Instalado en le jacal que me prestaron por tiempo indefinido, trabajando a
medias con Don Matías y haciendo mis dibujos y pinturas con gises mi vida era
tranquila y equilibrada, tal vez porque sin mucho esfuerzo me adapte al no
consumo desmedido y a la sencillez como se vivía en el pueblo. Mi
mobiliario consistía en una mesa rústica pequeña, dos sillas, una cama con
petate , el dormir en tierra aun no me sentaba bien, los jarros y platos de
barro, una cazuelas y ollas del mismo material, el contenedor de agua con su
filtro de piedra porosa y el brasero que yo mismo hice para facilitarme cocinar
ya que nunca fui lo suficientemente flexible para permanecer sentado en el piso
o de rodillas frente al comal como se acostumbra por esos lados.
Me entretenía en hacer un camino con piedra desde el borde del camino hasta
mis habitaciones para evitar llegar con lodo en la época de lluvia hasta el
interior del jacal, cuando apareció una mujer cargando un envoltorio de ropa .
Aquí traigo sus cosas don, mi madre hoy amaneció cansada y me manda a
dejarlas, que son diez pesos y que si tiene mas para lavar que me le entregue y
mañana por la tarde se la devolvemos.
Comprendí de inmediato que se trataba de la hija de doña Soledad, la que me
vendía tortillas y frijoles refritos, lavaba mi ropa y me instruía en las costumbres
y sobre que cargos o reconocimientos tenían algunos de los integrantes de la
comunidad. Ella me platico de su hija Luisa, viuda desde muy joven cuando a su
marido le mato un rayo cuando venia de los llanos y no tubo la precaución de
dejar enterrada la hoz viendo que se avecinaba una tormenta.
Le agradezco mucho que me la trajera, lamento saber que doña Soledad esta
cansada, ahí dentro sobre la cama están mi ropas para lavar, le doy ahora el
dinero, pero le agradecería que me aceptara una tasa de te y platicara conmigo
un momento, hoy es domingo, termine temprano mis labores en la milpa y su mamá
siempre satisface mi curiosidad por algunas cosas que me gustaría entender de
como se vive en este pueblo.
Luisa sirvió los tarros con té de hierbabuena y nos sentamos a
conversar tranquilamente, mientras los hacíamos no dejaba yo de observarla y
admirar su belleza natural, no requería de ningún maquillaje, su pelo trenzado
le daba hasta la cintura y aparecía bien peinado , y su figura era esbelta, de
estatura mediana, bien conservada físicamente como la mayoría de las mujeres de
la región por las actividades físicas constantes y variados que realizaban cada
día.
Usted dirá que quiere que le cuente de este lugar, no hay
mucho que contar, es un lugar donde todos nos conocemos, asistimos los de la
misma edad al único salón de clases con el que hemos contado desde que yo era
niña, ahí se imparten los grados de primero a sexto a la misma hora y por el
mismo maestro, pero cosa extraña, no nos hacemos bolas, cada quien a sus tareas
y escucha la explicación que le ocupa según el año que cursa, es algo que
muchos de los que nos visitan no comprenden, pero solo estando como alumno se
puede entender. termino su explicación con una sonrisa y una mirada un
poco burlona, seguramente yo estaba poniendo una cara de incrédulo que le
pareció graciosa.
También me he fijado que no hay policía, ¿como se las arreglan para
mantener el orden?
Fácil, la autoridad sabemos que son los mayores, los padres se encargan de
los hijos y cada uno pone atención en su casa y en las acciones de quienes la
habitan, una conducta indebida es castigada, además de que no gusta estar en la
boca de otros por hacer las cosas mal, preferimos que se hable bien y se
recomiende nuestro proceder. La única vez que vinieron al pueblo los
soldados fue hace años, cuando los mandaron a cuidar el orden en las fiestas de
la Virgen, fue una tragedia que nadie olvida, la mayoría habíamos ido al
entierro de mi esposo, veníamos del cementerio cuando escuchamos balazos, de
pronto creímos que eran por el festejo, pero a lo lejos vimos correr gente,
mujeres niños y los gritos desesperados llegaban hasta nosotros, corrimos para
llegar al pueblo y encontramos a los tres soldados corriendo para las afueras
con rumbo a la carretera, no sabíamos que sucedía, hasta que alguien vino a
decirnos que tres hombres yacían muertos, uno dentro de la tienda de don
Refugio, el otro en la casa de Matilde y uno en la milpa de su solar. Nunca se
supo cual fue la causa, imaginamos que fue una discusión que se origino en la
tienda, pero ha la fecha nadie sabe la verdad ni que sucedió con esos asesinos.
