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miércoles, 11 de enero de 2023

EL BAUL DE TUS TESOROS

 

Conforme avanzamos en la senda de nuestro existir nos esmeramos en acumular toda clase de cosas que pueden ser materiales o inmateriales, de esa forma sentimos que estamos acumulando una riqueza que nos ha de servir para garantizar una vida mejor, pero se llega al punto en que nos percatamos que todo eso a lo que le dimos un valor, se puede desvanecer ante la imposibilidad de que nos sea útil para resolver un problema familia, salvar a un ser querido de la enfermedad, la agresión o la muerte, incluso para proporcionarnos los medios o la forma para encontrar paz y felicidad en la propia vida, eso es frustrante, nos causa desasosiego porque nos encontramos con una realidad para lo cual nunca nos preparamos, no recibimos desde temprano la educación que garantizara un buen manejo de esos imprevisto y de lo que debe ser siempre objeto de previsión, la vejez y la muerte como parte del proceso natural de todo ser vivo.

De pronto nos damos cuenta que ha cosas que están fuera de nuestro control, no hay forma de adquirir mas tiempo, de cambiar las circunstancias, de introducir a voluntad los elementos para cambiar aquello que nos lastima, lo que esta afectando a seres queridos, los eventos que afectan directamente a los que nos rodean porque forman parte de este grupo social en el cual nos hemos desarrollado, en el cual convivimos, participamos, donde se encuentran los amigos, familiares, las personas con las que nos hemos familiarizado por medio de los estudios, del trabajo, de actividades deportivas, artísticas o de otra índole.

Es entonces cuando las muchas cosas acumuladas se convierten en casi nada, son una referencia que se pierde en los laberintos de la imposibilidad, de la confusión, de la impotencia, frustración que se agranda como un inmenso monstruo que se va tragando todas nuestras expectativas, que intenta aplastarnos con sus negros vaticinios, con las evidencias contundentes de que no podemos resolver todos y cada uno de los problemas que nos va planteando cada vez con mas frecuencia y mas fuerza la falta de energía, las enfermedades, la senectud que se presenta para anunciar un final ya próximo.

Eso nos ha de espantar o paralizar? de ningún modo, tenemos aun el recurso de la experiencia, no han de ser los bienes materiales los que nos han de garantizar un buen caminar por esa senda que ahora se presenta, es nuestro optimismo, el plan que tracemos para continuar de la mejor forma compartiendo con personas de nuestra edad aquello que nos brinda alegría, que no otorga el lugar correspondiente por ser quienes son reconocidos por haber dejado tras de si todo un legado de obras, de pensamientos, que han servido de base para que las nuevas generaciones sigan adelante.

Nuestro camino sigue hasta que se llegue la hora final, debemos aprovechar este etapa para hacer un recuento de lo que acumulamos, desechar aquello que ya no es necesario, repartir los que otros pueden aprovechar, quedarnos con un baúl en nuestra mente en el que podemos guardar los buenos recuerdos, las felices experiencias, el placer compartido, sentirnos satisfechos de que hemos llegado hasta este momento y ha este espacio con la mente sana y con el corazón contento, con un espíritu que se alejo de lo perverso , de lo corrupto para alcanzar esta paz que nos invade, que nos permite ver a los ojos de quienes nos aman y tal vez nos admiran por no haber caído en todas esas trampas que se encuentran en el camino de un hombre y una mujer. 

Agradezcamos que podemos reconocer nuestra naturaleza humana unida a la naturaleza divina de Dios, no por inducción sino por deducción, siendo nuestra experiencia la que nos ha conducido a comprender que todo lo que existe en el universo, su complejidad, su maravillosa diversidad, esta sujeta a un orden que ha garantizado la vida de todas las especies que existen, siendo la mayoría ignoradas por quien nos tenemos la capacidad para comprender todos los misterios que guarda el cosmos. 

Felices debemos de caminar el tramo que nos queda, sabedores que disfrutamos como niños, gozamos como jóvenes , estamos en sana paz como adultos mayores. Las cosas materiales son solo eso, algo que se ha de quedar como un legado y un recuerdo, pero lo que hemos experimentado y guardamos en nuestra alma es lo que nos ha de acompañar felizmente hasta el final . 

                                                                                 JuanAntonio Saucedo Pimentel  

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