El jardinero escuchaba quejarse
constantemente a madres que caminaban o
se sentaban a dialogar en las bancas, eran las mismas cosas que se repetían y
él se preguntaba ¿acaso no se dan cuenta de sus hijos son consecuencia lógica
de una educación? Son el resultado
normal de un proceso donde los malos ejemplos y vivir en sociedades enfermas
les hace actuar de la misma forma como actúa la mayoría, siguiendo las
directrices que marca la moda, el entorno, las circunstancias, o al menos, esa
son las justificaciones.
En el fondo la perdida de valores se ha convertido en una pandemia que
amenaza con eliminar los vestigios de las buenas costumbres, del buen
comportamiento, para dejar que el hombre sobreviva en una selva de corrupción
de la que es difícil escapar.
Se ha dejado de lado la fe, la certeza de que existe un creador del
universo, un Dios que cuida de su funcionamiento y nos ha permitido gozar de su
obra sin condición alguna, dejando que nuestro libre albedrío marque la ruta,
pero eso no implica que siempre estaremos bien, las consecuencias de nuestros
actos siempre se verán reflejados en la forma como vivimos.
Mientras el hombre siga creyéndose el rey de la creación y que tiene la
suprema autoridad para hacer del mundo lo que le plazca y comportarse como
mejor le convenga, no tendrá paz, ni encontrara una buena forma de vivir,
porque su razonamiento no esta dirigido por el respeto a Dios y a cuanto por el
fue creado, sino por una visión egoísta, colocándose como el centro del
universo, mientras es incapaz de controlar su propio temperamento, sus
emociones y sentimientos, siendo arrastrado fácilmente por las adicciones , su
ambición y sus temores.
La oración dejo de existir en sus vidas, no forma parte de su diario
accionar, dejando de percibir la luz en las tinieblas, transitando ciegamente
en una caverna formada con la ignorancia de lo mas valioso, el amor y respeto a
para consigo mismo y para los otros.
Cree que la ciencia y la tecnología le han de proporcionar lo necesario
para una vida plena, se afana en aprender y conquistar, en estar a la vanguardia,
ganar dinero y poder, pero no ve que
deja atrás las buenas relaciones, la oportunidad de compartir con otros, de dar
y recibir sin condición de la misma forma como lo hacen los elementos del
universo. La lluvia no solo cae para
una sola planta, un árbol no cobra por el alojamiento a las
aves ni tiene que pedir permiso a la tierra para fincar sus raíces.
La vida debiera ser como un jardín bien
cuidado, donde se cultivaran flores hermosas, arbustos llenos de color, árboles
frondosos y no un sitio donde la basura
se va acumulando.
Retornar por la senda de la oración y la fe es la ruta correcta para un
buen comportamiento, para aliviar los males de la sociedad que hoy esta
gravemente enferma y así tener la oportunidad de gozar del amor y las buenas
relaciones entre padres he hijos, entre amigos y vecinos, en consecuencia ,
vivir en un mundo mejor.
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