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El Gran Libro

El Libro Cuando nació la idea de escribir fue como la tormenta que de pronto aparece en el horizonte anunciando con relámpagos y truenos...

martes, 29 de julio de 2025

La propia imagen


El indigente encontró un televisor descompuesto en la basura, era una pantalla grande con su color gris que reflejaba vagamente su figura, como si fuera el reflejo de su sombra y decidió llevarlo a su cueva e instalarlo para explorar las ideas que sirvieran de no ver ni escuchar lo que otros ven en esas pantallas que se venden sin que los compradores se percaten que están adquiriendo un súper grillete, un dispositivo que le convierte en sumiso servidores de quienes programan lo que han de ver y escuchar, como se devén vestir,hablar, pensar. La Colocó de manera que no estorbara su visión del horizonte, porque ahí veía otras cosas, era como adentrarse en el pasado y en la dimensión de los ignorado, algo muy interesante porque descubría lo que no sabía, lo que su mente podía crear a partir de una simple palabra que se convertía en derivación se ideas , en escenarios donde los colores podían danzar para convertirse en un ser extraordinario capaz de transformar la oscuridad del pensamiento en esa luz brillante donde surge lo nuevo. Aún no lo había logrado, era un explorador que intuía solamente la existencia de esa dimensión donde se admitía la demencia como sabiduría y la fantasía como una realidad. 


Una noche  se veía en esa pantalla con la luz de la vela en el centro ,la flama danzando con la brisa , como una elegante bailarina de fuego que retaba a las sombras ,se imponía a la oscuridad , era la estrella del escenario desde los primeros tiempos cuando su descubrimiento se convirtió en símbolo de poder, en diosa misteriosa que podía ahuyentar a cualquier enemigo. Hoy ha perdido ese papel , pero sigue siendo importante ,aunque cada ves se le sustituye con otros elementos, la ciencia avanza , la involución también , porque muy cierto es que llegamos a un punto en que el retroceso nos puede llevar de retorno a ver el fuego como el aliado para sobrevivir, alguien considerado un genio predijo que la cuarta guerra mundial será con piedras, el indigente se sonrió al recordar esa sentencia. Apago la vela y se dispuso a dormir.

JuanAntonio Saucedo Pimentel 



Capítulo:  el indigente y El ojo apagado


Los primeros rayos del sol se filtraron por las rendijas de la ventana, tapada con plásticos y cartones, como una caricia tibia de madre amorosa. Él abrió los ojos despacio. Lo primero que vio fue la pantalla oscura del televisor que había rescatado de la basura, su único testigo, su espejo silencioso.


—Ahí estás, mi ojo negro… —murmuró, con una media sonrisa—. Calladita te ves más bonita. Sin voz, sin luces, sin imágenes. Así no haces daño.


Se sentó en su colchón delgado, estiró los brazos y observó el televisor con un respeto casi solemne. En su silencio, decía más que en toda su vida encendida. Ya no vendía promesas ni miedos. No sugería qué pensar ni cómo vivir. Era solo un cascarón, una carcasa que apenas reflejaba la realidad. Una realidad que, a su modo, también se apagaba.


—Es curioso —continuó—, cómo ese aparato ha sido el altar de millones, colocado en el mejor lugar de sus casas. Le rezan sin saberlo, con los ojos abiertos y el juicio cerrado. Pero ahora, tú, viejo amigo… así, quieto y mudo, me enseñas más que cuando gritabas.


Se levantó, se aseó lo mejor que pudo, se vistió con ropa limpia y se colocó su sombrero. Antes de salir, acomodó bien el cartel en la puerta: “PROHIBIDO EL PASO. VIOLAR ESTE ESPACIO ES DELITO.” Aunque nadie más viviera allí, él defendía su territorio como cualquier ciudadano. O quizás, como cualquier animal herido que aún conserva dignidad.


—No está tan mal vivir así —se dijo—. Al menos no tengo que aparentar cordura.

 Al menos no me ha dado por creer que puedo controlar el mundo y que lo puedo conquistar con otra gran guerra, porque vaya que el bombardeo de partículas invisibles que a diario recibimos, a unos muchos les está afectando el cerebro más de lo que se puede considerar normal dentro de esta anormalidad que ya es cotidiana. Si los medios de difusión expusieran las verdades, tal vez provocarían un verdadero caos, darte cuenta de que estás siendo afectado por micro partículas que te van a causa diferentes afecciones, entre ellas la demencia, no es cosa de risa, además no van a detener la producción de plásticos por algo tan trivial, de algo tenemos que morir, el cancer y las afecciones respiratorias se atienden cuando se presentan y punto, todo sigue normal.q

Caminó rumbo al mercado, donde la rutina tenía nombre propio: doña Graciela. Ella siempre lo esperaba con el desayuno listo… y la escoba también. El mercado era una mezcla de aromas, gritos y desperdicios. La gente compraba con prisa y dejaba atrás una estela de basura como si fuera parte del ritual.


—Tal vez sería bueno poner unos letreros —pensó mientras barría—: “Tirar basura demuestra falta de cultura.” O uno más directo: “¿Quiere tirar basura? Hágalo en su casa.” Pero, bueno, si todos fueran limpios, ¿quién me daría trabajo?


Sonrió. Esa basura que tanto molestaba era la que le daba comida diaria, algo de dinero para sus gastos… y para sus gustos. No necesitaba más. Vacaciones en Cancún estaban , por el momento, fuera des sus planes.


Al llegar al local, saludó con la alegría de siempre. Doña Graciela le devolvió una sonrisa de esas que abrigan más que una cobija en invierno, y le sirvió un café bien cargado con huevos revueltos y jamón.


—Pa’ que tengas energía suficiente —le dijo ella, como cada mañana, con el cariño que sólo tienen quienes saben ver al otro sin juzgarlo.


Él tomó el café entre las manos, aspiró su aroma con deleite y miró al cielo como si agradeciera algo más que el desayuno.


—Hoy el mundo está menos loco —pensó—, o estoy aprendiendo  a entenderlo sin que me duela tanto.

Tal vez tenga algo de Diógenes en mis genes, ser cínico no es  malo si comprendes la razón, si en ello aprendes verdades que se escapan  a quien sigue los dictados de esas pantallas donde los pensamientos se convierte en patrones de conducta programados por algún logaritmo que planifica el consumo, la forma de vivir.

Pero ya es tiempo de salir a recorrer otros lugares, hasta Dubai será el objetivo, aunque nada más llegue a Chinconcua, será un buen recorrido aprendiendo algo nuevo.


Al terminar la jornada recibió la cooperación de los locatarios, la torta que las tortas bien preparadas que le dio la doña y se fue caminando de regreso lentamente , paso por el local de libros de segunda mano, leyó algunos títulos, ninguno le pareció interesante, pero el dueño que bien le conocía le extendió un ejemplar diciendo que ese le gustaría, lo podía llevar prestado, le agradeció y se fue feliz a leer antes de dormir.






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