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martes, 16 de abril de 2024

Monopolio de Dios

 El fanatismo religioso es uno de las peores actitudes que se puede encontrar en nuestras sociedades, un comportamiento de este tipo ha llevado a enfrentamientos, crímenes, guerras, acciones que parecieran sacadas de un registro de algún centro de enfermedades mentales, verdaderas locuras realizadas por quienes pretenden ser los custodios de lo sagrado, verdaderos seguidores de las leyes de Dios, intérpretes de su voluntad, jueces y verdugos inflexibles que han de castigar a quienes piensen y crean en algo diferente. La Historia está plagada de actos indignos de seres racionales, tal parece que es un padecimiento que no se puede controlar y continúa en la época actual creando grandes problemas, sobre todo cuando ese fanatismo es aprovechado por quienes se esmeran en crear conflictos para sacar provecho de ello, lo cual nos conduce a observar cómo existen niveles de maldad, retorcidos caminos por los que se conduce a los grupos humanos haciendo que sus convicciones, o mejor dicho, las actitudes inducidas,  sean la forma mediante la cual se conforman las distintas esferas de poder, que al fin es lo que más importa dentro de la competencia en que se mueven las sociedades humanas. 

Resultaría demasiado triste, angustioso, el creer que siempre estaremos sujetos a ese influjo maligno basado en la estupidez como parte medular del comportamiento, pero afortunadamente existe el mecanismo reflexivo, la parte de la consciencia que logra encontrar una visión distinta, un enfoque que disminuye e incluso anula la influencia inductiva , muestra otras alternativas, se rebela ante los poderes de facto, se libera del fanatismo analizando, comprobando, cuáles son aquellos elementos convenientes para una vida serena, pacífica, productiva, feliz . Al hacerlo, los senderos se van ampliando, se abren nuevos horizontes donde la libertad de pensamiento permite ajustes fundamentales para una existencia plena, aún cuando esto exige apartarse de quienes continúan aferrados a sus creencias sin atender a otras posibilidades.

Estoy convencido, después de repasar distintas doctrinas , de escuchar argumentos de creyentes en diferentes religiones, que los hombres ajustamos a Dios a las conveniencias, circunstancias, intereses , atribuyéndole características antropomórficas combinadas con fantasías, muchas veces haciendo uso de leyendas, historias míticas, relatos que se formaron dentro de grupos donde se percibió el gran poder que significaba el inducir temor y respeto a lo desconocido, dando origen a los ritos, a la veneración, fanatismo.

Cada grupo emprendió la difusión de sus creencias, dando como hecho que se tenía la certeza de que sus creencias eran las auténticas revelaciones divinas, las cosas se fueron complicando conforme esos grupos crecieron y defendían a toda costa su religión, ya sabemos las consecuencias, estamos en la misma ruta después de miles de años, cometiendo el mismo error, cada creyente asegurando que es en su religión donde se encuentra la verdad, las revelaciones divinas y dispuesto a luchar hasta la muerte por defenderlo.

Es tiempo de hacer uso de ese poder de reflexión, del razonamiento científico, de encontrar la solución a esos conflictos mostrando que Dios no puede se monopolizado porque no comprendemos su esencia, la capacidad humana no alanza para entender la existencia, magnitud, complejidad del universo y mucho menos para la razón, origen de su existencia, un buen principio para reconocer la ignorancia y recomponer la ruta, porque eso nos lleva a deducir que posiblemente jamás tendremos una visión cercana a lo que es Dios. Tendremos que conformarnos con la convicción que es más que todo lo que existe y que nadie puede atribuirse la interpretación de su intención, causa, efecto.

Ser libre de fanatismo nos  permite gozar de la vida, relacionarnos mejor con otras personas, ser tolerantes, respetuosos de sus convicciones, al fin son resultado de miles de años de influencias que se han fincado como una verdad, creciendo, abarcando gran parte del mundo y solo la educación reflexiva nos puede ayudar a cambiar esas actitudes y comportamiento que tanto mal han causado.

Por el bien de todos, esperemos que así suceda antes que sea demasiado tarde.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 

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