El duende caminaba de noche por el parque rumbo a su casa en un gran roble que estaba en uno de los rincones de aquel sitio cuando escucho sollozos, se acercó y vio a una joven sentada en el césped, la cabeza entre sus manos, casi tocando la tierra, su pelo largo ,negro le cubría totalmente el rostro como una cortina tras la cual quería esconder su dolor, el duende se acercó por detrás y dijo, deja de llorar , que los seres que habitamos este gran parque nos lastimas con cada lágrima que derramas, cuál es la causa de tanto dolor? Ella sin contestó si voltear a ver quien lo preguntaba, déjame en paz,quiero morir, no le importo a nadie, no soy nada. Le duende entonces le dijo
Había una cosa, que no tenía forma, ni color, ni sonido.
Nadie la miraba, nadie hablaba de ella.
No estaba en libros, ni en historias, ni en recuerdos.
Era tan ignorada… que ni ella misma sabía que existía.
Y sin embargo… un día, alguien preguntó:
—¿Qué será eso que a nadie le importa?
Y entonces ocurrió lo inesperado.
Aquello que vivía en la sombra del pensamiento… fue tocado por la luz.
Ya no era “lo que a nadie le interesaba”.
Ahora era el misterio más puro:
¿Cómo puede interesar tanto lo que no debería interesar a nadie?
Y desde entonces, muchos lo buscaron.
Unos para entenderlo, otros para volverlo a olvidar.
Pero ya no hubo marcha atrás.
Porque lo más ignorado…
fue, por fin, descubierto por la curiosidad
Se convirtió en tema para filósofos, para doctores en varias ciencias, los poetas le dedicaron muchos versos, se hicieron obras de teatro para resaltar esa sombra, ese silencio, que se convirtió en la luz más brillante , la expresión que resumía lo eterno.
El duende siguió su camino y la joven de reflexionar unos minutos se levantó buscando quien le había hablado de esa manera ,no vio a nadie, pero se sintió tranquila y dispuesta a seguir luchando por ser aquello que de la nada se transforma en todo.
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