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viernes, 25 de diciembre de 2020

Marcas en el alma






 MARCAS EN EL ALMA 


Seguramente se han encontrado con personas de muy mal carácter, de “temperamento fuerte” que forman una especie de reacción en cadena con su influencia negativa en grupos que podían convivir mas tranquilos sin esa actitud que provoca disgustos y  no pocas veces, violencia.

También es posible que hayan escuchado la historia del consejo que dió un gran maestro a su discípulo , “clava un clavo en la cerca por cada vez que te alteres y causes disgustos” , bueno, siguiendo este consejo hice el ejercicio de clavar un clavo en el árbol que yo mismo había plantado cada vez que cometía un exabrupto, causando malestar en alguno de los que conmigo conviven, por supuesto eso me dolía porque yo amaba ese árbol que vi crecer con mis cuidados en doce años, no era fácil tener que ponerle un clavo, por lo que hice todo lo posible para que eso no se repitiera, pero no es tan sencillo dominar el carácter, bien dicen que “quien puede dominarse a si mismo es capaz de dominar cualquier cosa”, así de difícil es y lo pude comprobar, aun cuando mucho me esforzaba, cada vez aumentaban el numero de clavos, hasta que llego el momento en que puse en peligro la existencia de mi querido fresno, entonces opte por meditar cada mañana, orar con devoción para tener la fuerza de voluntad necesaria y vencer mis impulsos negativos, lo hice cada día durante meses y poco a poco logre ya no poner mas clavos.  Me dije a mi mismo, es hora de empezar a sacarlos, uno por cada día que no provoque disgusto alguno, nada sencillo se los aseguro, pero lo fui logrando y observando aquellas heridas en la corteza de ese fresno que no tenia ninguna culpa de mi carácter, de mis alteradas reacciones, me sentí triste por ese daño que le había causado y porque sabía que eso representaba lo mucho que afecte a personas, algunas muy amadas, solo por no controlar mis impulsos, diciendo y haciendo cosas que ahora me causaban gran pena; pero desgraciadamente, no era posible borrar esas marcas, ahí estaban presentes, tal vez con los años ese árbol se recuperaría, tal vez también esos seres queridos me perdonaran , pero eso ya no depende de mi, es una esperanza, ojalá si lo hagan y entiendan que viví un infierno creado por mis carácter violento, que nunca les quise lastimar de la forma como lo hice, que fueron estallidos de cólera incontrolables que tras mucho esfuerzo he podido apaciguar, aunque algunas veces aun siento ese fuego que esta a punto de incendiar mi ser. 

No permitan que les suceda lo mismo, no dejen que les domine la ira,  la furia sin limites que ha provocado tanto daño a la humanidad, intenten dominarse lo antes posible, hagan ejercicios de meditación, de control mental, recurran a la ayuda de profesionales o inventen su propio método para no dejarse arrastrar a esos episodios que después causan lamentación y vergüenza , porque no penoso reconocer nuestra falta de juicio, de cordura, no actuar con el debido respeto a los demás y a nosotros mismos, porque al final es nuestra imagen la que sale dañada, somos los principales afectados por nuestros actos. 


Para todos aquellos que de alguna forma he lastimado con mi proceder, les pido disculpas, pueden estar seguros que me ha dolido profundamente el haberles causado daño, no hay forma de rehacer y cambiar lo que hice, pero estoy tratando con todas mis fuerzas de no caer nuevamente en el mismo error, aprendiendo que puedo estar equivocado, que las otras opiniones cuentan y que debo ser tolerante como los otros lo son conmigo. Creo que estoy por un buen camino y espero seguirlo hasta el final. 

JuanAntonio Saucedo Pimentel 


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