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miércoles, 10 de abril de 2024

El accidente

Casi por completo inmovilizado entre aquellas grandes rocas que detuvieron mi caída, intentando mantenerme consciente a pesar del intenso dolor que en distintas partes me atormentaba, recordé que esas barrancas alcanzan una profundidad de más de 1800 metros, así que no podía menos que congratularme de estar aún con vida, no sabía cuántos metros rodé entre afilada lajas, pero fueron suficientes para que perdiera el conocimiento. Cuando recupere el conocimiento estaba atorado entre dos grandes rocas, habían detenido mi caída pero eran como un ataúd en el que apenas podía mover mi brazo y pierna izquierda con mucho esfuerzo y la visión estaba bloqueada a unos dls metros por otras rocas, imaginé que ahí moriría, me había adentrado en la sierra, por lo menos estaba a cinco horas de la última cabaña de nativos según mis cálculos, era casi imposible que me encontraran y sobre todo porque estaba parcialmente enterrado, pero no perdí el animo, después de todo aquello paraje era magnífico, era un sitio en el que reinaba la tranquilidad, donde el sonido del viento era como un murmullo suave que me invitaba a reflexionar sobre lo que consideraba importante en la vida, aquello que me dolería dejar. Por supuesto, en primer lugar no ver a mi familia, el desarrollo de mis nietas, sus logros, la reunión con mis hijos, hermanos, que en realidad no eran muchas las ocasiones que lo hacía, varios años llevaba en un aislamiento que, incluso para mí, era incomprensible, sobre todo porque me era fácil y agradable el comportamiento social, lo cual me facilitó las cosas cuando me dediqué a las ventas o en puestos donde atendí a publico, pero de pronto me sentí el deseo de ir por el mundo recorriendo caminos solitarios, conocer lugares alejados del bullicio, del bombardeo publicitario, donde no llegarán los influjos de la descomposición social, con sus manifestaciones violentas, los arrebatos de locura, adicciones, frustración, deseos, ambiciones, intrigas, crímenes o sus mezclas de euforia, pasión, ilusiones, arte, organización, porque no le encontré sentido o interpretación que satisficiera a la interrogante , para qué?  

Ahora ahí tendido, en esa soledad y tranquilo paraje podía meditar todo lo que quisiera, incluso encontrar el sentido de la vida, su valor, tendría suficiente tiempo para reflexionar sobre mis experiencias, las grandes emociones, los momentos destacados, los sentimientos profundos, las ideas que me parecieron brillantes, los amigos perdidos, las apasionadas amantes, los dulces momentos, las angustias, o el amargo sabor de las desilusiones, pero no había mucho que pudiera destacar, algo relevante para otorgarle un sitio especial entre los muchos que los hombres catalogamos como especiales, mi acontecer ha sido normal, sencillo, común, he sido como millones de seres que en todos los rincones del planeta, en todas las épocas han vivido disfrutando, sufriendo, amando, luchando para seguir el mismo camino que los ancestros, con sus variantes acordes a las circunstancias, con sus adaptaciones al espacio tiempo en que se desarrolla la actuación correspondiente, porque en el vasto escenario somos al mismo tiempo espectadores y actores según lo comprendo.

Escuche a lo lejos voces e intente gritar, no pude, mi boca seca tenía sangre coagulada, la sentía la lengua pegada e intente escupir varias veces, con gran dolor moví mi brazo libre para intentar sacar la correa de la mochila, ahí traía agua . Nunca imaginé que una acción que normalmente es sencilla me costará tanto dolor y trabajo realizarla, pero al fin pude pasar la mochila por sobre mi cabeza y poner el contenedor de agua frente a mi, aquel momento fue maravilloso, como si un filtro mágico me devolviera la fe y el deseo de vivir, de seguir luchando, simplemente porque es satisfactorio vencer a la muerte . Este juego lo tenía que ganar, siempre había sido un buen contrincante en los deportes, en los negocios, en los debates, ahora no estaba dispuesto a permitir que la muerte me venciera.

Mientras hacía buches y escupía la sangre, las voces se alejaron , solo el suave sonido del viento escuche mientras me recriminaba por ser tan lento, por no haber reaccionado antes, por ser un redomado pretensioso que en realidad escondía el temor tras la capa del luchador que no se deja vencer, para luego fanfarronear diciendo que había ganado cuando todo parecía perdido, buen argumento para los que me aprecien, malo para los que no me tragan ni en pintura, que los debe de haber aunque no se hayan hecho visibles hasta el momento, no he sido una pera en dulce, mis malos ratos y desastrosos momentos he tenido, seguramente lastime, ofendí a más de uno, pero son gajes de la vida, lo siento, hubiera querido que siempre las cosas fueran bien para todos. Tonterías las que ahora se me ocurren, debo encontrar la forma de llamar la atención, tal vez el reflejo del sol en la hoja del hacha y la pala servirían, las saque de la mochila e intente ponerlas de manera apropiada, después de ese esfuerzo me desmayé.


