Entrada destacada

El Gran Libro

El Libro Cuando nació la idea de escribir fue como la tormenta que de pronto aparece en el horizonte anunciando con relámpagos y truenos...

viernes, 13 de enero de 2023

La felicidad cosa sencilla para un niño

Las siete y media de la mañana, me despierta el canto de los pájaros, la señora Amelia a la que nunca he podido decirle madrina a pesar de que me lo han indicado varias veces, a colocado las jaulas de sus cenzontles en el corredor de la casa, en cuanto abro la puerta de la recamara me llega el aroma del café, me visto rápidamente y salgo a saludar a quienes ya se encuentran el el comedor listos para el desayuno, las hijas de mi futuro padrino Simón me revisan que tenga las manos limpias, peinado, la ropa bien abotonada, los zapatos bien atados y me sonríen en señal de aprobación, sus nombres son : Elvia, Estela y Martha, también esta en la mesa el hijo varón, Manuel, quien también tiene planeado ser mi padrino de Confirmación y que es quien mas juega conmigo, aunque la mayor parte del tiempo juego solo en el inmenso patio donde se acumulan los materiales de construcción, es el negocio a los que se dedica la familia, ahí se acumulan montañas de bultos de cemento, cal, cerros de arena gris y parda, pilas de ladrillo, etc., todo en orden y en grandes cantidades porque a mi futuro padrino Simón le gusta anticiparse al aumento de precios que seguramente, según lo ha comentado, va a suceder pronto, no entiendo mucho de lo que eso significa pero veo que se alegran de tener acumulado mucho material. 

Después del desayuno se me deja que vaya a jugar con los perros, El Chincolo y El Nerón, no se de que raza sean, son grandes pero aguantan todas mis bromas, incluso que los toree con sus trapos que saco de su casa, los macheteros se ríen de mis travesuras, ya quisieran tener tiempo para andar juagando, para ellos la jornada ha empezado temprano, tienen que tener los camiones cargados para cuando salgan mis padrino a llevar los pedidos. 
Subo a los montones de arena y graba imanando que son grandes montañas a las que voy escalando, cuando estoy en la cima me pasan la manguera para que riegue el material y no sea esparcido por el viento, eso es también motivo de diversión y muchas veces acabo empapado, pero no hay problema, corro a la casa y me cambio de ropa, para retornar al patio e intentar construir una casa con ladrillos y con madera, Don Gaspar, uno de los macheteros me ayuda, dirige la obra para que sea segura, apenas puedo entrar en esa mi primer construcción, para mi es el castillo de un gran rey,  mis súbditos son los perros que no tienen mas remedio que obedecer o les retiro sus platos de comida.

Al fondo del patio se encontraba el dominio de la Señora, un taller donde se elaboraban vestidos de china poblana, no tenia permitido ir a ese lugar durante la mañana, pero en la tarde, cuando ya se habían retirado las trabajadoras, me introducía en aquel mundo mágico lleno de color y de olores distintos donde utilizaba los imanes que se utilizaban para recoger los alfileres que caían al piso de cemento pulido, esa era una tarea que me gustaba mucho, imaginando que yo era el operador de una gran grúa, los alfileres al influjo del imán se acomodaban en hileras que yo procuraba fueran lo mas grandes posibles, dando mas emoción al ir depositándolos en los recipientes para el efecto. Me encantaba esa enorme bodega donde se apilaban las telas, los listones, lentejuelas, etc., todo a media luz, porque no me gustaba encender las lampara, era mucho mejor imaginar en las sombras toda clase de seres que yo dominaba porque era el señor conquistador de todos los reinos, la imaginación no tienen limites y mucho menos para un niño que solo tiene que inventar amigos, escenarios, eventos.  En ese mundo de realidad y fantasía transcurrieron los días y los meses, hice la primera comunión vestido con mi traje blanco sin entender bien que pretendían con hacerme confesar cosas de las cuales ni siquiera comprendí su significado entonces al escuchar el Decálogo, que es eso de fornicar o quien no respetaba a sus padres? en fin, todos muy contentos, días después la confirmación, la fiesta y a seguir con mis juegos fantásticos.

Una tarde todos en la casa estaban tristes, incluso los macheteros, las mujeres lloraban, se respiraba un ambiente muy pesado, pero solo me dijeron que había sucedido una tragedia, sin mas explicaciones me fui a tomar el baño nocturno y retorne a la sala de oración para rezar el rosario, mi padrino Manuel falto como de costumbre, no era extraño, el andaba muy entusiasmado con su novia y la visitaba cada noche, pero lo que me llamo la atención fue que durante las oraciones se pidió de manera especial por el alma de el  "que el Señor reciba en su reino el alma de nuestro hijo amado" se repitió varias veces, yo estaba tan cansado que, de no ser por los jalones de oreja que de vez en vez me aplicaba mi padrino Simón, me hubiera quedado dormido durante el rezo.
A la mañana siguiente no se abrió el negocio, muy extraño, eso solo se hacia el domingo, pero era un martes y ni siquiera los macheteros se presentaron, me quede solo con una de las señoritas que ayudaban en el aseo de la casa. Por la tarde, casi de noche, regresaron mi padrino Simón, la Señora Amalia y sus tres hijas, todos en atuendo negro, entonces ya me inquieto no ver a mi padrino Manuel y pregunte por que no estaba con todos, Elvia me dijo que se había ido a un viaje muy largo, que tal vez no lo veríamos en mucho tiempo, lo cual no me agrado en lo absoluto intuyendo que esa no era toda la verdad, que la tragedia de la que hablaban estaba relacionada con el único hijo varón de esa casa, aunque ello me veían como otro mas en su familia, tanto así que poco tiempo después mi padrino le propuso a mi madre que me dejara vivir ahí definitivamente, él se encargaría de que no me faltara nada, que recibiera una buena educación, ya se podrán imaginar que la negativa fue inmediata, mi madre me llevo a casa de mi bisabuela, donde feliz me encontré con mis otros tres hermanos y un primo de mi edad, con los que compartiría la mayor parte de mi niñez y juventud feliz de tener compañero de juego que eran reales, con sus propias ideas e imaginación para hacer mas emocionantes las aventuras que no faltaban y compartir con ellos muchos juegos y también los regaños, porque era difícil controlar aquella tropa de pequeños salvajes, pobre de mi bisabuela! mi madre y mi tía Rosa tenían que trabajar porque sus respectivos maridos perdieron el rumbo ante el encanto de algunas bellas damas que se encontraron en su camino, cosa muy común en esos tiempos.

Hoy, a lo lejos, después de tanto tiempo y tantos espacios recorridos, puedo aun sentir el influjo de esos años maravillosos en que la vida es toda una aventura donde fui probando lo dulce y lo amargo, descubriendo lo bueno y lo malo que forman siempre parte de una existencia, pero que siempre nos regala el misterio y las sorpresas como algo que nos mantiene a la expectativa, dispuesto a seguir luchando, a continuar la senda con la ilusión de que podemos encontrar algo maravilloso adelante.
                                                                                                             JuanAntonio Saucedo Pimentel

No hay comentarios:

Publicar un comentario