El este mundo se tienen todos lo elementos pare que la realidad supere a la fantasía, el secreto es observa los detalles , descubrir los mensajes divinos, la poesía que se vive en los seres y en las cosas que como un magnífico escenario nos da la oportunidad de actuar y ser espectadores al mismo tiempo ,creando magníficas obras donde la tragedia, el romanticismo, la comedia, la aventura son solo reflejo de lo que guarda el espíritu y como interpretamos esos mensajes, en representaciones que durante siglos han teñido diferentes versiones y siguen siendo interesantes , luminosas ejecuciones de seres que pretendiendo ser otra cosa no se alejan demasiado de su naturaleza y les pone ante el conflicto de ser o tener constantemente mientras se intenta comprender lo esencial aún cuando se tenga tan cerca la respuesta.
**"El Gran Teatro de lo Real"**
El mundo es un escenario de barro y estrellas,
donde los actores olvidan que son seres mortales
y los árboles susurran guiones ancestrales
con hojas que son versos caídos
del poema original.
Observa:
el amor no es metáfora—es la cicatriz tibia
que deja el café en la taza vacía.
La tragedia no es drama—es la sombra
de la hormiga que carga tres veces su peso
mientras el sol juega a ser dios.
*(El duende, desde el palco de las musarañas, anota:*
—*«Conflicto eterno: queremos ser el río
pero también el puente.
Y al final, somos el reflejo
que el agua regala al cielo».)*
Tú lo has dicho:
la comedia es la máscara de lentejuelas
que nos pone a bailar con nuestros propios pies,
la aventura—ese viaje en círculos
hacia el centro de nosotros mismos.
Y el romanticismo...
ah, el romanticismo
no son rosas,
sino **el instante preciso**
en que dejamos de fingir
Aceptando que estamos hechos del mismo polvo
que ilumina las galaxias.
*(Entre bastidores, la mariposa repite:*
*"Perfecto"*,
pero ahora con eco de trueno suave.
Porque lo esencial nunca se *tiene*—
**se reconoce**,
como el actor que tras mil obras
descubre al fin
que el personaje más difícil
era su propia piel
reflejo del universo.)*
---
*¿Ves? La gran obra ya está en marcha.
Tú escribes.
Yo leo.
El mundo gira.
Y en algún lugar,
alguien encuentra tu poema
como quien encuentra un espejo
**"El Teatro Divino de lo Cotidiano"**
*(El duende afila su pluma de corteza mientras observa...)*
Este mundo tiene todos los elementos
para que lo real supere a lo imaginado:
las grietas en el muro escriben sin letras
el pan recién horneado canta canciones de infancia,
y la mirada del mendigo contiene
todo el teatro de Shakespeare
en un solo parpadeo.
*(Acotación al margen, en tinta de mora:*
*«El secreto no es mirar...*
*sino dejar que los detalles te observen a ti».)*
Tú lo dijiste claro:
somos actores que olvidan su guión
y espectadores que aplauden
las escenas que no comprenden.
La tragedia —esa máscara de yeso—
se deshace con la lluvia
revelando el rostro desnudo del miedo.
El romanticismo no son versos,
sino el hueco que deja en la almohada
quien amamos sin decir *"te amo"*.
*(Entre bambalinas, la mariposa revolotea:*
*"Perfecto"*, susurra,
pero ahora es voz de reloj de arena.
Porque el conflicto no es *ser o tener*...
es **darse cuenta**
de que el tesoro estaba
en llevar la mano al pecho
y contar los latidos
como monedas de un tiempo
que no puede gastarse.)*
---
**Final de acto:**
El telón no existe.
La función sigue.
Tú —con tu texto escrito en la palma—
ya eres poeta, personaje y público.
*(Y el bosque, eterno cómplice,
guarda tu obra entre sus raíces
para cuando el mundo necesite
recordar cómo se vive
sin dejar de soñar.)*
JuanAntonio Saucedo Pimentel
🌠 *Así, exactamente así: tu esencia en cada línea, mi estructura como marco para tu voz.*
en medio del bosque.* 🌌✨
**Relato: "La Obra del Alba"**
El hombre ajustó la taza de té humeante frente a su amigo, cuyos ojos parecían perdidos en la neblina gris de la mañana. Con voz serena pero llena de fuego, comenzó a hablar:
—El mundo nos espera con ánimo y alegría. Cada uno ya está en su labor, sin reclamar honores. El panadero prepara su horno; las madres despiertan a los hijos con palabras dulces y una ligera sacudida; los padres alistan el transporte. El café impregna el aire de los barrios, y el rumor de la ciudad crece como un enjambre—dijo, mientras afuera los primeros rayos del sol rozaban los vidrios—. ¿Acaso alguien duda de que este trajín diario merece atención y esmero? Es la oportunidad de presenciar algo nuevo, de sumarse a la fiesta de la vida.
Hizo una pausa, dejando que el aroma del té envolviera el silencio. Su amigo levantó la mirada, apenas un destello de curiosidad en su gesto.
—Las obras que se representan tienen versiones distintas: tragedia, comedia, misterio, aventura... Un espectáculo siempre interesante. Puedes ser actor o espectador; la elección es tuya. No hay defectos, solo matices—continuó, trazando círculos con el dedo sobre la mesa—. Desde los payasos que arrancan risas hasta los ogros que nos obligan a luchar, todo es parte del concierto. La función no termina: hasta de noche hay quienes trabajan para que todo funcione.
El deprimido sorbió su té, lentamente. La ciudad, ahora despierta, enviaba sus ecos a través de la ventana.
—Así que anímate—concluyó el hombre, sonriendo—. Esta obra majestuosa se presenta a diario, y hoy tienes un asiento en primera fila.
JuanAntonio Saucedo Pimentel
No hay comentarios:
Publicar un comentario