre has podido, estas dispuesto al amor sin pretextos, pero mas vale que vayamos calculando el agua a los camotes, esto ya se esta acabando, voy sintiendo el peso de los años, el cansancio en los huesos, la amargura en mi corazón, porque no todo ha sido miel sobre hojuelas con esas dos docenas de hijos que hoy se completan con el que va pronto a llegar, cierto que de niños son graciosos, le dan alegría al hogar, pero también son una carga pesada y las hijas me han pegado en el alma con sus procederes, se han ido con hombres que no las pidieron en matrimonio, yo me case cinco veces y en todas he estado formal ante los padres pidiendo su mano, en los divorcios se hicieron conforme a la ley y en la primera se fue al cielo apenas en el quinto hijo, así que la vida ha sido buena para ti y para mi, con todo y sus bajadas, con sus arrebatadas patadas que de pronto nos ha dado por sorpresa, pero le hemos dado duro y tupido a lo que nos corresponde, dejamos una buena cosecha, frutos que han de regar la semilla por esta tierra de Dios, que ni que, muchos nietos, ahora ya bisnietos tengo y aun estoy fuerte y sano, cansado eso si, no es para menos, nos muchos años de andar batallando en estos senderos que nos ha tocado recorrer, donde fuimos bien atendidos por mujer y bien aceptados por hombres con los que compartimos algunos momentos de fiesta o de crisis, como dicen, de todo hay en el costal y de todo probamos un poco, no hay para que reclamar, ni de que quejarse, el agua nos supo bien lo mismo que el tequila o el mezcal y no le hicimos gestos a los frijoles, al mole o a las hamburguesas, que de aquí y de allá nos alimenta la tierra, que nos hemos andado por muchas veredas y siempre encontramos comida y resguardo, muchas veces porque tu fuiste el que encontró la respuesta correcta con tus apasionados encuentros entre las sabanas de esos lechos que guardaban los tesoros de las damas siempre dispuestas a gozar y hacer gozar sin contratiempo, el pasado esta llenos de aventuras amigo, hemos sido afortunados, bellas mujeres nos regalaron placeres, sus caricias, besos dulces, apasionados, cuerpos de fuego, abrazos de flores que se han marchitados con los años y hoy ya no reconocemos.  Mira que suerte que aun tenemos una mujer joven en nuestra ruta, me ha dado la noticia que voy a ser padre nuevamente, puede ser el ultimo me ha dicho con ternura, como si fuera un colofón para nuestra dicha, que mentira, es una nueva etapa, ahora ya no hay de que preocuparse por muchas de las cosas que me preocuparon cuando joven, cuando aun no sabía lo que era el amor o el sexo, cuando confundía el placer con la dicha inmensa de regalarlo todo, de entregarse completo, porque eso ha sido nuestra mayor dicha amigo, el saber dar sin restricciones, regalar dicha y placer y en ello encontrar la propia dicha, no hay nada mas placentero que ver que una mujer queda al borde de la locura en un encuentro que se ajusta a sus caprichos, en una relación donde sus deseos se cumplen y su fuego es apagado con caricias y con sexo, en eso tu eres un campeón sin duda. 

Don Toribio salió de la ducha, se seco con parsimonia, miro en el espejo su arrugado rostro, sus canas, la mirada apagada, sus labios resecos y de pronto se sintió viejo, como era posible que hubiese cambiado tanto en tan poco tiempo? recordaba perfectamente el ultimo juego de canicas con sus amigos de la infancia, ahí gano como diez canicas de las que les decían agüitas y dos ágatas, pero ahora era un hombre al borde de la tumba y supo entonces que nada podía cambiar su destino, ya había recorrido la mayor parte del camino y le esperaba la muerte en cualquier rincón para completar el ciclo, vaya que esto no es nada bueno, de que ha servido tanto brinco y tanto esfuerzo, me va a llevar el carajo sin que pueda ver como crece mi ultimo hijo, que remedio, de los otros tampoco se mucho, andan por todos lados como duendes desatados en una feria de locos, tal vez haciendo mas niños y niñas que llevan mi apellido , que importa, no les he conocido ni me conocerán, simplemente les contaran  que tuvieron un abuelo o bisabuelo muy enamorado, trabajador, un poco rebelde y un mucho soñador.  Esto muchacho, que quede bien claro, no hay porque sentir orgullo, solo hicimos lo que nos correspondía, lo demás es palabrería y falsos argumentos, se es lo que se tiene que ser, amamos a la mujer y dejamos la descendencia como marca la naturaleza, bien o mal nos han de juzgar mañana, pero tu y yo sabemos lo que ha sido el vivir y gozar, de eso no podemos quejarnos”

Cuando falleció don Toribio, en su funeral asistieron la mayoría de sus hijos, nietos, bisnietos y se hizo tremenda algarabía en las salas del velorio porque todos preguntaban y respondían sobre sus diferentes formas de vida, sus negocios, las propiedades, los viajes, el numero de hijos, la residencia, el poder, las amistades, los grandes y los chicos, los que estaban lejos, los que nunca se habían visto y en un rincón estaba el doctor que entendió en sus últimos años a este señor que ahora estaba ahí tendido en un féretro de lujo esperando su cremación  en el siguiente día, el medico pensaba en lo irónico que puede ser la vida, nadie ahí, excepto el y las  esposas que aun sobrevivían sabían, que don Toribio no era apto para la procreación, su esperma estaba deteriorado por un extraño virus que no le permitió jamas tener un hijo. 

JuanAntonio Saucedo Pimentel

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