Nunca mas nos han mandado policía o soldados, las fiestas transcurren
normalmente cada año, sabemos que algunos se pasaran de copas y se pondrán
necios, pero los mismos vecinos los controlamos, nos conocemos y sabemos sus
alcances, además siempre hay respeto por los que son mayores, como don Matías,
cuando ellos intervienen lo mejor es comportarse o se corre el riesgo de que la
comunidad entera lo rechace mas tarde.
Me imagino lo que eso representa, es como si lo expulsaran para siempre del
pueblo, ha de ser difícil de enfrentarlo, ¿alguno ha sufrido ese castigo?
Si, una señora Elvira le dio por robar cosas y esconderlas, cargaba
la culpa a otros, cuando la descubrieron ella sola se fue del pueblo y su
familia le repudio , nunca ha regresado ni saben de su paradero.
Otra de las cosas que alguna vez notara es que no tenemos
doctor o dispensario medico como en otros pueblos, seguimos consultando al
curandero viejo que vive a las orillas rumbo al cerro del Chapulín, es muy
acertado porque conoce bien las plantas y remedios, cuando es un caso difícil
nos remite a la capital del estado para que nos vean especialistas y eso casi
nunca ha sucedido, por lo que no gastamos mucho y confiamos en que el nos
mantendrá saludables.
Luisa me hablo mucho de su hijo de catorce años, nacido un año antes del
fallecimiento de su esposo, trabajaba en la tienda de don Refugio y era bueno
con los números, gallardo y bien comportado se notaba que su madre le adoraba
por la forma como lo describía y el semblante de su rostro que denotaba el
orgullo que le invadía la referirse a el como su hijo. Yo le escuchaba
con atención y algunas veces me distraía por el brillo de sus ojos o por la
sonrisa que acentuaba su belleza, imaginando que con ella un buen pintor
aprovecharía para hacerla modelo excelente. Me alegre de que no hubiera
artistas de talento por el rumbo que inquietaran a esa mujer con proposiciones
que seguramente no traerían buenas consecuencias, bien sabía lo que sucedía en
el mundo de las vanidades.
Yo platique algunas cosas relevantes de mi vida, procurando dar una
buena impresión y ganarme su confianza, le dije lo difícil que era para mi
montar en burro y usar los guaraches, el sombrero no era mayor problema, pero
comer sin cubiertos era aun medio problemático. Deseaba conservarla como
una amiga y tener oportunidad de seguir platicando con ella de esas cosas que,
desde su perceptiva, se convertían en algo muy interesante, porque como mujer
veía las cosas diferentes a como lo hacían los varones con los que normalmente
platicaba en el tendejón de don Matí cada tarde. A ella le agrado la idea
de compartir las tardes de los domingos conmigo, me mostraría distintos sitios
cercanos al pueblo, como la cueva del diablo en el cerro del Chapulín, o el
manantial de aguas termales. Sin imaginar siquiera que esa amistad se
transformaría en una relación fuerte que nos condujo al amor de una manera que
antes no había experimentado porque se formo de la admiración, respeto, apoyo,
confianza, desinterés, alegría, tranquilidad y pasión sin presión alguna, pero
eso no lo narrare en detalle porque es como un tesoro que guardo en el cofre de
mis mejores recuerdos.
Lo que si he de contar es como nos hicimos grandes amigos su hijo y yo,
partiendo de su gusto por los números le enseñe los principios del álgebra y
eso me gano su amistad y respeto, pasaba por las noches una hora a mi casa o le
visitaba en la de su abuela, para así tener el gusto de ver a Luisa.