No se cuanto tiempo estuve inconsciente, cuando reaccioné ya era de noche, afortunadamente las rocas habían guardado suficiente calor que ahora me permitían soportar el frío, no había mucho que pudiera hacer, tomé unos sorbos de agua y procuré dormir aprovechando que ya no sentía tanto dolor.

El ruido de lajas resbalando cuesta abajo me despertó, supuse que alguien por el sendero estaba caminando y haciendo que eso sucediera, empecé a mover la pala para hacer ruido mientras emitía quejidos lo más fuerte que pude, alguien gritó en lengua rarámuri y luego se alejó, estaba seguro que me había visto e iría por ayuda, mi corazón latía con fuerza y por primera vez pensé en dar gracias a Dios, aunque no lo comprendiera, ni aceptara las descripciones que las distintas religiones hacían atribuyéndole rasgos, características antropomorfas que jamás me satisficieron, eso poco importaba, deseaba darle gracias por darme otra oportunidad, y si no me escuchaba poco importaba, estaba emocionado , solo tendría que tener paciencia, aguardar a los rescatistas, mi reloj estaba destruido, no sabía la hora, pero ya tenía una esperanza, aunque conforme se acercaba la noche empecé a dudar e hice toda clase de suposiciones, tal vez quien gritó solo lo hizo para obtener una respuesta y al no obtenerla supuso que solo había imaginado, o no le creyeron a quienes les dijo, o estaban investigando si había reporte de alguien desaparecido en la zona, en esos pensamientos y en la certeza de que nadie me reportaría como desaparecido se llegó la noche, saque una manzana de la mochila, la corte en trozos pequeños para poder tragarla porque me era imposible masticar y me dormí.

Desperté antes que el sol saliera, pude abrir la bragueta y sacar el pene pa orinar procurando no mojarme, fue un alivio y nuevamente di gracias, ahora cualquier cosa que antes me hubiera sido normal era algo extraordinario, incluso el abrir los ojos, ver, escuchar, sentir, estar consciente, pensar, recordar, imaginar, esto último era importante, podía valerme para que el tiempo no me fuera tan difícil, haría un recordatorio de algún suceso y le cambiaría los detalles importantes para acomodarlo a mis deseos, como si fuera una historia idílica en la que yo como protagonista principal me convierto en gobernante de mi país, logró un gran desarrollo económico, La Paz, la armonía, el bienestar, mediante un cambio en la educación, dejando de lado la práctica de competencia e implantando la de cooperación como medio para alcanzar los objetivos, fomentando entre los integrantes de la so… escuche el motor de un helicóptero, puse toda mi atención en ello, era verdad, se estaba acercando y escuché  voces , gritos, parecía un sueño, era tanta la emoción que se me cero la garganta y no pude gritar aún cuando lo intenté. Las piedras lajas resbalábamos a cierta distancia de donde me encontraba, alcancé a ver las cuerda de los rescatistas, percibir como sus voces se hacían cada vez más audible, entendía lo que decían,  vi un rostro aparecer frente a mí preguntando como me sentía, alcancé a decir que tenía seguramente varías fracturas, me inyectó en el hombro mientras decía que era analgésico, me desmayé.  

Cuando abrí los ojos de nuevo estaba en el hospital, me enteré que mi rescate era todo un acontecimiento en la región, era algo increíble que hubiese quedado atorado entre aquellas rocas que impidieron que cayera hasta el fondo de la barranca, lo que hubiese sígnica do mi muerte con seguridad. Los rarámuri decían que el dios de la naturaleza me había protegido y cobijado entre esas rocas, que no existía otro sitio como ese en la barranca, abra conocido como las rocas del rescate.

Dos años después, ya completamente recuperado, regrese al mismo sitio, lleve algunas cosas como agradecimiento a quienes habían dado aviso de mi accidente, me senté en el borde del sendero de apenas unos sesenta centímetros de ancho, observé a unos cincuenta metros las grandes rocas que me salvaron, de verdad era increíble que hubiera quedado ahí atrapado, unos centímetros más o menos que hubiese ocurro mi caída y no hubiese sobrevivido, algún dios de esos paraje me protegió, di gracias desde el fondo de mi corazón que seguiría latiendo algún tiempo extra, porque aún tenía que aprender que la vida es un don que no se puede despreciar, qué hay que disfrutarla , agradecer la oportunidad otorgada sin merecimiento alguno.

Autor

JuanAntonio Saucedo Pimentel


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