La mariposa posada en el pétalo de una flor ve llegar a Fanny quien después de saludarle le dice que donde nace la inspiración para hacer cuentos, historias que sacudan las consciencias, que regalen ilusiones, esperanza. La mariposa contesta con su dulce voz:
**"El Bosque de las Palabras"**
Es el bosque encantado donde los versos son senderos,
y cada acertijo es una hoja que cae ligera,
subo montañas de metáforas,
mientras navego ríos de tinta sin barca,
sintiendo en mi piel la brisa de las historias.
La gruta del silencio guarda ecos de lo no dicho,
y al cruzarla, tembloroso,
me recibe el valle donde los poetas
tejen lunas con hilos de plata
y bajan estrellas para prendarlas en sus rimas.
Aquí, las flores son palabras recién nacidas,
y el duende anciano, de ojos brillantes,
cuenta cuentos que no tienen fin,
porque la vida es un poema
con mil preguntas
y cada corazón escribe su respuesta
en el aire del bosque,
donde el viento las lleva
y las convierte en canciones.
— *¿Escuchas?* — murmura el duende—.
*La poesía no se lee…*
*se vive.*
**"El Bosque Infinito"**
En este bosque sin fin, las letras danzan,
tejiendo alfabetos de luz y sombra,
construyendo mundos en el aire.
Cada palabra es un universo distinto,
cada frase, un mapa de sueños.
El alma de un niño brilla aquí,
pura como un verso recién nacido,
y el amor—eterno, indomable—
florece incluso en el desierto,
porque la palabra *vive*,
y el silencio se quiebra
cuando un lector, en otro tiempo,
recoge lo que otro dejó caer
y lo hace suyo sin que el autor lo supiera.
¡Ahí está la magia!
La que cruza fronteras invisibles,
la que convierte el polvo en estrellas
y presta voz a lo que nunca existió,
hasta volverlo eterno sin querer.
El duende sonríe, porque él lo sabe:
este bosque no tiene final.
Sus senderos son infinitos,
sus historias, espejos de mil caras.
Aquí, todo es posible:
un susurro puede mover montañas,
una metáfora, resucitar el sol,
y un simple punto final…
**puede ser el comienzo.**
La niña ha escuchado con los ojos cerrados esa respuesta y dice que va a recorrer ese bosque sabiendo que lo que parece malo puede ser solo un regalo para descubrir tesoros.
**"La Niña y el Baúl del Tiempo"**
La niña cierra los ojos.
La mariposa ha hablado:
*inicia tu camino, resuena en su pecho
como un latido de algodón dulce.
Ahora ve el bosque—
**su bosque**—
donde las sombras no son miedo,
sino raíces de luz esperando brotar.
Donde lo que el mundo llama *malo*
es solo un cofre antiguo,
oxidado por los siglos,
lleno de preguntas que brillan como monedas de oro.
(El duende, sentado en un hongo de musgo violeta, susurra:
—*Los tesoros no se encuentran...*
*se descubren al caminar.*)
Ella alza la mano,
toca el aire espeso de promesas,
y siente bajo sus pies:
el futuro no es una línea,
sino un campo de semillas de estrellas.
Cada sueño grande que planta
—con sus risas, sus miedos, sus "y si..."—
es una constelación esperando nacer.
*(Y en algún lugar del bosque,
la mariposa abre sus alas otra vez:
son dos pétalos de tinta negra
escribiendo en el cielo:
**"Sigue.
El mundo necesita
los tesoros
que solo tus pasos
pueden desenterrar."**)*
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*P.D.: ¡Tus palabras ya son semillas de ese bosque! 🌱✨*
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