Dibujábamos, hacíamos ejercicios matemáticos, geométricos y
planteábamos problemas prácticos que intentábamos resolver para establecer
pronósticos para la comunidad, como era el numero de pobladores a los próximos
años, el consumo de maíz por poblador, las toneladas de maíz cosechadas en
conjunto, etc. , cosas que le fueron convenciendo que ir a estudiar la
preparatoria y la universidad era un buen objetivo, porque con eso podría
retornar y ayudar a la comunidad mucho mejor. Yo realmente temí que eso
sucediera, el verlo partir rumbo a la ciudad no era algo que me satisficiera,
le exprese mis temores a Luisa y ella simplemente me dijo " el lleva
principios y costumbres que no le dejaran caer en el fango".
Quisiera describir cada detalle de ese pueblo, hasta los mas
insignificantes, porque conforme me fui adentrando en su ambiente, relacionando
con sus habitantes, entendiendo sus formas de pensar, adaptándome a las
costumbres, fui admirando cada vez mas esa forma sencilla de vivir, ese entorno
cargado de historias conocidas, de vivencias compartidas, de trabajo en
comunidad, donde la evolución se demostraba en la felicidad que se respiraba en
cada rincón.
Diariamente al despuntar el alba recorría la pendiente de
cinco o seis metros de desnivel que me separaba del camino principal al llano,
me encaminaba al tendejón de don Matías deseando buen día a todo el que
encontraba, me tomaba un mosquito de limón y me encaminaba a mis labores en el
campo respirando el aire fresco con aroma a hierbas y a nixtamal.
Eso de los aromas era algo muy característico, cada casa y cada persona
tenia el propio, lo fui distinguiendo a medida que mi organismo se fue
limpiando de la contaminación de la ciudad y fue percibiendo con mayor
precisión cada olor. La casa de Luisa tenia un olor a malvas, el tendejón de
don Matías a maderas, porque la estantería, el piso y el mostrador estaban
hechos de este material, pero estaba mezclado con el aroma del anciano que
tantas horas pasaba en ese lugar atendiendo a sus clientes, leyendo la Biblia o
algún libro que seguramente ya había repasado otras veces.
el tiempo de lluvias me resultaba especialmente agradable, no solo porque
marcaba un buen comienzo para la siembras, sino porque cuando se acercaba la
nube dejando caer su cortina de agua sobre el llano, la admiraba siempre
con verdadero asombro, no es algo que se pueda ver en la ciudad, como avanza y
como se escucha en la tierra cual si fuera el trotar de una manada que se
acerca rápidamente. Enterraba las herramientas a buena distancia y me
envolvía en un plástico que preventivamente se lleva en esos tiempos, meditaba
mientras las gotas caían cada vez con mayor intensidad hasta formar un
verdadero torrente que hacia sentirme eufórico, algunas veces con ganas
de salir a mojarme, pero sabedor del frío que después sentiría siempre me
abstuve de hacerlo. El aroma a tierra mojada inundaba el ambiente, era
embriagante, como si el mundo naciera en ese momento y la vida encontrara una
promesa nueva de abundancia y felicidad.
En cierta ocasión me acompaño Luisa cuando llego la tormenta, ella había
ido a recolectar zanahorias en un sembradío cercano a la milpa donde yo
laboraba y los dos nos envolvimos en el plástico, fue una experiencia especial,
note que su aroma se fundía con el de la tierra mojada y con el de las hierbas
del campo, sintiendo que la naturaleza me estaba brindando verdaderos regalos
que me proporcionaban un gozo fantástico, esa tarde le propuse que viviéramos
juntos y ella acepto.
De regreso caminábamos lentamente, abrazados, evadiendo los charcos,
sintiendo el aire húmedo y observando en silencio como el sol se ocultaba en el
horizonte, era como si flotáramos en un lugar mágico , como un sueño del que no
se quiere despertar.
la ceremonia en la iglesia fue breve y sencilla como todo lo
que transcurría en el pueblo, el sacerdote bendijo la unión declarándonos
marido y mujer y con ello la autorización aceptada por toda la comunidad
para que compartiéramos la vida, nos encaminaron muchos hasta la entrada a mi
casa y se despidieron con buenos deseos y gritos de ¡Vivan los novios! no hubo
fiesta ni regalos o arreglos florales, pero ahí se inició la mejor etapa de mi
vida y el motivo por el cual siento que soy uno de los hombres mas afortunados
de la tierra.
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